Mendoza y el desafío de la competitividad: qué hay, qué falta
Rodolfo Cavagnaro analiza puntos cruciales que fueron mencionados en el informe del Ieral y, en forma quirúrgica, da cuenta de potencialidades y deudas de Mendoza con su propia economía.
La semana pasada se presentó el informe anual de la economía de Mendoza que elabora el Ieral, de la Fundación Mediterránea. Como siempre, el informe analiza el comportamiento de los motores de la economía y su posible proyección. No es objeto de esta nota analizar los datos de este valioso informe, pero sí uno de ellos, que parece fundamental.
Este dato tiene que ver con los niveles de calificación de la población empleada.
El informe revela que más del 30% de las personas que tiene trabajo no tiene estudios secundarios completos y este pasa a ser un dato relevante en vistas al futuro. Es que en la medida que el país comience a normalizarse es razonable esperar que ingresen capitales y nuevas inversiones se acerquen a la provincia. Para atraer capitales es necesario tener una masa crítica de personas capacitadas para poder ser empleadas por las nuevas empresas.
El desafío competitivo para el país y Mendoza
Pero lo relevante del informe es verificar que Mendoza hace 15 años que no crece, quizás siguiendo la inercia nacional, pero lo grave es que Mendoza ha ido perdiendo empresas que aportaban mucho al Producto Bruto Geográfico (PBG) y el resto es muy chato, con cada vez menos industrias de alto valor agregado y con todo el poder político y la atención de los medios puestos en la producción agrícola y el comercio.
La producción agrícola de Mendoza es muy particular. Nosotros producimos commodities en el desierto y en minifundios, en una zona con alto riesgo climático y muy bajos nieves de productividad, que fueron estimulados por los gobiernos que, siempre con generosidad, estuvieron dispuestos a subsidiar altos niveles de ineficiencia. Mendoza eligió la fórmula de la pobreza y se puede decir que ha triunfado y ahora no sabe cómo cambiar.
Y el problema reside en las clases dirigentes, no solo política sino también empresaria, sindical y hasta social. Siempre imperó una visión corta, muy populista, de proteccionismo, que atrasó, pero, lo más grave, fue el daño social, porque generaron valores equivocados. Creer que la mayor aspiración fuera un empleo público con estabilidad sin importar cómo se financiaba, diabolizar la inversión privada y echarla cupa a la Nación han sido parte de una manifestación cultural grabada a fuego.
Los tres factores que impactaron en 2024 sobre los sectores económicos de Mendoza
Por supuesto que en la historia existieron empresarios verdaderamente progresistas, que no le temían al riesgo y supieron emprender, así como dirigentes políticos con visión de futuro que pudieron generar políticas positivas, pero en la gran mayoría no ha ocurrido esto y es por eso que hoy estamos administrando un fracaso tratando de poner marcha en otra dirección, aunque no vean los resultados los que las impulsan.
Lo cierto es que ya no podemos seguir haciendo lo mismo porque, de lo contrario, la extensión de la pobreza terminará afectando a toda la población. En el sector agrícola, hay que explicarles bien a los empresarios que el agua tendrá en poco tiempo un costo muy alto y, por lo tanto, no podrán seguir produciendo productos de baja calidad y precio, como uvas criollas. Y, además, no podrán seguir regando a manto, sino que deberán instalar sistemas eficientes de gestión del agua, que es el recurso más escaso del desierto.
En materia industrial hay que ver la forma de comenzar a generar productos livianos, muy pequeños y con alto precio unitario, de manera que se puedan enviar por avión, porque si hay que depender de los puertos, transporte terrestre y tiempos marítimos, se cae en muchos costos, inmovilización de capital por el tiempo muerto y muchos costos de seguros.
Datos demográficos para planificar el futuro
En definitiva, lo que el informe de Ieral nos muestra es la lamentable fotografía de una economía estancada en producciones y métodos productivos antiguos, carentes de actualización.
La industria más avanzada sigue siendo la refinería de Luján de Cuyo que, sola, representa casi el 50% del Producto Bruto Industrial. En los últimos años, fue cobrando importancia el sector servicios, vinculado al comercio y el turismo. Pero, en todos los casos, los salarios que se pagan son muy bajos, salvo excepciones, y el sector comercio, restaurantes y hoteles sigue registrando un elevado número de empleados en negro.
El impulso que el Gobierno le está dando a la minería metalífera es muy importante pero sus resultados se verán, en realidad, entre 10 y 15 años, por los tiempos que llevan este tipo de emprendimientos. Pero Mendoza adeuda algo muy importante y es la baja de impuestos provinciales y tasas municipales. Sería bueno que la provincia se adhiera a la ley nacional de transparencia que exige separar en los precios al consumidor los componentes de impuestos que están incluidos en cada precio. Estas son medidas concretas para mejorar la competitividad.