El desafío de volver a vieja cámara de fotos
El elemento principal de la fotografía, es la luz que emiten los objetos y uno puede captar. Con los rollos de las viejas cámaras se dispone solamente de 30 disparos, no son ilimitados como los de un celular, pero tienen su magia
Liliana Contrera nació en Misiones, aunque vive y trabaja actualmente en Buenos Aires. Se formó en la "Escuela de Arte Fotográfico" de Avellaneda y estudió además Fotoperiodismo en la UBA y Antropología Visual. Es discípula de Carlos Bosch y Adriana Lestido. Ha participado en muestras artísticas en nuestro país y en el extranjero, como fotógrafa y como curadora. Ha sido invitada a exponer en España, Alemania, Italia y Brasil. Desde 1997 se desempeña como docente en talleres de fotografía analógica y de ensayo fotográfico, con un enfoque particular en revisión de trabajo y seguimiento. Entre 2012 y 2017 fue editora artística de la revista "Pecado". En esta charla refleja todo su amor por la fotografía.
-¿Cámara analógica y cámara digital: cuáles son sus diferencias?
-Una cámara analógica (también llamada hoy retro o vintage) necesita incorporar en su interior un rollo o carrete sensible a la luz. Cuenta con un obturador que al abrirse expone la película a la luz y captura una impresión. Luego las imágenes deben seguir un proceso químico de revelado. Las cámaras digitales o los celulares poseen pantallas para ver y corroborar las fotografías tomadas y deben poseer una memoria interna o externa para guardarlas.
-¿Lo análogo versus lo digital?
-La fotografía analógica permite capturar cosas que no se vieron en el momento, tomas que registran movimiento y generan una imagen particular, rozando lo místico. Hay errores, errores que se registran y pueden permitirnos aprender, estar más atentos la próxima vez. En contrapartida, las fotos sacadas con nuestros celulares, siempre saldrán en forma correcta, hay muchos filtros y ayudas tecnológicas para lograr muy buen resultado.
Lo analógico casi obliga a incorporar el error (que es parte de la vida y nuestro aprendizaje en este plano humano), ayuda a trabajar la ansiedad, la frustración y a fortalecer la paciencia. Es una técnica que demanda a la persona a estar aquí y ahora, a tomarse un tiempo, a observar y decidir el momento adecuado para proceder al disparo. Implica pensar, valorar y trabajar la seguridad y confianza en uno mismo. Hoy el común de la gente quiere o cree necesitar las cosas muy automatizadas y en este preciso momento. Esperar la foto templa bastante, de la otra manera, normalizamos que todo debe pasar por la tecnología.
-¿Foto de celular versus foto analógica impresa?
-La mayoría de nosotros crecimos con la fotografía análoga y fuimos pasándonos a la digital. Ahora bien, al enfrentaros a una foto en papel, pasados los primeros segundos, podemos sentir que estamos nuevamente allí. Nos emocionamos porque muestra lo más parecido a lo que se vivió ese momento, la situación del entorno, cómo nos sentíamos. Nos lleva a una conexión sentimental, nos transmite más humanidad. Nuestra memoria se alimenta de imágenes.
La foto digital está corregida automáticamente. Provoca un placer instantáneo, es más vendible y tiende a la perfección sin demasiado esfuerzo.
-¿Qué conlleva el retoque digital de las fotos?
-Creo que vivimos en una sociedad vanidosa y el uso de la tecnología sirve para incrementar esa vanidad. Creamos nuestros propios avatares y ambientes porque nadie quiere mostrar su propia realidad: vivo en esta casa, mis paredes son así, tengo arrugas y canas, etc. Se intenta mostrar una existencia cotidiana que no es tal.
