Aprendimos el valor de ser socialmente responsables
El diputado del Mercosur y exministro de Economía, Gabriel Fidel, analiza facetas vinculadas a las relaciones sociales y comerciales como resultado de la cuarentena por la pandemia de covid-19.
¿Qué acciones, metodologías o nuevas costumbres cree que quedarán cómo resultado de la pandemia en la gestión pública, privada, la educación y el comercio? En los últimos años hemos hablado mucho de la globalización y hemos ido aprendiendo e incorporando culturas, viajes, comidas, información, hábitos de todo el mundo. Pero ahora también comprendimos el otro costado de la globalización y el virus obligará al sistema mundial a repensarse y organizarse de otra manera.
Desde nuestras vidas privadas, la pandemia nos ha replegado a nuestros hogares y eso ha generado la posibilidad de estar mucho en familia como quizás nadie lo había experimentado en toda su vida y eso nos ha ayudado a fortalecer vínculos. Desde la sociedad, estamos aprendiendo la necesidad y el valor de ser socialmente responsables.
Como siempre puede haber excepciones, los clásicos "piolas", pero en una amplísima mayoría estamos aprendiendo la importancia de la responsabilidad en términos sociales. Eso nos ayuda hoy con la cuarentena y con el freno a la propagación del virus y nos va a ayudar en el futuro, si lo incorporamos a nuestras vidas cotidianas y a nuestra vida en comunidad. El valor de la solidaridad también se ha puesto sobre la mesa. La importancia de ser solidarios, con la sociedad en general y con los que tenemos más cerca, nuestros vecinos, nuestros familiares y todos los que nos necesitan, quizás haga que crezca también el voluntariado social.
Finalmente, aislamiento nos ha obligado a incorporar aceleradamente la tecnología y aprendimos forzadamente a usarla. Vamos a salir de la pandemia con una generalización mayor y con la aceleración del uso de muchas herramientas que en nuestro país no estaban tan universalizadas, desde la presencia de internet en nuestras vidas, o una mayor bancarización, hasta la virtualidad en la comunicación o el uso del delivery. Y la generalización no va a distinguir clases sociales, ni pertenencias generacionales o vivir en entornos urbanos o rurales, algo que antes no se había dado.
Esto último va a hacer que crezca mucho más la economía del conocimiento y lo que es muy importante, por un lado va a crecer su penetración e impacto en todos los sectores de la economía y como este será un fenómeno global, también podremos lograr que crezcan las exportaciones de servicios basados en el conocimiento y la tecnología. Y en esto Mendoza no estará ajena.