Daniel Sieli, veterano de guerra: "Cuando volvimos de Malvinas nos encerraron y nos prohibieron hablar"

Daniel Sieli participó del equipo de comunicaciones argentino durante la Guerra de Malvinas y contó en "Tenés que saberlo" la experiencia en las islas, como así también el antes y el después del conflicto.

Conte, Arguello y Fernández

El 2 de abril se conmemora en Argentina el Día del Veterano y los Caídos en la Guerra de Malvinas y es de suma importancia sostener viva la malvinización de la sociedad para que la memoria de esta gesta no se olvide. El excombatiente Daniel Sieli habló con Gabriel Conte, Evangelina Argüello y Ariel Fernández Lavilla en "Tenés que saberlo", por Radio Post 92.1, y recordó su experiencia en las islas como también el reencuentro con sus seres queridos.

"En 1981 yo egreso de la Escuela de Mecánica de la Armada y hago este curso de las fuerzas especiales con 18 años, cumplí 18 años en diciembre. En marzo nos tocó ir a Malvinas, desembarcar el 6 de abril con los helicópteros Sea King. Especialmente el grupo nuestro era para investigaciones, todo lo que iba a hacer la flota británica o aviones, e informar al continente, en ese momento a Río Grande y a Puerto Argentino, para los ataques y las posiciones de ellos. Por supuesto que el material que teníamos era muy precario, más que nada para lo que encontraban ellos", contó Sieli.

El excombatiente comentó que él manejaba un aparato que enviaba señales a satélites y que el satélite ruso con el que contactaba muchas veces les daba información errónea: "Esto lo detectamos nosotros a partir del 18 de abril. Cuando salieron de la isla Asunción, que se vio cuando la flota paró a cargar combustible y siguió, ahí empezamos a visualizar un poquito mejor. Pero esperábamos 24 horas para tener esa información: de esa información, nosotros comunicábamos al comando y el comando transmitía a toda la flota argentina que estaba en el mar".

Sieli comentó que las visualizaciones se hacían a través de prismáticos y que buscaban que los ataques fueran precisos, además de manifestar que la sensación que los movía era de patriotismo puro: "La sensación que teníamos todos era un patriotismo enorme, heroico, muchos éramos chicos de 18 años, incluso militares en ese momento ya grandes, hoy fallecidos. La sensación era el patriotismo. Hay un video que veo cada dos por tres que compara un chico de 18 años de esa época con uno de esta época y uno dice ‘como hemos perdido esa vocación del patriotismo argentino'. Hoy sacamos una bandera nada más cuando juega la selección argentina, que estamos todos felices y lo reconocemos, pero por ejemplo hoy 2 de abril, que nosotros pedimos que se embandere toda la Argentina para tener ese orgullo de patria, no solamente nosotros, también la gesta sanmartiniana y un montón de cosas que hemos hecho, también las dejamos a un costado".

A su vez, comentó que tuvo la oportunidad de ir a Malvinas pero no quizo: "No fui porque yo dije siempre ‘ese suelo es nuestro y yo voy a entrar con mi documento, no voy a entrar con un pasaporte y unos permisos'", señaló, además de marcar que Malvinas fue una cuestión política: "Nosotros le llamamos gesta, pero en realidad eso fue impuesto más que nada, más viendo cómo mandaban soldados de 18 años sin saber cómo manipular un fusil o tener la experiencia. Pero ahí está el acto heroico de ellos, con chicos de todos lados del país, donde han podido demostrar que justamente los argentinos tenemos esa vocación".

Además, señaló que la guerra te enseña muchas cosas y destacó el valor de la familia, el cual según él se ha perdido: "Extrañar al amigo, a la novia, a la mamá y al papá, que es lo primero que pedimos, eso es lo que ha destruido y los diferentes gobiernos nos han tapado durante muchos años. La malvinización surge para que nosotros y los chicos hagan conciencia de que ahí se defendió la tierra como si fuera que mañana van a entrar a robar a mi casa, es lo mismo. Entonces creo que ahí es donde marcamos nosotros la diferencia que tenemos con muchos pueblos. Yo tengo la bendición de haber conocido a otros pueblos de otros países, estuve en Estados Unidos estudiando dos años y me doy cuenta que los patriotismos son totalmente diferentes".

Por otro lado, el excombatiente destacó la colaboración de países de Sudamérica como Perú o Uruguay y resaltó que, según su mirada, la guerra no se perdió: "Hoy Malvinas está marcado, nosotros hicimos un cese de fuego, no una rendición. La guerra no se perdió porque hoy en cada militar, en cada fuerza militar, sea naval, aeronáutica o de ejército, está marcada en el interior de ellos. Creo que la guerra en ese momento tenía un vuelco importante: Malvinas y el sur argentino es muy complicado con los vientos, con las lluvias, con la nieve, el mismo mar nuestro es complicado para navegar en la zona del sur. Entonces los ingleses no vinieron fácil, nosotros visualizábamos que bajaban vomitando, descompuestos. Tuve contacto con un exmilitar de ellos en 1999, bajó un video, que tengo ese video y a veces los paso en la escuela, de cómo nos veían ellos a nosotros: con mira infrarroja, cómo nos atacaban en ese momento. Eso que tenían ellos y lo que no teníamos, esa mira infrarroja, también nosotros visualizábamos después de las 10 de la mañana, que podíamos hacer un avistaje, cómo estaban descompuestos. Para ellos no fue nada fácil".

