Cuántos más pobres e indigentes habría sin programas de asistencia

Un informe de la Universidad Católica Argentina desde su Observatorio de la Deuda Social, indicó que los planes sociales sí le pusieron freno tanto a la pobreza como a la indigencia. Además, midió los efectos de la devaluación de diciembre pasado. Todos los datos y cuadros, en esta nota.

El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) dio a conocer su estudio "Argentina (2004-2023): un régimen inflacionario crónico de empobrecimiento y mayor asistencia social", que se enmarca en el informe de avance "Argentina siglo XXI: Deudas sociales crónicas y desigualdades crecientes. Perspectivas y desafíos".

Allí da cuenta de que "las crisis económicas en la Argentina han tenido un impacto negativo en la pobreza y la indigencia, aumentando la proporción de hogares y población con estas condiciones. Como resultado, la sociedad argentina se ha vuelto estructuralmente más empobrecida, con un sistema económico más heterogéneo y mercados laborales más segmentados".

El objetivo de este trabajo es dar cuenta de la evolución de los indicadores de pobreza e indigencia en Argentina durante el periodo 2004-2023, y de la ampliación que experimentaron los programas sociales durante los últimos años y su impacto reciente.

Algunas de las claves del trabajo dan cuenta que:

  - Debe reconocerse a la pobreza como un problema del país que se arrastra desde hace poco más de cuatro décadas. La falta de capacidad de consumo de más de un tercio de los hogares y la población es un emergente de fallas económicas más estructurales del sistema económico-productivo. 

- Entre 2003 y 2007 creció la demanda de empleo y se recompusieron los ingresos de los hogares, en medio de las políticas heterodoxas que siguieron a la crisis. Así, las tasas de pobreza e indigencia experimentaron una sistemática reducción y volvieron a ubicarse en niveles de la fase macroeconómica anterior. Durante la fase (2007-2010), la economía argentina tuvo una fase más moderada de crecimiento y la indigencia y pobreza volvieron a caer, aunque a un ritmo más lento que en el periodo anterior, como consecuencia de la expansión de políticas sociales compensatorias. Entre 2011 y 2023, más allá de algunos episodios de descenso de la indigencia y pobreza de corta duración, se evidencia una tendencia creciente en la proporción de hogares y personas que registran incapacidad monetaria para acceder a una canasta básica alimentaria o total. Si bien ambos indicadores evidencian una tendencia creciente durante el período 2011-2023, es la pobreza la que registra un incremento de mayor intensidad durante el período. 

- Las tasas de pobreza monetarias tuvieron sus mejores momentos bajo dos escenarios excepcionales y de signos políticos muy diferentes, la primera entre los años 2010 y 2011 y la segunda entre el 2016 y 2017. En ninguno de ambos casos, las mejoras logradas en el bienestar social fueron sostenibles. 

-  Essabido que la emergencia sanitaria por el covid-19 en el año 2020 profundizó aún más el deterioro que se venía ya exhibiendo en las capacidades monetarias de los hogares. 

- Luego, bajo el escenario "inmediato" de postpandemia, la recuperación económica, el aumento de la ocupación, la caída del desempleo y los refuerzos en la asistencia social lograron atenuar o incluso revertir la tendencia creciente de los indicadores de indigencia y pobreza. Pero nuevamente, esta tendencia descendente duró poco. 

- En un escenario crecientemente inflacionario, con evolución de las prestaciones y remuneraciones nominales por debajo del incremento de la canasta básica, vuelve a evidenciarse una tendencia ascendente de las tasas de indigencia y pobreza. 

- El mayor esfuerzo productivo de los hogares y el incremento de la cobertura de la política pública-y no la calidad de los empleos, ni la evolución de las remuneraciones y prestaciones en términos reales- son los factores principales que, depende el período, han logrado atenuar, o incluso por momentos revertir, la tendencia creciente de la indigencia y pobreza por ingresos.  

Cuántos más pobres e indigentes habría sin programas de asistencia

Tasas de pobreza en población según variables de interés

-  Con cada crisis, no sólo aquellos hogares en condiciones vulnerables intensifican cada vez más sus niveles de privación económica, sino que, adicionalmente, parte de sectores medios bajos descienden en sus capacidades de consumo. 

- Se evidencia un descenso de la pobreza entre 2003 y 2007, una caída de menor intensidad en la fase posterior 2007 2010 y, más allá de algunos episodios de descenso de la indigencia y pobreza de corta duración, se evidencia entre 2011 y 2023 una tendencia creciente en la proporción de hogares y población bajo condición de pobreza. Estas tendencias se observan en casi todas las categorías consideradas. Más allá de los vaivenes del indicador al interior de las variables del interés, es generalizado el crecimiento de la pobreza a partir del año 2017, el cual se profundiza con la crisis sanitaria por el ovid-19. 

- Salvo algunas pocas excepciones, se atenúa la tendencia creciente en el actual escenario de postpandemia. Las estrategias familiares de vida, caracterizadas por una intensificación en la búsqueda de recursos económicos-tanto en el mercado laboral como a través de programas de transferencias de ingresos- adoptan durante la postpandemia un papel relevante. 

