Más allá de los latiguillos de campaña de Massa y Milei, ¿por qué falta combustible?

La campaña electoral ha servido para ocultar los verdaderos motivos del descalabro energético y la carencia de dólares en el Banco Central y se largan argumentos políticos para sacar ventaja, aun desde el oficialismo, responsable de gobernar.

Argentina produce alrededor de 630 mil barriles diarios de petróleo, de los cuales necesita poco más de 500 mil para satisfacer el mercado interno. Este año, se exportó alrededor del 20% de la producción total: 119 mil barriles diarios. Por lo tanto, el país no tiene un problema de faltante de petróleo. 


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La capacidad de refinación permite que el país sea autosuficiente en gasolina, pero todavía necesita importar entre el 15% y 20% del consumo total de diésel. Lo anterior, es un punto clave para entender el desabastecimiento actual. 

En los últimos meses creció la brecha de precios entre los valores internacionales y los locales. Mientras que la cotización Brent que se toma de referencia en el país está en torno a los US$89, en Argentina el barril criollo de petróleo se comercializa a US$56. Si bien esta distorsión genera un incentivo a que las empresas aumenten sus exportaciones en vez de vender su producción de petróleo en el mercado local, la legislación los obliga a mantener abastecido el mercado interno antes de comercializarlo al exterior. 

Por lo tanto, antes de exportar, las empresas deben ofrecer su producción a las refinadoras locales. Esta operación es controlada por el Ministerio de Economía. Sin embargo, hay un problema con la importación de combustible, ya que las empresas no están obligadas a operar a pérdida. 

En parte, las refinadoras importan lo mínimo e indispensable de buques de diésel para abastecer a sus clientes (las estaciones de servicio), pero si el consumo aumenta por sobre los volúmenes establecidos en los contratos, no tienen incentivos para importar más. 

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Además, las empresas que importan diésel enfrentan un problema adicional. Como el Banco Central no tiene dólares en sus reservas, las refinadoras, además de importar a pérdida, deben recurrir a sus casas matrices para financiar las compras del exterior, aumentando así la deuda comercial. Y aunque el Gobierno prometió facilitar dólares al cambio oficial y las compañías anunciaron una importación de 10 buques, lo que debería ayudar a la regularización de abastecimiento, el problema de fondo continuará mientras dure la brecha de precios, que incentiva a su vez a que los ciudadanos de países limítrofes (como Chile) crucen la frontera para cargar combustible más económico en Argentina. 

El factor YPF La empresa con control estatal estuvo en el foco de las acusaciones recientes por la falta de combustible, si bien Massa buscó defenderla. 

La petrolera es responsable por el 37% de la producción total de petróleo y por el 56% del total de ventas de combustible (nafta y gasoil). La compañía tenía programadas paradas técnicas para realizar mantenimiento en sus refinerías de La Plata y de Luján de Cuyo (Mendoza). 

Se trata de un procedimiento común en la industria, pero que tuvo mayores consecuencias debido a las restricciones cambiarias del Banco Central. Cuando las empresas bajan su capacidad de refinación por los mantenimientos de rutina, se suelen aumentar las importaciones para no afectar el abastecimiento. 

Sin embargo, en los últimos meses el Banco Central también limitó el acceso a dólares a las empresas controladas por el Estado, lo que obligó a que tres buques proveedores de YPF debieran quedar anclados a unos pocos kilómetros de la costa argentina a la espera que se les gire el pago. Desde hace meses, además, YPF sufre las consecuencias de mantener congelados sus precios. 

Mientras que las otras empresas aplicaron al menos tres microaumentos, la compañía con control estatal se mantuvo firme ante el pedido de su principal accionista: el Estado, a través del Ministerio de Economía. Esto hizo crecer aún más la brecha de precios entre YPF y su competencia. Solo en CABA, en algunas estaciones hay más de $30 de diferencia por litro de nafta, mientras que en el interior, la brecha es mayor.

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