Cabernet Franc: celebrando un varietal con historia y futuro en Mendoza
La columna "Vinos & comidas" de Marcelo Calabria, y una edición dedicada al Cabernet Franc, que tuvo su día en la semana.
En diversas ocasiones hemos aprovechado las efemérides vitivinícolas para destacar distintas cepas que se han afincado en Mendoza y, a lo largo de los años, han dado lugar a excelentes vinos. En esta oportunidad, es el turno del Cabernet Franc, cuyo día se celebró el pasado 4 de diciembre a nivel internacional. Esta fecha nos recuerda a Armand Jean du Plessis, Cardenal y Duque de Richelieu, quien llevó esta cepa de vino a la zona de Burdeos, Francia. Cabe destacar que el Cardenal Richelieu fue un célebre y poderoso religioso que ocupó el cargo de Primer Ministro de Francia durante dos décadas, consolidando la monarquía francesa durante el reinado de Luis XIII y desempeñando un rol gravitante en toda Europa durante sus años de ejercicio del poder.
Además de su influencia política, Richelieu también tuvo tiempo para impulsar la vitivinicultura. Como buen conocedor de vinos, introdujo esta cepa emblemática entre los varietales franceses que lograrían reconocimiento en todo el mundo.
Conocido desde sus inicios como Breton, el Cabernet Franc es celebrado globalmente por sus cualidades únicas y su capacidad de adaptación a diferentes terroirs. Esta variedad se adapta mejor a climas cálidos y, aunque es muy parecida al Cabernet Sauvignon, es más temprana y madura muy bien en climas más fríos. Según el informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) de noviembre de 2023, el Cabernet Franc ha demostrado ser una cepa versátil y de alta calidad, consolidándose como una joya en la viticultura mendocina, con gran potencial de crecimiento.
Cabe destacar que el Cabernet Franc ha encontrado en Mendoza un terruño ideal, en tanto su perfil aromático distintivo y su capacidad de adaptación a diversos climas y suelos, le permiten ofrecer vinos de alta calidad que deleitan a los paladares más exigentes. Su historia en Argentina se remonta a mediados del siglo XIX, cuando fue introducido junto con otras variedades europeas, aunque según el informe citado, su verdadero auge comenzó a partir del año 2000, cuando los productores locales empezaron a reconocer sus características únicas y su capacidad de adaptación a los diversos microclimas de Mendoza. En datos: "En 2022 se registraron 1.685 hectáreas cultivadas de Cabernet Franc en Argentina, lo que representa el 0,8% del total de vid del país. Mendoza lidera con 1.370 hectáreas, seguida por San Juan, Salta y Neuquén. Este crecimiento refleja el creciente interés por este varietal".
Su mejor expresión se encuentra en regiones como Agrelo y Pedriel en Luján de Cuyo, como así también en gran parte del Valle de Uco. Estas zonas, con sus viñedos de altura y suelos pedregosos, ofrecen las condiciones ideales para que esta variedad despliegue sus características distintivas. Una de las particularidades del Cabernet Franc es su perfil aromático, que incluye notas de frambuesa, violetas y hierbas frescas. A diferencia del Cabernet Sauvignon, su pariente cercano, es menos tánico y más aromático, lo que lo convierte en una opción atractiva tanto para consumidores experimentados como para aquellos que buscan explorar nuevos sabores.
El desarrollo del Cabernet Franc en Mendoza ha sido impulsado por la dedicación y el conocimiento de enólogos y viticultores locales, y la apuesta de diversas bodegas que han apostado por este varietal, produciendo vinos que reflejan la diversidad y riqueza de los distintos terroirs mendocinos, resaltando no sólo, como expresamos anteriormente, por su calidad, sino también por su capacidad de envejecimiento, adquiriendo con el tiempo una complejidad y elegancia únicas, siendo también de gran valor para crear cortes y blend con malbec, merlot, entre otras, según nos relatan los especialistas.
En los últimos años, el interés por el Cabernet Franc ha crecido significativamente, tanto en el mercado interno como en el externo, y resulta en un ejemplo más de la constante innovación y la adaptación en la vitivinicultura mendocina. Y es que el éxito, en los últimos años del Cabernet Franc en Mendoza es un testimonio de cómo la combinación de tradición y modernidad puede dar lugar a vinos excepcionales.
En cuanto a su maridaje, es un vino que se adapta a una amplia variedad de platos, así sus notas de frutas rojas y hierbas frescas lo hacen ideal para acompañar carnes rojas a la parrilla, y también platos de caza. Por otro lado, se lleva muy bien con quesos semiduros y fiambres embutidos, así como con platos de la cocina mediterránea que incluyen hierbas aromáticas y tomates, y que tan bien se desarrolla en nuestra cocina. Es por ello que nos animamos a decir, desde nuestros humildes conocimientos como consumidores que aquellos que disfrutan de la cocina argentina, un buen asado o unas empanadas mendocinas son el complemento perfecto para un Cabernet Franc de nuestra tierra.
Para concluir, como siempre, nos animamos a recomendar algunas etiquetas de este exquisito vino, desde nuestro lugar de sencillos consumidores y para ello volvemos a mencionar un clásico que hemos referenciado en oportunidades anteriores, uno de nuestros favoritos: el Red Blend de Nicasia Vineyards de Catena Zapata, cuya composición es de 90% Cabernet Franc, 7% Merlot y 3% Petit Verdot. También destaca en este varietal: El Enemigo de Enemigo Wines, perteneciente al Universo Vigil, con un 90% de Cabernet Franc y un 10% de Malbec, envejecido durante 16 meses en barricas de roble francés.
Otro que recomendamos es Pioneer Cabernet Franc de Finca La Celia, elaborado con uvas que se cosechan de forma manual, de crianza un 30% en vasijas de concreto sin madera (para conservar el perfil fruta fresca) y un 70% con un paso por barricas francesas usadas, para luego realizar la mezcla, que se mantiene en vasijas de concreto hasta ser embotellada. Tres expresiones distintas de esta cepa que son un ejemplo de los grandes vinos que el Cabernet Franc logra en terruño mendocino.
Así, estimados lectores, pasó el Día del Cabernet Franc y nos parecía oportuno recordar la rica historia y el brillante futuro de este varietal en Mendoza. Desde sus inicios en Burdeos hasta su consolidación en los viñedos mendocinos, esta cepa ha recorrido un largo camino, demostrando ser una opción de gran calidad que conquista paladares desde la Cordillera de los Andes hacia todo el mundo. Por ello, quisimos destacarlo con este breve relato, porque como siempre decimos: "nada mejor que un buen vino para contar una buena historia". ¡Salud y a disfrutar Mendoza!