El caso que pone a la agricultura en el banquillo de los acusados por la escasez de agua
¿Por qué se habla de cómo la minería dejaría sin agua a Mendoza y no de cómo la agricultura la desperdicia ahora mismo, cuando no hay actividad minera? Un documental de Discovery sobre la situación del río Colorado es una oportunidad para hacer analogías con Mendoza y aprender a cuidar el agua, sin tomar partido por una u otra actividad económica: las dos son vitales. Y el agua también.
Sobran los argumentos en contra de la actividad minera, acusándola de que en un futuro podría dejar sin agua a Mendoza, o bien contaminarla. Pero hay una ausencia total de voces en la discusión pública en torno a los problemas que ya en el pasado (agravados hoy) provoca el uso indiscriminado de agua por parte de la agricultura. ¿Es falso el argumento "ecologista" contra la minería, y solo busca dejar de lado la responsabilidad de los agricultores en usar mejor y preservar el agua?
El asunto es que hoy en día hay agricultores e industrializadores del agro por todas partes hablando, opinando, poniendo publicidades y regalando sus productos a generadores de opinión pública. Y no los hay del otro lado del debate, porque no se ha autorizado ninguna explotación minera. Gana el desequilibrio en el debate. ¿Les exigirán a los bodegueros que sigan tecnificando sus fincas y mejorando el uso del agua como solo algunos lo hacen aquellos que viven de sus mimos? Difícil. Y resulta lógico. Pero mientras tanto, a todo el que habla del potencial minero se lo acalla bajo una serie de acusaciones de corrupción incomprobada o metiendo miedos a niveles hollywoodenses.
Un caso puso ha hace un lustro la importancia del agua para todos, para la vida, sin grietas ideológicas ni grupos de acción creíbles que pudieran desbancar al estudio: la sequía en el oeste estadounidense y el rol de la agricultura en esa tarea. No solo hubo quienes gritaron: se pasó a la acción, se buscaron alternativas públicas y privadas, porque nadie puede prescindir de los cultivos como tampoco debería de los recursos minerales.
El río Colorado, famoso por esculpir el Gran Cañón, se está secando. Así lo puso de manifiesto en su momento un estudio publicado en la revista Science en el que se informa que el caudal del río ha disminuido aproximadamente un 20% en comparación con el siglo pasado.
Para Paul Milly y Krista Dunne, autores del estudio, el causante de esta reducción apunta claramente al aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático, que a principios del siglo XXI ha calentado la región una media de 0,8 grados centígrados y ha disminuido la cantidad de lluvias.
"Con este ritmo de reducción de agua, se espera que en un futuro nos enfrentamos a una situación de sequía extrema en la región próxima al río Colorado", enfatizan los autores en el estudio.
Este 21 de junio el canal Discovery repuso un documental elaborado en 2017 en el que pudo verse y compararse, si se quiere, las situaciones de California y el oeste argentino. Solo había que mirarlo sin prejuicios.
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Allí se indicó que para poder descubrir esta tendencia a la desaparición del agua disponible, los expertos simularon la acumulación de nieve y la escorrentía de agua en la cuenca del río Colorado entre 1912 y 2017, basándose en factores que incluyeron datos históricos sobre temperaturas, precipitaciones y mantos de nieve.
Gracias a estos datos, el equipo observó que el clima más cálido no favorecía la presencia de cobertura de nieve en las zonas de alta montaña que, entre otras cosas, evita la absorción de luz. Según sus datos, "esto provocó que se evaporara más agua en el suelo antes de que pudiera alimentar el río Colorado, disminuyendo el caudal del río".
"Estimamos que la descarga media anual ha disminuido en un 9.3% por grado centígrado de calentamiento debido al aumento de la evapotranspiración, principalmente debido a la pérdida de nieve y la consiguiente disminución de la reflexión de la radiación solar", señalan en el estudio.
Junto a este fenómeno se encuentra la grave sequía que ha afectado severamente al cauce del río, dejando sus dos embalses principales, el lago Powell y el lago Mead, sin apenas alcanzar la mitad de su capacidad total.
Además de este hallazgo, los científicos elaboraron en el estudio una proyección futura del caudal del río en la que destacaron que, si las emisiones de carbono continúan con la tendencia actual, el flujo de agua podría descender entre un 19% y un 31% para el 2050, en comparación con el caudal del siglo XX.
Mientras que, si las emisiones de carbono se reducen de manera que se estabilicen a mediados de siglo, las simulaciones predijeron que el flujo anual del río caería del entorno al 14% y el 26% en comparación con el flujo anual promedio durante el siglo pasado.
