A los hombres también nos matan, incluso más
Llega un nuevo aniversario de la movilización social por el "Ni una menos" y Emiliana Lilloy formula nuevas reflexiones para el debate en torno a la cuestión de género.
El próximo 3 de junio se cumplirá un aniversario del nacimiento de "Ni una menos". El movimiento surgió como una demanda ante la impunidad, la injusticia y la impotencia frente al fenómeno de la violencia contra las mujeres. Reclamaba y reclama la intervención y responsabilidad del Estado, tanto en su prevención como en su tratamiento. Ni una menos, paren de matarnos, vivas nos queremos y sucesivas consignas reclaman a la sociedad e invitan a todas las mujeres del mundo a sumarse a esta marcha y a este movimiento que pretende que las mujeres dejen de ser asesinadas.
Ni una menos surgió en Argentina pero su reclamo y finalidad es tan universal que no tardó en instalarse en el resto del mundo. Ha generado un cambio en la visión social de la problemática y ha puesto de manifiesto la existencia de una trama de solidaridad y apoyo entre las mujeres.
Lo llamativo, es que sin perjuicio de todo esto, aún subsisten en nuestra sociedad personas que niegan su importancia o que en tono de humor, condescendientemente, o incluso en defensa de no se entiende bien qué, inventan frases similares como "ninguno menos". Otras utilizan la frase para manifestarse en contra de lo que en los países desarrollados ya es un derecho reconocido pero en la Argentina es aún una lucha diciendo "ninguna persona menos"
Lo cierto es que argumentos que niegan la necesidad de realizar acciones que promueva la igualdad y así evitar o detener la ola de femicidios que estamos viviendo se escuchan más de lo esperado. Pareciera ser que mientras más se agrava el problema y mueren más mujeres en manos de sus parejas o ex parejas, algunas personas intensifican también su negación y resistencia a una sociedad menos violenta.
Incluso hace muy poco una representante del partido español VOX negó que existiera la violencia de género diciendo que era un invento de las feministas, y que si éramos iguales ante la ley no debiera haber una ley de violencia de género, y menos tribunales o fiscalía que criminalicen a los hombres.
Y es que es verdad, según la ley somos iguales y también es cierto que mueren más hombres que mujeres asesinados. Según estos argumentos, no tendríamos de qué quejarnos las mujeres. Más aún, deberíamos estar agradecidas de no morir tanto y no cargar con el peso de ser hombres.
Pero defender estas generalizaciones es como anotar todas las muertes que se suceden en la pandemia sin apuntar sus causas y sus contextos. Así, en la misma lista tendríamos a quien muere de un cáncer, por un asesinato, un accidente de auto y otro por covid-19. Podríamos entonces ver si mueren más hombres que mujeres, más personas mayores que jóvenes, más en un hospital que en otro, pero en definitiva nuestra visión estaría siempre sesgada ¿qué conclusiones podríamos sacar o qué cambios nos correspondería hacer?¿Podríamos evitar este tipo de muertes en el futuro? ¿Qué medida podríamos tomar para reducirlas?
Los hombres mueren asesinados más que las mujeres. ¿Pero por qué mueren los hombres, quién los mata y en qué contextos? Las respuestas a estas preguntas ya las sabemos porque nos las dan las estadísticas: los hombres mueren asesinados en manos de otros hombres. ¿Y las mujeres? En manos de los hombres. Está claro que el fenómeno de las muertes no es igual. Mientras que los hombres mueren en manos de otros hombres y asesinan a hombres y mujeres, en la ecuación no hay ni reciprocidad ni manera de compararnos.
Esta realidad tira por la borda otra de las generalizaciones que intentan negar la problemática "La violencia no tiene género". Claro que lo tiene, la violencia de género es un tipo de violencia ejercida por los varones hacia las mujeres por el hecho de serlo. Esto porque sabemos que los contextos en los que las mujeres son asesinadas son muy distintos. Las mujeres estadísticamente hablando, no morimos en riñas, peleas callejeras o en un asalto en el espacio público, las mujeres morimos en manos de nuestras parejas o ex parejas, en nuestros espacios privados, o en manos de algún extraño que como en los dos anteriores, pretenden controlar o gobernar nuestra vida al punto de consumar esa acción quitándonosla.
La violencia tiene género y tiene causas estructurales. Tiene unas causas que están insertas en nuestra sociedad históricamente: la privación de medios de subsistencia, privación de derechos, sometimiento a constantes difamaciones e invisibilizaciones, acumulación originaria de la propiedad y el poder en manos de los varones, la inserción cultural del amor romántico etc.
El feminismo no nació con "Ni una menos". Las mujeres nos hemos organizado en distintas etapas de la historia en diferentes lugares del mundo y con diversos reclamos y reivindicaciones, todas siempre para terminar con la estructura patriarcal de nuestras sociedades que producen y reproduce violencia. Ni una menos viene a expresar un hartazgo, un basta ya de violencia, una nueva rebelión global. Una que nos invita a marchar, a ocupar las calles, para mirarnos de nuevo y reconectar con esa inspiración que nos empuja a seguir trabajando.