Las fotografías digitales permiten retocar las facciones, por ejemplo. Esto puede acarrear, me parece, dos situaciones negativas. En primer lugar, cuando me miro en el espejo cada mañana, ¿qué veo?, ¿lo que quiero ver o lo que hay? Luego, con filtros y artilugios, me afino la cara, quito manchas de la piel, etc. y me reúno con un hombre de negocios, a quien envié un CV que incluye mi foto retocada. La persona que tendremos enfrente, apreciará indefectiblemente las diferencias entre lo que muestro y lo que soy verdaderamente. En esa circunstancia puede resaltar y entreverse el margen de lo que intento ocultar o mi inseguridad. Percibo que actualmente existe una gran tendencia a mostrar lo que quiero y no dejar ver lo que realmente soy.
-¿La gente imprime sus fotos?
-La mayor parte de la gente no posee fotos impresas de los últimos 15 años para acá. Estamos frente a una extensa generación de personas que no tienen registros en papel de sus recuerdos. La materia foto no existe. Es probable y quizás triste, que una persona de 15 años de edad nunca se haya visto en una foto papel.
Imagino que a muchos les ha sucedido, contemplar una fotografía y dar un salto a ese momento de espacio-tiempo. Recordar el cuadro que estaba colgado detrás del cumpleañero, poder rememorar la gaseosa que se tomaba en ese momento, la comida que se servía, la ropa y los peinados que se usaban, etc. Considero importante mantener la práctica de imprimir, para seguir manteniendo una relación con los recuerdos.
En el momento cúlmine del revelado
-¿Qué propondrías?
-El álbum fotográfico se va armando de a poquito, el de la abuela se gestó durante muchos años. Una propuesta podría ser comenzar a imprimir solo 5 fotos por mes, de las que sacamos con nuestro teléfono. El consumo parece a veces irrefrenable y sería bueno incorporar uno más inteligente. Otro desafío importante sería elegir qué revelar, porque antes con 36 disparos era fácil y ahora con 250 se hace mucho más difícil.
Cuando digo que hago fotos, las personas mayores me traen sus álbumes y me cuentan su vida a través de las imágenes. Ese traspaso de vivencias es posible gracias al papel impreso. Es inmenso el valor que tiene la caja con fotos o el álbum que se encuentran en los hogares de nuestros abuelos o tíos.
Aliento a todos a imprimir, a no perder el objeto, porque es la forma de dejar el legado nuestra historia. Si nos quedamos sin celular, perderemos entonces nuestra memoria, los registros de tantas situaciones vividas. ¿A cuántos les habrá sucedido ya? Además, tener guardados nuestros recuerdos en la nube digital no es infalible, todo puede perderse de repente y desaparecer para siempre. La foto en papel se mantiene en el tiempo, se busca y se encuentra. El álbum familiar es algo que podemos compartir con las generaciones que vienen.
-¿Hay mucha gente interesada en la fotografía análoga?
-Sí, veo gente de 20 y tantos años que llega con la cámara que usaba su mamá. Están queriendo volver a esa práctica "antigua", se encuentran incursionando. Compruebo con agrado que pasan trabajando gustosos dos horas en oscuridad y silencio, sin prestar atención a sus celulares. Es un momento muy cercano a la introspección, porque las formas que ellos capturaron aparecen al sumergir un papel blanco en líquido. Este proceso se convierte siempre en un momento mágico, realmente los invito a vivirlo.
Lili en el proceso
Cualquier actividad que nos vincule con algo humano, atrapa y cautiva. Creo que no sucede lo mismo estando todo el tiempo conectado con una pantalla, como en la actualidad.
-¿La fotografía analógica es una práctica cara?
-Es una práctica un poco cara en Argentina, casi todo es importado, aunque algunos químicos se consiguen acá. A veces el costo se utiliza como excusa para no intentarlo y habiendo sobrevivido al 2001, puedo asegurarles que si se quiere se puede. Sucede algo hermoso entre mis estudiantes. Los que vienen a un curso forman comunidad, compran los materiales en grupo y comprueban que siempre se va adelante con la ayuda del otro. Es una práctica valiosa y movilizadora porque ya se sabe que solos no llegaremos a ningún lado.
Contacto para consultas o apreciaciones: @talleresanalogicos.