Rivadavia, Malbec y la "Citè de Vin": tierra de los primeros premios internacionales

"La leyenda de Pouget" en torno a la introducción del Malbec a Mendoza y la reivindicación en torno a su propulsión a participar en ferias internacionales de vino. Gustavo Capone cuenta aquí la historia de una bodega rivadaviense, primera en obtener premios a escala global por sus vinos.


La visión estratégica mendocina

Estamos terminando de brindar por un nuevo aniversario del Día del Malbec. Efectivamente el pasado 17 de abril se conmemora la fecha en que Sarmiento, corría 1853, le encomendó al agrónomo francés Michel Aimé Pouget, la tarea de traer nuevas variedades de vides y adecuarlas a nuestros suelos. Y vaya paradoja que pondera una vez más al visionario sector dirigente mendocino; recién comenzaba la nueva organización nacional, y ya Mendoza a través de su gobernador Pedro Pascual Segura y su ministro Vicente Gil, habían contratado a Domingo Faustino Sarmiento.

Sarmiento conoció a Pouget en Chile. Ambos habían emigrado de sus países natales. La puja entre unitarios y federales había empujado al sanjuanino a Chile, y aquellos avatares revolucionarios europeos de mediados del siglo XIX, acompañados de una fuerte crisis económica y del sector agronómico, hizo que el oriundo de Tours observara en el extremo sur del mundo la posibilidad de "hacerse la América".

Así empezó una parte de la historia. Tras esa contratación oficial, Pouget junto a Justo Castro comenzaron la plantación de variedades de uvas originarias de Francia. Entre ellas el Malbec, proveniente de un antiguo cruzamiento de Magdeleine noir y Prunelard. Ese Justo Castro (compañero de ruta de Pouget) es un salteño que primeramente se dedicaba al comercio de mulas con Bolivia, y operaba en mercados de Potosí, Cochabamba y La Paz. Su negocio de venta de mulas y burros se extendió también a Chile. Sin abandonar esta actividad, y tal vez pensando que la pronta llegada del ferrocarril terminaría con el negocio ganadero, empezó a buscar y pensar en un nuevo rumbo económico. Será su vinculación comercial en Chile con los especialistas franceses René Lefèbvre y Claude Gay, quienes lo estimularon a que ingresara al negocio de producción de uvas y vinos. Por Lefèbvre conoció a Pouget, y así se producirá su llegada a Mendoza, para años después seguir camino a San Juan y convertirse (Justo Castro) en un adelantado de la industria vitivinícola sanjuanina.

Pouget pionero, aunque no el primero

Muchos especialistas corroboran que no fue Pouget quien trajo la primera cepa de Malbec a Mendoza. "Los vinos europeos llegaron a Argentina de la mano de los inmigrantes españoles, italianos y franceses que trajeron las semillas" (Alberto Arizu: "El desconocido origen del vino más famoso de la Argentina" - Nota de Verónica Smink / 16 de abril de 2012). Lo que nadie puede discutir es el bien ganado carácter de "leyenda" de Pouget en el ámbito de la vitivinicultura, pues fue él quien más contribuyó al éxito que logró esta cepa en el país y su posterior exitosa proyección mundial. "Fue precisamente en la Quinta Agronómica donde Pouget investigó las distintas variedades de semillas y descubrió que el Malbec era particularmente apto para el suelo argentino, principalmente en Mendoza" (A. Arizu).

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Lo que nadie tampoco discutirá es que Pouget fue quien más estimuló a los bodegueros argentinos a participar en eventos internacionales, acompañándolos en sus giras europeas. Además, y en ese sentido "uso la denominación geográfica europea para llamar al primer vino de calidad elaborado en Argentina. Pouget lo llamó 'Burdeos', y con ese nombre lo presentó a Argentina y el mundo". (Pablo Lacoste: "El Vino del Inmigrante". CEM - U. de Congreso / 2003).

1895: El vino premiado de Rivadavia en Burdeos

Una muy antigua imagen de la bodega Fresalz.