Un río vital
El río Colorado nace en un pequeño poblado, conocido como La Poudre Pass, situado a 3.100 metros de altitud en las Montañas Rocosas, al norte del estado de Colorado. Desde ahí comienza su travesía dirección sureste hasta desembocar al océano Pacífico por el Golfo de California.
El problema es que, cuando pretende llegar hasta esa última zona, lo hace de manera tan debilitada que parece un pequeño goteo, tal y como apunta dice Brad Udall, un científico del clima de la Universidad Estatal de Colorado que ha estudiado la cuenca del río Colorado durante 30 años.
Esto ocurre porque durante su travesía debe abastecer a algunas de las ciudades más icónicas de los Estados Unidos, como Denver, Los Ángeles o Las Vegas, por no hablar de las innumerables granjas y demás explotaciones que dependen del agua para la producción de alimento.
Un cambio en el caudal del río, por tanto, podría acabar desplazando o poniendo en grave peligro a las personas y actividades que dependen del río que, en este último caso, están valoradas en mil millones de dólares cada año. Los autores, ante esta situación crítica, reclaman más acción:
"La ciencia es clara como el cristal: debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero inmediatamente. Ahora tenemos las tecnologías, las políticas y la economía favorable para lograr la reducción de gases de efecto invernadero. Lo que nos falta es la voluntad", apuntaron los autores.
California, ejemplo de reutilización
Para los habitantes del estado de California, la reducción del caudal del río Colorado es solo la punta del iceberg de todos sus problemas relacionados con el agua.
Según un estudio encabezado por el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en ingles), tradicionalmente, California se ha tratado de una región severamente castigada por los fenómenos climáticos extremos, sobre todo por aquellos relacionados con las altas temperaturas que han hecho del agua un recurso muy valioso y escaso.
Ante esta situación, los californianos han apostado por la reutilización del agua como el método por excelencia para aprovechar al máximo este recurso. De hecho, según el NRDC, los habitantes de California llevan reutilizando el agua desde hace más de 100 años.
Por ejemplo, en 1910 el agua reutilizada se utilizaba en decenas de municipios con fines agrícolas y en la década de los 70 su uso se expandió hasta lograr los 215 hectómetros cúbicos de aguas residuales municipales reutilizadas al año, de las cuales un tercio fueron destinadas a la agricultura.
En la actualidad, la cantidad de agua reutilizada ronda aproximadamente los 880 hectómetros cúbicos de agua residuales municipales reutilizadas al año. Sin embargo, esa cifra se torna escasa ante el nuevo escenario que presenta el cambio climático y la expansión demográfica de la región que harán que se requiera una mayor cantidad de agua destinada para el uso humano.
En este sentido, la Política para el Control de la Calidad del Agua para el Agua Reciclada ha destacado entre sus objetivos que, ante el aumento de demanda, "será necesario aumentar el uso del agua reciclada en los municipios". Un agua que, según ellos, cumple unos "estrictos controles de calidad" y que pretende ser utilizada "lo máximo posible".
"La Junta Estatal del Agua considera el agua reciclada es lo suficientemente apta como para no impactar negativamente al público, salud o medio ambiente y que idealmente sustituye el uso de agua potable", se lee en la Política para el Control de la Calidad del Agua para el Agua Reciclada.
Debido a la alta calidad que se consigue en esta agua, esta política pretende aumentar hasta 2030 en el estado de California la producción de aguas regeneradas en 2.466 hectómetros cúbicos al año sobre los niveles de 2002. Estas aguas seguirán destinándose a la agricultura en primer lugar, aunque el objetivo de este incremento es recargar el agua de los acuíferos que, posteriormente, serán utilizados para abastecer a la población de California.
"La reutilización del agua proporciona un suministro de agua local confiable que reduce la vulnerabilidad a las sequías y otros fenómenos. Además, puede proporcionar beneficios económicos y ambientales como, por ejemplo, la reducción del uso de energía y contaminación de los ríos", explica el estudio del NRDC.
En Mendoza hay quienes hacen esa tarea desde Irrigación y Aysam, fundamentalmente. Y empresas privadas que aportan sus experiencias, por lo general en modo piloto, explorando hacia la gran escala que requeriría de más apoyo y unidad de criterios.
En España, buscando antecedentes, Belén Benito, directora de Operaciones del Canal de Isabel II destacó en el VIII Congreso Nacional de Ingeniería Civil que," de los 500 hectómetros cúbicos que son tratados anualmente en la Comunidad de Madrid, 16 hectómetros cúbicos son enviados a usos secundarios y 96hm3 lanzados, con una excelente calidad, a los cauces".
Con esta afirmación dejó claro que se trata de una tecnología y procedimiento completamente viable y necesaria para el futuro de nuestra adaptación al cambio climático de la que, además, se podrán extraer nuevas materias primas necesarias en los próximos años.