Exploración minera: las cifras del negocio en el que quiere entrar Mendoza

Es la etapa inicial del proceso minero y en la que menos certeza existe respecto a la recuperación de las inversiones. Quiénes y cuánto invierten en la Argentina y en Mendoza.

En el 2023 en la Argentina se invirtieron US$426 millones de dólares en exploración, registrando el mayor nivel de inversión en la última década en el país de la mano del litio. Tres de cada diez dólares que llegaron al país fueron para exploración de ese mineral.

Aunque continúa el boom del litio, es el momento del cobre y en algunos casos se espera que sea el paso para que finalmente se avance con la construcción de proyectos del metal rojo. En el sector, ven al RIGI como un motor posible para agilizar las inversiones que se necesitan.

Sin embargo, junto a esas inversiones es clave que se desarrollen más proyectos de exploración, que es justamente lo que quiera hacer Mendoza con Malargüe Distrito Minero Occidental. Mientras sigue el análisis del informe de impacto ambiental de la iniciativa del Ejecutivo mendocino, vale darle una mirada a los números de la exploración en el país.

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Mendoza ingresará a un negocio que es complejo desde el punto de vista económico, no sólo por los niveles de inversión iniciales, sino porque son los que mayor riesgo implican para el inversor. Las estadísticas son duras a la hora de hablar de resultados exitosos. Sólo una de cada 100 exploraciones que se inician terminan en mina. Pero lo duro no es sólo el porcentaje, sino el largo período de inversiones que se inicia y no se sabe cuánto durará. 

Dimensionando la exploración con cifras

Históricamente la Argentina nunca concentró más del 3% de las inversiones de la industria minera mundial en materia de exploración, de hecho, en la última década siempre estuvo más cerca del 2%. El 2023 fue un buen año de la mano del litio, que hizo aumentar un 9% la inversión respecto al 2022. Sin embargo, estuvo lejos del 2012 cuando superó los US$500 millones.

Para el caso específico del cobre, estuvo raspando los US$100 millones en los últimos años en cada período. Lejos de las inversiones en oro, las que superaron esa cifra en por lo menos cinco de los últimos diez años. Fueron las que más atrajeron dólares hacia la Argentina en lo que exploración se refiere. De hecho, por cada dólar para cobre, hubo dos para exploración de oro.

En la actual cartera de 160 proyectos que registra oficialmente la Argentina, 23 son de cobre y 15 están en prospección, exploración inicial o avanzada. De esos, dos están en Mendoza. San Jorge en condición de prefactibilidad y Cerro Amarillo en exploración inicial.

En este último caso, podemos dimensionar lo que implica una exploración. El proyecto de Wincul S.A. seguramente necesito entre US$10 y US$15 millones para su primera campaña, con la que sólo alcanzó a perforar cuatro pozos. Tuvo que construir caminos (tuvo demoras en el proceso) y preparar el terreno, aparte de contratar equipos y personal, lo que representa una fuerte inversión para una empresa junior.

Seguramente, lo que perforó no será suficiente para llegar a datos concluyentes sobre la existencia de mineral, por lo que necesitará de más inversión para una segunda campaña cuando mejore el tiempo en primavera o verano. En estos casos, hablamos de inyección de recursos por largos períodos sin la certeza de que vayan a tener retorno. De ahí el riesgo de una exploración.

Para dimensionar mejor, con lo que invirtió una empresa como Wincul, perfectamente se podría financiar una obra como la que pide el intendente de Guaymallén, Marcos Calvente, para reformar el Acceso Este, donde se necesitarían unos US$12 millones. Con estos ejemplos es fácil entender por qué el Estado no debe invertir en minería y deben ser los privados los que pongan sus recursos. No hay certezas de retorno y son cifras muy altas que no se pueden poner en negocios que no aseguren rentabilidad. Eso para quienes livianamente lanzan esas ideas cuando hablan de desarrollo minero, argumentando soberanía u otras ideas.

¿Adónde van las inversiones en exploración?

Mientras la Argentina en la última década estuvo absorbiendo entre el 2% y el 3% de las inversiones mundiales en exploración, los referentes del barrio como Chile y Perú concentran poco más del 7% y el 5%, respectivamente. Por encima de ellos están Canadá, Australia y Estados Unidos.

En el caso de los vecinos chilenos, junto a Ecuador concentran el mayor nivel de inversión en exploración en el mundo por superficie, con más de US$1.000 por kilómetro cuadrado.

Volviendo a la Argentina, las empresas que más invierten en la exploración tienen sus bases en Canadá, Australia y Estados Unidos. En tanto, el 60% de las inversiones en esta etapa del proceso minero corresponden a empresas junior, un 33% a empresas major y un 7% es inyección de recursos de empresas intermedias.

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