San Martín y su gusto por la música y los libros
Nuestro héroe máximo era amante de la música y la literatura. Llevó al cruce de los Andes la primera banda que alentaría a nuestros valientes en las batallas y también sus libros para fundar bibliotecas en Chile y Perú.
Fabián Agostini es vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza Filial Maipú y de la Asociación Cultural Sanmartiniana del mismo departamento.
Es profesor de Historia y especialista en la vida y obra de José de San Martín, lo que lo ha llevado a disertar en numerosas oportunidades en el país y en el extranjero.
Fue director del Memorial de la Bandera del Ejército de los Andes desde su inauguración en 2012 hasta el año 2015.
-¿Cómo fue la formación de San Martín desde pequeño?
-La familia San Martín se instaló en el sur de España en Málaga, donde asistió a la Escuela de Náutica, con régimen de internado que quedaba a tan solo tres cuadras de su casa, ubicada en la calle Pozos Dulces. Era una de las mejores instituciones educativas de la zona y además de la formación básica, recibió conocimientos de latín y francés. Los alumnos estaban sometidos a una férrea disciplina, que los preparaba para la vida en el mar, pero José prefirió continuar la carrera militar, por lo que a los doce años fue admitido como cadete en el regimiento de Murcia "El Leal".
En ese regimiento y desde muy jovencito, tuvo los primeros encuentros con la dura realidad de la guerra. Con un bautismo de fuego en África, participó a lo largo de su carrera durante más de veinte años en España, donde fue Infante (los soldados que combaten a pie con el fusil), Granadero (soldados seleccionados para arrojar la granada), Marino (un año en la fragata Santa Dorotea) y finalmente en el arma de caballería, donde demostró grandes dotes de guerrero y llegó a ser teniente coronel.
- ¿Podríamos decir que fue un autodidacta?
-Sin lugar a dudas era un autodidacta, poseía una impresionante biblioteca personal que aparentemente fue una de las más nutridas e interesantes de la época. Si bien era una persona muy austera, invirtió todos sus fondos para comprar libros. Tal es así que cuando volvió a América en 1812, trajo 11 baúles con más de 800 libros. La temática era muy amplia, desde el arte de la guerra, pasando por las más diversas disciplinas, ingeniería, filosofía y literatura. Leía muchos libros en francés, inglés y latín, lo que nos da la idea de una persona muy formada e informada. De hecho, su actuación exitosa en ámbitos políticos, educativos, diplomáticos, nos confirma su gran bagaje cultural.
-¿En qué ramas del arte incursionó?
-La formación artística de San Martín es muy interesante y poco conocida. Pintaba acuarelas, tanto en su juventud como en sus últimos años en Francia, preferentemente de temáticas marinas. Las costas de Málaga donde vivió de pequeño fueron su inspiración; también pintaba abanicos, que vendía para comprar libros. Estas habilidades le permitieron diseñar los uniformes de granaderos y las banderas de los Andes y del Perú.
-¿Fue también amante de la música?
-Don José era muy buen guitarrista, de hecho, estudió con uno de los mejores concertistas de Europa, Fernando Sor, quien no aceptaba estudiantes que no tuvieran ciertas condiciones. Los europeos promovían mucho la formación musical, habitualmente el piano y el violín, pero el prefirió la guitarra, "la plebeya" como la llamaba, con la que acompañaba su voz de bajo, áspera pero afinada. Le gustaba cantar y era buen bailarín, disfrutaba la música y las tertulias de su época. Gracias a esta afición promovió las bandas de música. En Mendoza, se valió de la banda que constituyó don Rafael Vargas con sus propios esclavos. Los envió para formarse en Buenos Aires y además de costear los estudios, les proveyó los instrumentos que hizo traer de Europa. Esta banda amenizaba las tardes dominicales en nuestra Alameda y fue luego el núcleo de la banda "Talcahuano", utilizada para levantar los ánimos y generar el clima marcial en la batalla. Nuestro héroe conocía perfectamente los beneficios de la música para la cultura, para el ánimo y el buen espíritu de las personas.
-¿Cómo utilizó sus dotes artísticas para las estrategias de la guerra?
