Argentina

Estoy herida. 

Me siento como Sísifo empujando la roca.

 ¿Qué hice para merecer este sufrimiento? 

Albert Camus dice que la lucha hacia las alturas debe hacer al hombre feliz.

 Puede ser. 

Pero, como para el Sísifo Griego, mi trabajo es arduo y doloroso. Día tras día la roca cae. Aun así no pierdo las esperanzas. Pero es muy difícil mantenerlas.

Otras veces soy Prometeo. Y el águila que me devora una y mil veces el hígado, tiene forma de hombres insaciables en el afán de lograr riquezas espurias. Les enseñé a utilizar ese fuego tan peligroso que es el dinero. No todos tuvieron decencia y el país se sumió en el caos. Mientras unos lo cargaban en bolsos que trasladaban a lejanos países, otros luchaban y luchan para mantener la honra y la hombría de bien. 

Qué difícil es aceptar que pude estar a la cabeza del mundo. Pero mis bosques de maderas finas fueron talados, el agua de mis montañas que debía servir para riego y progreso fue contaminada, mis pampas ubérrimas fueron el beneficio de unos pocos.

Me siento, si, como Prometeo, pero no víctima de una Pandora, sino de miles que abren las jarras, de las que salen plagas, dolor, pobreza, crimen. Otras veces, muchas veces, al llegar a la cima como Sísifo, pienso que será la última vez. Que la roca ya no caerá. Que no habrá más niños jugando en el lodo contaminado ni villas malolientes.

Fui rica. Puedo ser tan rica y me veo en la necesidad de mendigar. Quiero mantener las escuelas con decoro, pero no logro el nivel deseado. La investigación a la altura de las grandes potencias y mis científicos se ven obligados a emigrar. 

Los hospitales con instrumentos e instalaciones de última generación y tienen muchas veces las camas sostenidas por ladrillos. Todo. Todo el caos como consecuencia del latrocinio recalcitrante de gente sin escrúpulos. Y ahora, para completar nuestras desgracias, esta maldita peste la covid_19 que azota el mundo y nosotros estamos en él, pero desprotegidos. Nos robaron el dinero de los hospitales, de las camas, de los respiradores. 

Las autoridades que debieran protegernos mienten porque no tienen un plan concreto a seguir. Días y días de encierro, gente que ya no come porque no puede salir a trabajar, que pierde sus ahorros, y lo que es peor muchas veces cae en el pozo atroz de la depresión que destruye familias y lleva muchas veces al suicidio por no encontrar salida. 

Nuestros niños sin clases presenciales y maestros haciendo esfuerzos mayúsculos con clases virtuales para las que no están preparados. Ellos también levantan la piedra.

Hoy todos juntos en la Peatonal Sarmiento o desde nuestro aislamiento por ser personas mayores en situación de riesgo levantamos la piedra. Todos somos Sísifo. Todos somos ARGENTINA .