Sieli señaló que la colaboración del gobierno de facto chileno le sirvió a los ingleses como un apoyo logístico importante: "Para ellos era muy difícil y más con la valentía de los argentinos, porque realmente todos los argentinos que estaban en la isla, tanto en Soledad como en Gran Malvina, le ponían el pecho a la balas, había muy pocos que iban y retrocedían. Pero al no tener reemplazos y suministros del continente, uno va decayendo y ahí es donde nosotros decíamos ‘¿qué va a pasar?' Ya entregamos nuestras vidas a decir ‘que Dios haga lo que quiera con nosotros'. Pasado ya un mes y días de la guerra ya no teníamos abastecimiento: nos quedamos sin armas, por supuesto sin comida, sin alimento y un montón de cosas que eso influye en la cabeza de cada soldado".

Sobre su partida a las Islas, Sieli contó que es de Bahía Blanca y que el día anterior ya sabía que lo iban a convocar: "Me mandaron al Edificio Libertad en Buenos Aires, ahí es donde nos juntamos todo el equipo. Nos mandaron a Palomar, de Palomar un Hércules hasta Isla de los Estados y de Isla de los Estados en Sea King bajamos en Gran Malvina. Yo me despedí de la gente de Bahía Blanca, de mi barrio Villa Mitre, y me acuerdo que el almacenero me regaló chocolates, que eran riquísimos. Yo le decía ‘no, Antonio, no', y él me decía ‘por favor, llevale y llevale todo esto'. Con mi madre fue una despedida muy emotiva, mi padre estaba en la Armada, ya con 40 años como militar, uno las palpa de chiquito todas esas cosas. Fue emotivo hasta que no supieron más nada qué pasó conmigo, después de 30 días, que ya no tenían comunicación".

Además, contó que una vez en las islas, la comunicación no existía, ni siquiera por carta: "Mi padre era civil, estaba en el taller de armas navales de Puerto Belgrano, y se entera por un capitán de navío que yo estaba en el Hospital Argerich, estuve 28 días ahí. Nos tenían encerrados, en camas, hidratándonos. Me fue a buscar a mí y a tres compañeros más, nos llevó para Bahía Blanca a los cuatro. Nos sacó de prepo del hospital, porque nos tenían ocultos ahí para que no salgamos a la sociedad a hablar de esos temas. Nos prohibieron totalmente hablar de Malvinas, Malvinas no había existido, y nos amenazaban continuamente: si decíamos algo de Malvinas íbamos a tener problemas en nuestras carreras y cosas así, que uno psicológicamente con 18 años y en ese momento con un gobierno militar, uno piensa que puede pasar cualquier cosa".

Además, recordó cómo fueron los primeros instantes una vez que volvió a Bahía Blanca: "Vinimos en lo que le llamábamos los ‘colectivos verdes' de la Armada, y cuando me dejó en la esquina, mi mamá me estaba esperando con dos o tres vecinos y una pancarta que decía ‘bienvenido negrito a nuestro barrio', Mi mamá corrió 50 metros a abrazarme, fue emocionante. Eso fue como a las 10 de la mañana, eso sí lo tengo presente, pero me acosté a dormir a las 2 o 3 de la tarde después de un lindo almuerzo que hizo mi mamá, creo que me hizo milanesa con puré, que es lo que me gustaba. Me quedé dormido y creo que dormí 36 horas. En mi vida dormí 36 horas, hoy creo que duermo 7 horas por día. Por lo que me contaron, mi mamá entró como 10 veces a ver si yo estaba vivo y me mimaba, me tocaba el pelo. Yo no me acuerdo, pero son mimos del corazón".

En esa línea, señaló que ese vínculo familiar es el que se ha perdido en la sociedad actual: "Hoy hemos perdido ese toque familiar hacia nuestros hijos y hacia todo. Y enseñar lo que es la vida y lo que te enseña una guerra. Una guerra es compañerismo, camaradería, si tenés hambre compartir un pedazo de pan, no ser egoísta, sacar todas esas cosas feas que tiene el ser humano. La guerra ha enseñado a convivir diferente, eso es lo que yo pienso que transmite este tipo de conflictos y más siendo uno tan joven. Yo a mis hijos siempre les digo ‘cuando mirés a las personas a los ojos es porque no les debés nada, no le tenés, no le mentís y le estás diciendo las cosas como tienen que ser'. Y así tiene que ser uno".

Finalmente, el excombatiente pidió que se siga "malvinizando" para no olvidar: "Hay que seguir malvinizando para no olvidar esto que han dejado todos estos soldados en esas islas, que tienen muchísimos recursos, porque uno investiga y estudia un poquito, más allá de la plataforma marítima que tenemos que es riquísima en ese sector, es nuestro suelo, es nuestro pedacito de tierra que tenemos que recuperar para poder tener un mar argentino amplio. Es verdad que ahí está habitado por gente inglesa, pero también la gente que hay le gustaría ser un poquito argentino, aunque no lo crean", concluyó. 

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