"Un acuerdo light y al que le faltan decisiones"
La consultora ABECEB analizó el acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario internacional, al que consideró como "light" y del que criticó que "le faltan decisiones". Radiografía de un acuerdo que, a pesar de esto, generó un estallido en el oficialismo peronista.
La consultora ABECEB hizo una radiografía del acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario internacional, al que consideró como "light" y del que criticó que "le faltan decisiones".
Algunas de las claves de su informe son, textualmente:
- El anuncio de un entendimiento con el FMI y que el gobierno haya pagado el vencimiento de capital es una noticia positiva que descomprime tensiones y ayuda a acotar la incertidumbre. Entrar en situación de arreas hubiera sido un escenario disruptivo con severas consecuencias para la economía argentina.
- No obstante, somos cautos a la espera de precisiones. Todavía faltan los contenidos concretos (letra chica) de la Carta de Intención y del acuerdo con el staff que deberá ser aprobado por el Board (acuerdo final). También falta gestionar los apoyos internos (del ala dura del kirchnerismo y también de la oposición) para que el Congreso avale el acuerdo. Y luego, la Argentina deberá cumplir con los compromisos asumidos, lo cual no estará exento de desafíos dado que el acuerdo con el FMI es un primer paso, pero no resuelve los desbalances macro ni los problemas que acarrea la Argentina.
- El acuerdo con el FMI no modifica esencialmente el escenario base presentado a nuestros clientes, ya que nosotros descontábamos un acuerdo de corto plazo aún pese a las dudas que se suscitaron recientemente.
- Las presiones cambiarias pueden ceder en el corto plazo, pero la tendencia de fondo dependerá de la suerte de las negociaciones en las próximas semanas y de la evolución de la situación patrimonial del BCRA.
La empresa de análisis de datos y tendencias del mercado que dirige el exministro de Mauricio Macri Dante Sica, profundizó, además, lo siguiente (transcripción textual):
- Se recobró algo de pragmatismo: Si bien no se conocieron declaraciones del ala más radicalizada de la coalición gobernante, lo cierto es que el temor que agitó a los mercados estos días (y que llevó al riesgo país a rozar los 2000 puntos básicos y al dólar blue arriba de $220) de no pago del vencimiento de capital con el FMI del 28/01 por USD733 millones no se materializó. El gobierno pagó (y también los intereses del arranque de febrero) y anunció un entendimiento con el FMI que allana el camino a un acuerdo, lo que contribuye a descomprimir tensiones y reducir la extrema incertidumbre, a la vez que acrecienta las chances de construir el ancla para las expectativas que veníamos reclamando.
- Se confirmó nuestra estimación sobre el carácter del acuerdo. La única forma de conciliar las posturas del Gobierno con la del FMI) era vía un acuerdo de corto plazo que cubriera básicamente la gestión de gobierno actual y que dejara abierta las puertas para cambios a partir de 2024 (quizá con un gobierno de otro sesgo). De esta forma pudo sortearse el compromiso de asumir reformas estructurales (laborales, impositivas, etc) que no iban a pasar el filtro político, sobre todo de los sectores más duros. Argentina deberá ir cumpliendo con las 10 metas trimestrales relativamente lights para recibir los desembolsos del acuerdo, quedando por el momento difuso lo que sucederá en el mediano plazo con el repago del préstamo actual y las nuevas condicionalidades que se asuman.
- Se partieron diferencias en materia de consolidación fiscal también en línea de lo esperado. El gobierno hizo concesiones "light" en cuanto a la velocidad y la magnitud de la consolidación fiscal. En lo que hace a 2022, aceptó bajar el déficit primario medio punto más respecto de su propuesta inicial (a 2,5% vs 3,0% del PBI), número que en principio supone una modesta baja de medio punto respecto del déficit primario (sin computar DEGS) registrado en 2021 y que resulta en principio alcanzable sin un gran esfuerzo fiscal de materializarse las proyecciones de crecimiento de la economía en torno a 3% y una ligera recomposición cíclica de la recaudación en términos reales. La reducción del déficit en 2023 luce más dudosa considerando que se trata de un año electoral.
- En materia monetaria, el sendero de reducción de la asistencia monetaria al fisco es lo que genera más dudas. El gobierno se comprometería a usar sólo 1% del PBI de fondeo monetario para el fisco en 2022 (40% del déficit primario) lo que supone que el resto del déficit (1,5% del PBI) deberá fondearse con colocaciones de deuda por encima de los abultados vencimientos que superan los $4 billones este año. En 2021 el mercado financió con 1,6% del producto al fisco, pero favorecido por una elevada emisión monetaria que ahora se reduce por lo que repetirlo será desafiante. Probablemente el mercado exija tasas de interés más elevadas para los bonos y una recalibración al alza de todo el sendero de tasas de la economía.
- La política tarifaria vino con declaraciones del Gobierno y del FMI en distintasintonía: según el comunicado del FMI, se acordó bajar progresivamente los subsidios a la energía, lo cual será esencial para mejorar la composición del gasto público. Según el gobierno no habría cambios en materia de tarifas de servicios públicos, lo que implicaría que los subsidios en términos del PBI deberían subir y compensar con mayor reducción en otros gastos corrientes para alcanzar la meta fiscal ya que se acordó aumentar el gasto de capital. Faltan precisiones para hacer una correcta evaluación sobre este tema.
- Acumulación de reservas y política cambiaria, sin grandes sorpresas: En materia de reservas, la meta de acumular USD5.000 millones de reservas en 2022 (que a priori luce muy ambiciosa) parece razonable si la definición que se toma es la de reservas brutas, considerando que al gobierno le quedará de la refinanciación de los pasivos producto del acuerdo un remanente de unos USD4.500 millones, en concepto de los DEGS. Si la meta (poco probable) se fijara sobre reservas netas, luciría muy optimista. De todos modos, el hecho de que el acuerdo venga con un "remanente" puede ayudar a descomprimir tensiones y evitar un mayor endurecimiento de las restricciones cambiarias y a las importaciones en un escenario que lucía muy apretado. En otras palabras, el cepo y las restricciones a flujos comerciales y financiero siguen, pero podría abrirse la puerta a que no empeoren. En materia de política cambiaria, la estrategia oficial de evitar un salto devaluatorio en el marco de un acuerdo con el FMI es factible al descomprimirse algo las expectativas negativas y toda vez que baje un poco la brecha. Pero requerirá consolidar el cambio de estrategia hacia una mayor aceleración del deslizamiento del tipo de cambio oficial que la observada hasta enero (+2,2%), considerando que la misma luce insuficiente para una inflación instalada arriba de 3%. Habrá que devaluar más (y por arriba de la inflación) para recomponer algo de competitividad.
Inflación: Sin contemplar un programa de estabilización agresivo, el gobierno se aseguró de resaltar (y mostrar el aval del FMI al menos para los grupos internos más duros), que instrumentos más "heterodoxos" como los acuerdos de precios seguirán cumpliendo un rol importante. O sea, todo igual desde la Secretaría de Comercio en este frente con controles y acuerdos "apretando o aflojando" según las circunstancias.