- La pobreza monetaria se concentra en los hogares de estrato socioeconómico muy bajo (25% inferior), el 68,3% de la población de estos hogares se encontraba en situación de pobreza en el 2023. Si bien estos hogares exhiben una leve recuperación en el 2021, debido a la posibilidad de retomar las actividades de producción y comercialización suspendidas durante el primer año de la pandemia, la misma no es sostenible en el tiempo, ni da cuenta de cambios significativos en las desigualdades estructurales existentes al interior de la estructura socioeconómica.  

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Autopercepción de insuficiencia de ingresos

 - En los primeros años del período considerado (2004-2007), se evidencia una caída en la autopercepción de insuficiencia de ingresos de los hogares. Luego, más allá de los vaivenes registrados en este indicador, se observa una tendencia creciente de la insuficiencia de ingresos evaluada desde la perspectiva de los propios sujetos (2007-2023), siendo este incremento más significativo entre los hogares más desfavorecidos de la estructura social. 

 El estrato socioeconómico tiene una alta correlación con la percepción de ingresos insuficientes. En 2023, los residentes del 69,2% de los hogares de nivel socio-económico muy bajo (25% inferior) expresaron insuficiencia de ingresos mientras que este indicador se reduce al 13,5% de los hogares de nivel socio económico medio alto (25% superior). 

La evolución de la autopercepción de insuficiencia de ingresos da cuenta de una persistencia o incluso una intensificación de la desigualdad medida desde la perspectiva de los propios actores. En los hogares del estrato más bajo, que poseen déficits educativos y/o con presencia de niños/as, es más elevada la auto percepción de insuficiencia de ingresos y estas brechas se mantienen o incluso se acentúan punta a punta del período estudiado.  

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Capacidad de ahorro

 - En los primeros años del período considerado (2004-2007/2008), se observa un incremento en la capacidad de ahorro de los hogares. Luego, más allá de los cambios de corta duración registrados en este indicador, se evidencia una tendencia decreciente en la capacidad de ahorro, siendo la misma generalizada. 

- El estrato socioeconómico tiene una alta correlación con la capacidad de ahorro del hogar. En 2023, los residentes de solamente 2,3% de los hogares de nivel socioeconómico muy bajo (25% inferior) expresaron tener capacidad de ahorro mientras que este indicador se incrementó al 28,4% de los hogares de nivel socioeconómico medio alto (25% superior). 

- La evolución de la capacidad de ahorro por nivel socioeconómico da cuenta de una persistencia o incluso una intensificación de la desigualdad. Entre los hogares del estrato más bajo, que poseen déficits educativos y/o con presencia de niños/as, es muy reducida la capacidad de ahorro. 

-  Las sucesivas crisis económicas deterioran la capacidad de ahorro de los hogares, dificultando cada vez más el retorno a los niveles previos existentes. Estas tendencias, de "pisos" de ahorro cada vez más bajo, son más significativas en los hogares con presencia de otro tipo de carencias no monetarias (bajo nivel socioeconómico y/o reducido capital educativo) .

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Cobertura de los programas sociales y de asistencia alimentaria

  Las transferencias de ingresos y la asistencia alimentaria directa buscan facilitar que los hogares beneficiarios logren satisfacer sus necesidades básicas. Resulta relevante evaluar el alcance de las ayudas económicas durante el ciclo estudiado (2006-2023). Estos programas de transferencia de ingresos y asistencia alimentaria directa se encuentran dirigidas principalmente a poblaciones que han sido especialmente afectadas por las diversas crisis económicas ocurridas en la Argentina como así también por la reciente crisis sanitaria del covid-19.

-  Además de los programas sociales de empleo y transferencia de ingresos existentes con anterioridad a la crisis sanitaria, las transferencias de ingresos en el año 2020 se implementaron a través del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y bonos extraordinarios o refuerzos a la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo (AUH-AUE) y Programa Alimentar. Cabe aclarar que en el año 2022, además de la continuidad e intensificación de algunos de los programas existentes, tuvo lugar también el cobro del IFE 4 o Refuerzo de Ingresos implementado a mediados del 2022. En el recuadro que sigue se especifican los tipos de programas sociales acá considerados. Se excluyen de esta evaluación las medidas de protección laboral, los programas de créditos y/o las ayudas directas a las empresas y trabajadores privados para el pago de las remuneraciones en sectores críticos (ATP) que han tenido lugar durante el ASPO-DISPO en el 2020. 

Cuántos más pobres e indigentes habría sin programas de asistencia

 - La proporción de hogares perceptores de programas sociales evidencia un incremento a lo largo del período analizado (2006-2023), dando cuenta del relevante y creciente papel del Estado para satisfacer necesidades básicas de los hogares y la población. 

