La falta de dólares del Banco Central genera temores de devaluación

La existencia de reservas está en límites mínimos y no se sabe con qué criterio el BCRA las distribuye entre importadores y prestadores de servicios. La columna de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

La situación de las reservas del Banco Central es muy delicada y el mercado está mirando con atención la evolución en los próximos meses, porque se plantean escenarios que no son favorables para esperar noticias positivas. En principio, las reservas totales están por debajo de los us$40.000 millones, pero las reservas netas líquidas no superan los us$2.600 millones. El BCRA lleva perdidos más de us$500 millones desde el comienzo del año y las liquidaciones del agro solo alcanzan a us$447 este mes, un 70% menos que en el mismo periodo del año anterior.

Los efectos de la sequía se están haciendo sentir y, según estudios privados, la caída de la cosecha implicará pérdidas de hasta us$16.000 millones. Pero esto, seguramente, se verá agravado como consecuencias de las heladas del sábado pasado que atacó muy fuerte plantaciones de maíz y soja en varias provincias. El superávit comercial de 2022 había caído un 60% respecto de 2021, pero enero 2023 arrancó con un déficit de 484 millones, y esto es fruto de la caída de las exportaciones de granos.

La pelea del ministro Sergio Massa es compleja. Por una parte, quiere evitar que los inversores se vayan al dólar blue y para eso siguen tomando mucha plata en los mercados domésticos, mientras el Banco Central sigue emitiendo Leliq. En medio, el dólar sigue subiendo en el mundo por las subas de tasas en EE.UU. y, por ahora, no hay bajas en los precios de las materias primas porque el conflicto entre Ucrania y Rusia tiene alterados los mercados globales. 

 Argentina, en uno de los peores puestos del ranking mundial de inflación

Dada la emergencia de la economía argentina, todas las variables son muy sensibles. Por la falta de dólares, el ministro inventó los planes Soja 1 y 2 y ahora especulaban con un nuevo operativo, pero están en duda porque la merma de la cosecha no hace aconsejable adelantar las liquidaciones, que harán falta más adelante. No obstante, los faltantes son graves y la situación es crítica, por lo cual es posible que finalmente se lance, pero no podrían recaudar más de us$1300 millones.

También inventaron un sistema por el cual se les reconoce a los visitantes extranjeros el dólar turista, que está casi a $400. El problema es que el gobierno compra esos dólares a ese precio y luego se los vende a los importadores a $200, con lo cual no solo pierde plata, sino que emite más moneda que la que absorbe. Son todos negocios chinos porque, además, los turistas alimentaban el mercado del blue y eso favorecía que el precio estuviera controlado. Ahora, el mercado está huérfano.  

El FMI cambiaría la meta de reservas con Argentina

Por ahora, Massa está en la India, en la reunión de los países del G20 hablando con funcionarios del EE.UU. y con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, ya que pretende que el FMI reconozca que Argentina tuvo perdidas extraordinarias por efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania y pro el ello pediría un aporte financiero no reintegrable por parte del FMI. Por lo menos no le dijeron que no y le prometieron estudiarlo, aunque es un tema urgente que ayudaría en la carrera contra el tiempo para juntar reservas.

También es grave la situación de los importadores, que no pueden efectuar pagos y, eventualmente, deberían tomar préstamos en dólares o recurrir al blue. También es serio el caso de empresas argentinas que tienen personal en el exterior cumpliendo misiones ya que tampoco se le entregan dólares para pagarles los sueldos. Esta semana conocíamos el caso de una empresa mendocina que lleva dos meses sin poder girarles dólares a sus empleados en el exterior para pagarles los sueldos.

Todos estos elementos son los que generan el temor de una devaluación. Esta podría ser medida, como la que se hizo en el último gobierno de Cristina (un 20% que fue neutralizado por los aumentos de precios). Otros piensan en una liberación del tipo de cambio. Pero en realidad ninguna de estas cosas las va a hacer este gobierno. Respecto del próximo gobierno, si la oposición ocupara esa posición, se han mostrado muy precavidos y advierten que primero hay que tener un programa monetario y fiscal que genere confianza ya que de lo contrario se produciría una corrida que sería muy negativa.

A pesar de estas argumentaciones los operadores tienen miedo de que un resultado poco favorable a la oposición genere una corrida hacia el dólar blue para tomar medidas de resguardo y no quedar expuestos en pesos. Dada la experiencia que hubo con el Gobierno de Macri, también los operadores tomarán medidas de resguardo si la oposición gana.

La inflación no tiene paz

El ritmo de la inflación argentina parece haberse reforzado. A las subas generalizadas se le sumó ahora el precio de la carne, que comenzó a recomponerse a fines de diciembre, pero pegó en los bolsillos de los consumidores a mediados de enero. En ese mes el Indec no llegó a tomar medida del aumento, algo que sí está pasando en febrero y se trasladará a marzo, aunque también hay registros de algunos rubros con aumentos muy fuertes en los últimos días, como es el caso de los huevos. Los productores aducen que muchos pequeños granjeros debieron cerrar porque no podían absorber los precios de los insumos principales, como soja y maíz, afectados por factores climáticos.

El índice de enero marcó un 6% y por los datos provisorios que se manejan, febrero tendría un registro similar o levemente superior, con lo que se confirmaría la tendencia de un 100% para el año 2023. El hecho de haber registrado en enero un déficit récord tampoco genera señales positivas para el futuro y muestra los problemas que podría tener el gobierno que, tiene demanda de pesos por el año electoral, pero debería bajar un 5% para cumplir con el FMI.

Como se ve, los Precios Justos no tuvieron ningún efecto porque, además, los mayores aumentos se registraron en precios libres (carnes, frutas, verduras) y en precios regulados (agua, luz, gas, combustibles, transporte público, internet, TV por cable, etc). Los funcionarios siguen desacoplando la emisión monetaria de las consecuencias inflacionarias cuando están íntimamente ligados.

La emisión monetaria de enero fue muy elevada y a pesar de que tanto el Tesoro con sus bonos y el BCRA con las Leliq trataron de absorber una parte, otra quedó disponible en el mercado y presionando la inflación. No obstante, el equipo de gobierno sigue insistiendo con que la inflación de todo el año no superará el 60%, algo que solo ven ellos ya que la mayoría de los consultores prevé un número cercano al 100%.

Por ahora, el Gobierno sigue autorizando aumentos de precios regulados porque son necesarios para que las empresas hagan inversiones y porque hay situaciones complejas en la regulación, como es el caso de las cuotas de las empresas de medicina prepaga, o de las prestadoras de internet, TV por cable o telefonía celular.

La dinámica de los precios presiona sobre los magros salarios ya que la mayoría no consiguió que le actualicen sus salarios al mismo ritmo. Y es en virtud de esta realidad que la caída de la economía sigue firme. El último trimestre mostró una caída y las perspectivas son que se agudice porque, además de la menor actividad agrícola, también hay problemas en el sector industrial, porque no se autorizan importaciones.

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