Cómo debería encarar Mendoza el futuro cercano

Los empresas y políticos, tiene que pensar en las condiciones reales que plantea el gobernó nacional, entendiendo que estamos en un escenario desconocido. Escribe Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

Bien sabemos que Mendoza experimentó una caída durante los últimos diez años, acompañando el proceso vivido en la Nación. Desde 2015, el gobierno provincial hizo algunos ajustes de impuestos y, aunque cayó la economía, pudo hacer frente a vencimientos de deuda que no pudo renovar porque no había crédito disponible.

Pero lo cierto es que Mendoza tuvo que asumir que su sector productivo ya no puede esperar más de las arcas del Estado (lo cual es justo desde lo económico y lo social). Y ahora los sectores productivos comienzan a verse frente a la realidad con un panorama muy claro, que no los satisface. Las nuevas reglas del gobierno de Milei les complican la puesta en marcha hasta que la puedan entender.

Tipo de cambio

Uno de los grandes interrogantes es el referido al tipo de cambio. Mientras muchos economistas siguen haciendo diagnósticos acerca del atraso del tipo de cambio y explicando las razones por las que no llegan inversiones, lo cierto es que el gobierno ya a dicho muchas veces que no hará una nueva devaluación, más allá del crawlin peg del 2% mensual que se aplica al dólar oficial.

Por otra parte, algunos analistas locales hace elucubraciones acerca de cuál sería el potencial de Mendoza si tuviéramos un tipo de cambio acorde. Pero ¿acorde a qué? En realidad, y según sus costos, cada empresa tiene un tipo de cambio que mejor le conviene. Las cuentas por sector no sirven porque no tiene la misma productividad las empresas grades, medianas y chicas. Aunque sean eficientes, la diferencia de escalas marca los niveles.

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Pero el tipo de cambio no es el que a las empresas les conviene. En este caso, lo está fijando el estado y, si todo sale como lo previsto, en el primer trimestre del próximo año, se levantaría el cepo y tendremos tipo de cambio libre, fijado por el mercado. Más allá de las definiciones voluntaristas hay que tratar de prever cuál podría ser este tipo de cambio o, al menos, que tendencia seguiría.

En principio, sabemos que el gobierno no piensa devaluar y esperaría que el avance del dólar oficial se encuentre con el paralelo, en baja, en un valor aproximado de $1100. Y ahí podría liberarse el tipo de cambio. La pregunta es qué respuesta darán los operadores. Y realmente no se espera que haya una corrida hacia la moneda norteamericana, además en un momento que el dólar pierde valor en el mundo.

Para los exportadores, ese valor de equilibrio sería mejor que el actual pero no sería lo que esperan. Además, se encontrarán con ingresos de dólares por exportadores y por parte de inversores, sobre todo los que se han presentado al RIGI. Todas las previsiones coinciden que este tipo de cambio no subiría y, en algún momento, el gobierno debería intervenir para que no baje más, aunque siendo un gobierno liberal sería contradictorio.

No hay que olvidar que la regla monetaria del gobierno es emisión cero, por lo que todo el mercado estará atento a las variaciones que pueda experimentar la base monetaria. Si no hay creación de monedas, y sigue ingresando dólares. Tendemos Sobrante de esta moneda y faltantes de pesos. Para esto, el gobierno y el Banco central deberían establecer las reglas para el funcionamiento del sistema de competencia de monedas, pero no habría pesos suficientes para presiona sobre el mercado del dólar.

En realidad, este es un sistema que no hemos conocido nunca. Siempre los gobiernos recurrieron a la emisión monetaria. Y ahora estamos frente a un escenario totalmente distinto. Lo cierto es que, aunque se reconoce el atraso cambiario, se teme que cualquier ajuste de tipo de cambio puede generar una corrida de precios y la inflación neutralizaría dicha devaluación, lo que terminaría siendo perjudicial.

Nuestras empresas frente a la realidad

Muchas veces dije que el problema de Mendoza era que producíamos commodities en el desierto y en minifundios, en una zona de alto riego climático y que esa era la fórmula de la pobreza. Lamentablemente creo no haberme equivocado. Nuestra gente en el sector agrícola trabaja mucho para producir cosas de poco valor en tierras caras y con riego asistido, que también es caro. Es hora de comenzar a revisar para evitar que todo el sector agrícola desparezca arrasado por nuevas urbanizaciones y donde el oasis colapse por los desequilibrios que esto genera.

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Los que exportan tendrán que revisar sus estructuras de costos, analizar sus procesos porque no puede esperar una mejoría significativa en el tipo de cambio. También las estructuras empresarias deberán comenzar a presionar a los gobiernos, nacionales, provinciales y municipales para bajar impuestos, eliminar regulaciones y evitar trámites innecesarios que solo consumen tiempo y generan costos.

Los sectores estatales deben entender que la competitividad es un concepto sistémico. Ninguna empresa puede ser competitiva por sí misma si no se mueve en un entorno competitivo. De lo contrario necesita ayuda y protección del Estado. Hoy el Estado debe adelgazar y debe trabajar dentro sus sistemas para ayudar a la competitividad de las empresas y la mejor calidad de los servicios a los ciudadanos

Mendoza tiene un problema serio y es que los salarios en blanco son muy bajos, comparados con otras grandes ciudades y esto genera una limitación para las mismas empresas. Los empleados calificados ya están cambiando de provincia o de país siendo que, en muchos casos, son egresados de universidades estatales o privadas locales, bien calificadas. Esto afecta su propia competitividad, pero también afecta al conjunto. Y como todos hacen lo mismo, el resultado es malo para toda la economía provincial.

El gobierno se ha lanzado en darle un empujón a la minería y la energía. Esta última es la que puede avanzar más rápido, mientras que la minería requiere de un tiempo de prospección y, si los resultados son positivos, hay que planificar un plan de explotación Antes de comenzar una explotación pueden llegar a pasar 10 años, mientras que, en el caso del petróleo, habría que acelerar las concesiones sobre otras áreas de la pata mendocina de Vaca Muerta donde YPF está haciendo algo, pero sin el entusiasmo que Mendoza necesita.

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Como se ve, es necesario reactivar ahora sectores tradicionales tratando que sean más productivos, que agreguen mayor valor, para salir de la trampa de las commodities. Una forma es, en el caso de la producción primaria, tener productos con certificación orgánica, apto veganos o apto celíacos. Lo cierto es que los empresarios deben empezar dentro de sus organizaciones y trabajar sus sistemas de gestión. A la mayoría les van a pedir certificación ISO 9000, pero también otras normas que tienen que ver con el cuidado del ambiente, y otras que certifican responsabilidad social.

Es muy importante entender que hoy no se ve a las empresas por los productos que hacen, sino que debe mostrar cómo los hace, dónde los hace, cómo trata los proveedores y cómo se relaciona con su entorno. También qué cuidados tiene con el ambiente, cómo cuida a su capital humano, como trata sus residuos. Es decir, hay que mostrar una empresa en un medio social y sus postulados de responsabilidad. Además, deben tener productos que tengan mercado, que sean valiosos para los consumidores y deben ser rentables.



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