Más allá de algunos vaivenes específicos del indicador, el incremento de unidades domésticas cubiertas por políticas de asistencia evidencia un crecimiento sostenido y generalizado en la primera fase del período analizado (2006-2019). En el contexto de crisis COVID-19, en 2020, se implementaron mecanismos compensatorios novedosos, como ha sido el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), bonos extraordinarios a AUH y Tarjeta Alimentar y refuerzos en la entrega de viandas y bolsones de alimentos o el retiro de los mismos de comedores comunitarios. En este marco, aumentó significativamente la proporción de hogares perceptores de programas sociales, tanto en las categorías más desfavorecidas como entre aquellas unidades domésticas mejor posicionadas al interior de la estructura social.

-  Como balance, en el año 2023, la cobertura de los programas sociales es relativamente igual o, dependiendo de las categorías consideradas, incluso algo superior al nivel de transferencias de ingresos y asistencia alimentaria directa existente en la prepandemia. 

Ahora bien, cabe resaltar no sólo la intensificación de la cobertura de programas sociales durante el período considerado (2006-2023), sino también el incremento de la brecha entre las categorías de las variables seleccionadas. Los hogares de estrato muy bajo, con déficits en los niveles educativos y con presencia de niños/as son aquellos que evidencian mayor proporción de cobertura por programas sociales y esto se acentúa punta a punta del período. En 2023, el 35,9% del total de hogares fueron destinatarios de programas sociales. Este porcentaje se incrementa al 61,9% si solo se considera a los hogares de nivel socioeconómico muy bajo (25% inferior) y al 58% de los hogares en los que residen niños/as.

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 Impacto de los programas sociales de transferencia de ingresos en la reducción de la indigencia/pobre monetaria

 - Las transferencias generadas por los programas sociales, en virtud de su focalización, disminuyen los niveles de indigencia y pobreza. En lo que respecta a la reducción de la indigencia a nivel de personas, se estima un efecto "inmediato" de las políticas de transferencia de ingreso (incluyendo las pensiones no contributivas) de entre 5 p.p y 7,5 p.p en los años prepandemia considerados (2017-2019). El incremento significativo de la cobertura en el año 2020 en contexto de ASPO/DISPO explicaría el fuerte aumento del impacto "inmediato" de estas políticas en dicho año, estimando una disminución de la tasa de indigencia de casi 18 p.p. Luego, en 2023, si bien-como es de esperar- se reduce el efecto de las ayudas sociales en la tasa de indigencia, dicho impacto es de 10,5 p.p., superior al evidenciado en la prepandemia. 

- Elefecto "inmediato" de las transferencias de ingreso sobre la pobreza a nivel de personas es menor que el registrado sobre la indigencia. En lo que refiere a la evolución en el tiempo, se observa una tendencia similar a la ya mencionada: menores efectos "inmediatos" de los programas sobre la pobreza durante los años prepandemia, un incremento significativo de dicho impacto en el contexto del ASPO/DISPO del 2020, reducciones posteriores, pero ubicándose-al final del período- en niveles superiores a los registrados en 2019. En 2023, las transferencias de las políticas sociales generaron una disminución de la pobreza a nivel de las personas de 4,4% p.p 

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 Estimación de los efectos del impacto inflacionario posdevaluación: escenario diciembre 2023 y enero 2024

 - La devaluación de diciembre de 2023 incremento marcadamente los precios generales y, por lo tanto, el valor de la CBA y de la CBT. Por su parte, con la intención de paliar la situación socioeconómica, el gobierno incrementó los valores de las transferencias de las políticas sociales. Independientemente de estos esfuerzos del Estado y del incremento observado en las fuentes secundarias de las jubilaciones, pensiones y de los ingresos laborales, se incrementó en forma significativa el porcentaje de población en situación de indigencia y pobreza. 

- Para ponderar el agravamiento de la situación social se realizaron dos ejercicios de simulación en función de los ajustes aplicados a los microdatos de la EDSA del tercer trimestre de 2023. El primero recalcula el nivel de indigencia y pobreza en la situación de incremento de canastas y actualización de ingresos laborales y no laborales de diciembre de 2023. El segundo de los ejercicios reproduce la situación de costos de canastas y los ingresos laborales y no laborales de los hogares de enero de 2024 

 - Con respecto a los niveles de indigencia, como consecuencia de los incrementos del costo de la canasta básica de alimentos y de los ingresos de los hogares, se estima que la población en esta situación pasó del 9,6% observado en el tercer trimestre de 2023 al 14,2% en diciembre de 2023 y al 15% en enero de 2024. Se observa que, en enero de 2024, el incremento de las transferencias en políticas sociales, "amortiguó", sobre todo en los beneficiarios de los programas, el incremento de la indigencia observado un mes antes. 

- Con respecto a los niveles de pobreza, como consecuencia de los incrementos del costo de la CBT y de los ingresos de los hogares, se estima que la población en esta situación pasó del 44,7% observado en el tercer trimestre de 2023 al 49,5% en diciembre de 2023 y al 57,4% en enero de 2024. El mayor incremento lo experimentaron los hogares de clases trabajadoras o medias no beneficiarias de programas sociales

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