Para los vecinos de Venezuela, la migración masiva conlleva costos y beneficios económicos
Un completo informe difundido por el Fondo Monetario Internacional que da cuenta de las implicancias del éxodo venezolano.
Por Emilio Fernández Corugedo y Jaime Guajardo
La crisis migratoria más reciente del mundo se está desarrollando en América Latina, donde el colapso económico de Venezuela y la crisis humanitaria sin precedentes ha provocado una ola de emigración a los países vecinos. Si bien estos países brindan apoyo útil a los migrantes en muchas áreas, los grandes flujos migratorios han tensado los servicios públicos y los mercados laborales en estos países.
Según la organización Response for Venezuelans, que es una plataforma conjunta de la Organización Internacional para las Migraciones y el ACNUR, el número total de migrantes que abandonaron Venezuela llegó a unos 4,6 millones en noviembre de 2019, con aproximadamente 3,8 millones asentados en América Latina y el Caribe.
La migración de Venezuela puede potencialmente aumentar el crecimiento del PIB en los países receptores.
Sin un final claro a la vista de la crisis y en medio de las crecientes tensiones sociales en toda la región, ¿cómo pueden los gobiernos latinoamericanos diseñar mejor una respuesta coordinada que satisfaga las necesidades de los refugiados mientras protege a sus ciudadanos y economías? Lograr este equilibrio será crítico, pero también potencialmente beneficioso.
Nuestra última investigación revela que la migración de Venezuela puede aumentar potencialmente el crecimiento del PIB en los países receptores entre 0.1 y 0.3 puntos porcentuales durante 2017-2030. Las políticas, que incluyen un mayor apoyo a la educación y la integración en la fuerza laboral, podrían ayudar a los migrantes a encontrar trabajos mejor remunerados y, en última instancia, ayudar a elevar las perspectivas de crecimiento para los países que reciben migrantes.
Crisis y éxodo
Desde el comienzo de la crisis, las condiciones de vida se han deteriorado severamente para los 31 millones de habitantes de Venezuela. La pobreza extrema aumentó del 10 por ciento de la población en 2014 al 85 por ciento en 2018. Y la grave escasez de alimentos y medicamentos sigue afectando a la población.
Lo que empeora las cosas es la fuerte caída de la actividad económica, que se contrajo en alrededor del 65 por ciento entre 2013 y 2019. Esto fue impulsado por la caída de la producción de petróleo, el empeoramiento de las condiciones en otros sectores y los apagones generalizados de electricidad.
Mientras tanto, la hiperinflación continúa sin cesar con aumentos de precios mensuales de alrededor del 100 por ciento, rivalizando con otros episodios históricos de hiperinflación.
Frente a estas duras condiciones económicas y de vida, los migrantes huyen de Venezuela y se instalan en países vecinos.
Colombia ha recibido la mayor participación, seguida de Perú, Ecuador, Chile y Brasil. Los flujos migratorios a algunos países del Caribe y América Central han sido aún mayores en relación con sus poblaciones locales, aunque más pequeños en números absolutos.
Según las tendencias actuales, nuestra investigación proyecta que el número total de migrantes podría alcanzar los 10 millones en 2023, aunque con un amplio rango de incertidumbre en torno a esta cifra. Si se realiza, la migración masiva de Venezuela superaría las crisis de refugiados pasadas, por ejemplo, Siria en la década de 2010 o Afganistán en la década de 1980.
Derrames regionales
¿Qué implica un éxodo de esta escala para la región? Se espera que los efectos secundarios de los grandes flujos migratorios de Venezuela ejerzan presiones inmediatas sobre el gasto fiscal y los mercados laborales en las economías receptoras, pero con el tiempo también contribuirían a un mayor crecimiento económico.
En cuanto a las presiones presupuestarias, las naciones receptoras están brindando un apoyo útil a los migrantes en forma de ayuda humanitaria, atención médica básica, educación, validación de títulos educativos y búsqueda de empleo.
Utilizando datos detallados para Colombia en cada una de estas categorías como punto de referencia, las estimaciones sugieren que el gasto público relacionado con el crecimiento de las poblaciones migrantes podría alcanzar alrededor del 0.6 por ciento del PIB en Colombia para 2023, 0.3 por ciento en Ecuador y Perú, y 0.1 por ciento en Chile.
El impacto general sobre el déficit fiscal sería menor de lo que implicaría el mayor gasto, porque los ingresos fiscales también aumentarían a medida que la economía se expanda.
Con el tiempo, se espera que el crecimiento real del PIB aumente a medida que se expande el tamaño y las habilidades de la fuerza laboral, ya que muchos migrantes venezolanos aportan niveles relativamente altos de educación y habilidades. Factores como el idioma y la cultura también pueden ayudar a los migrantes de Venezuela a integrarse más fácilmente en las economías regionales de América Latina en comparación con otros episodios recientes de migración. La expansión de la fuerza laboral también conduciría a una mayor inversión.
Sin embargo, en el corto plazo, la afluencia de migrantes, dependiendo de la velocidad y la escala de las entradas, puede ejercer presión sobre los mercados laborales para absorberlos, desplazar a algunos trabajadores locales y aumentar la informalidad.
Teniendo en cuenta la edad, el tamaño y los niveles de habilidad de los migrantes, así como el hecho de que la mayoría ha tomado trabajos poco calificados en el sector informal, se estima que la migración de Venezuela aumentará el crecimiento del PIB en los países receptores entre 0.1 y 0.3 puntos porcentuales durante 2017-2030.
El impacto en el crecimiento podría ser mayor y más inmediato si los migrantes pueden encontrar trabajo de acuerdo con su nivel educativo, una transición que las políticas pueden facilitar.
Desafíos de política
Un desafío clave para los formuladores de políticas en la región es cómo gestionar la transición en un momento en que sus economías se han desacelerado, y muchos países necesitan reducir sus déficits fiscales.
En el corto plazo, facilitar la integración de los migrantes en el mercado laboral interno y facilitar el proceso para validar sus títulos profesionales o establecer negocios maximizaría el impacto en el crecimiento y minimizaría la necesidad de apoyo público.
Multilateralmente, debe considerarse la cooperación internacional para ayudar a los principales receptores de los migrantes venezolanos con los costos de la asistencia a los migrantes. Las acciones individuales de los países hacia los migrantes, como las restricciones fronterizas, pueden complicar la situación para otros socios, señalando la necesidad de un enfoque más regional.
Mirando hacia el futuro, proporcionar a los migrantes acceso a la educación y la atención médica será clave para garantizar que vivan de manera productiva y larga no solo para beneficiarse a sí mismos sino también a las economías en las que residen.