Hoy sabemos a través de los estudios científicos, la utilidad que aporta una formación en artes. En el caso particular de San Martín, la pintura ayudó a entrenar su ojo, escudriñando el horizonte, copiando un paisaje en la retina y llevándolo al papel o la tela para plasmar la obra. Al dedicarse a un arte realista, que implicaba copiar lo que veía en forma fidedigna, desarrolló un manejo de la perspectiva de las formas y una sapiencia en el alma de la geografía. Esto le sirvió mucho en la batalla, ya que el estudio del terreno permitió a sus tropas un desempeño óptimo en el campo de lucha. Nuestro prócer fue no solo un gran estratega sino un gran táctico y eso es un arte. En el arte de la guerra también salió airoso ya que sus proezas son reconocidas a nivel mundial.
-¿Por qué llevaba consigo una banda de músicos a las batallas?
La utilización de las bandas en la guerra tiene una larga historia. La referencia más antigua aparece en la Biblia con el episodio de las famosas trompetas de Jericó, o en los espartanos la Lira de Tirteo que exhorta a la victoria. Los romanos tenían combatientes músicos llamados aenatores. Pero es en la época moderna, donde personajes que nuestro prócer conoce y admira empezaron a usarlas de manera regular y efectiva. Algunos ejemplos son Federico II de Prusia, gran estratega y además músico y también Napoleón Bonaparte a quien San Martín admira y cuyas acciones conoce de primera mano.
El objetivo de las bandas era proyectar las voces de los comandantes con instrumentos, ya que no se oían por el ruido de los fusiles y cañones. También servían para acompasar la marcha, estimular la moral de la tropa e incluso amedrentar al enemigo.
En Mendoza quiso procurarse una banda para el ejército de Los Andes y para ello se valió de la que constituyó don Rafael Vargas, este importante hacendado a quien nombramos recientemente. La banda cruzará la cordillera, ejecutará por primera vez el himno en las grandes alturas y participará en la batalla gracias a la cual recibirá su apelativo: "Talcahuano". Este enfrentamiento consistió en un asalto a la fortaleza del mismo nombre en el sur de Chile, que tanto costó lograr.
En la actualidad la "Talcahuano" es recreada por el Regimiento de Infantería de Montaña RIM 11 de Tupungato. Sus integrantes usan el uniforme histórico de "Los Leones Invencibles de Las Heras", y ejecutan el cambio de Guardia en el Memorial de la Bandera del Ejército de Los Andes, frente a Casa de gobierno.
-¿Logró que en Mendoza hubiera música para la sociedad del momento?
-Claro que sí, imaginemos que José de San Martín había llegado de Europa, de la esplendorosa Málaga frente al mediterráneo y estaba acostumbrado a la hermosa cultura musical andaluza. La Mendoza que encontró en ese momento era muy aburrida, con largas siestas, casi sin árboles, así que se preocupó por generar cambios en el aspecto de la ciudad y proveer un poco de entretenimiento. Es por eso que amplía la Alameda con su glorieta y es allí donde la banda de don Rafael Vargas amenizará el ambiente con temas musicales variados. La cultura y la educación son muy importantes para nuestro héroe máximo e hizo todos los esfuerzos posibles para promoverlos en los lugares donde estuvo.
-¿Qué sucedió con su rica biblioteca?
-Como dije anteriormente venía transportándola desde Europa. Hay que imaginar el esfuerzo logístico que supuso en 1812 acarrear 11 baúles llenos de pesados libros, descargarlos del barco a las barcazas, colocarlos en varias carretas, ya que ocupaban mucho espacio y emprender el viaje por tierra. Sabía que, lo que lleva consigo, era un rico tesoro pues dijo: "La biblioteca, destinada a la ilustración universal, es más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia". Es por eso que la trasladó primero a Mendoza y donó una parte para la creación de nuestra biblioteca. Continuó cargándola por la cordillera hacia Santiago, donde hizo la cesión de otra parte para fundar la biblioteca de ese lugar. Finalmente la transportó a Lima para hacer posiblemente la más importante de las donaciones. Lamentablemente estos ejemplares que fueron celosamente custodiados se quemaron luego en un gran incendio.
-¿Una reflexión final?
-San Martín fue uno de los grandes guerreros de la Historia y poseía además una vasta visión integral. Sabía la importancia que tienen la cultura, la educación y el fomento de las artes para el desarrollo de los pueblos. Es por eso que llegó a América munido del sable corvo y sus baúles repletos, elementos con los que logró la independencia de tres países. El sable para liberar los pueblos y los libros como cimiento para fundar su nuevo destino.