Una muy antigua imagen de la bodega Fresalz.

Rivadavia de fines de siglo XIX no escapaba comercial, productiva e industrialmente al resto de la provincia. La vitivinicultura empezaba a ocupar un lugar privilegiado, comenzando a extraer enormes ventajeas del aprovechamiento de la estratégica ubicación geográfica, convirtiéndose en un imprescindible articulador del comercio del Atlántico y el Pacífico. También los beneficios impositivos provinciales eximiendo de impuestos a los viñateros que ponderen cultivos en forma "intensiva", más los acuerdos comerciales e industriales con otras provincias sobre aranceles y tránsitos, serán un fuerte incentivo para el sector. Nacerá además una fuerte renovación en las comunicaciones (teléfono, correo nacional, rutas nacionales asfaltadas, ferrocarril, mejores pasos fronterizos con Chile), como así también en los insumos y materiales, lo que redundará en un favorable salto de la vitivinicultura, siendo el amplio abanico de oficios que se abrieron en torno a la industria, un gran movilizador de la economía provincial y local en su conjunto. El mejoramiento en la cantidad y calidad de los "stop" productivos potenciará los mercados y reconocimientos internos y externos.

Llegará entonces un reconocimiento internacional ponderable para los vinos mendocinos. Tal distinción (9 de diciembre de 1895) recayó en la firma del abogado Jorge de Fresalz (concejal municipal en 1892 / 94), y fue nada más, que en la prestigiosa Exposición Vitivinícola de Burdeos (Francia). Es de reconocer también que en esa oportunidad fueron galardonados otros vinos mendocinos: los vinos de la Compañía de Tunuyán.

Una réplica de la distinción y del "Diploma de Plata" fueron entregadas en agradecimiento por su apoyo al gobernador provincial Francisco Moyano en nota de 21 de octubre de 1896 y otra al Municipio de Rivadavia.

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"(...) tenemos el honor de ofrecer al Superior Gobierno de Mendoza, una reproducción fotográfica del Diploma legalizado y de la Medalla de Plata, que nuestra sociedad ha obtenido por sus vinos en la Exposición Vitivinícola Internacional de Burdeos. (...) Pensamos que la distinción tiene interés para la historia económica de la Provincia". Sostiene la nota enviada al gobernador provincial.

La Bodega Fresalz en Rivadavia estaba ubicada muy cerca del Río Tunuyán (sobre el final de calle Chañar. Actualmente funciona en ese lugar la reconocida empresa internacional de soluciones aeronáuticas, escuela y talleres de la familia Cardama: "Aerotec").

Aquella propiedad (bodega y viñedo) de "Jorge de Fresalz y Compañía" fue comprada al francés D' Abril, quien poseía cepas de uvas francesas, base de los futuros vinos premiados. Los D'Abril eran una familia llegada a San Isidro (Rivadavia) en 1863 provenientes de Chile. Eran conocidos de Pouget, quien les habría recomendado radicarse en el este mendocino para continuar con sus proyectos agrícolas. Al igual que Pouget, la familia D'Abril además de viticultores, incursionarán en la horticultura, jardinería, arboricultura y apicultura.

Las vueltas de la historia

Así fue como desde aquellas primeras pocas cepas y honrosos galardones, Mendoza creará vinos Malbec altamente superiores a aquellos de su país de origen. Y a más de un siglo de los reconocimientos en Burdeos para vinos de cepas rivadavienses, hoy el Malbec no solo es "la cepa insignia de Argentina", sino que el país cuenta con más de 43.000 has. de su variedad, estando en Mendoza el 86 % del total de su producción y más de 3.500.000 de quintales sobre un total de 4 millones y algo del país. Generando una gran cantidad de puestos de trabajo y sobre todo millonarios ingresos a la provincia en carácter de exportaciones.

En fin, "vino, enséñame el arte de ver mi propia historia", escribirá Borges en su soneto al vino.



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