Opinión

Minorías hormonadas vs libertarios hormo-nabos

La "batalla cultural" entre los fundamentalistas del prejuicio y el nulo apego a los datos.

Hernán Bitar

El gobierno se metió de lleno en la batalla cultural contra la ideología de género, aunque con falta de datos. Del otro lado, vociferan "mi cuerpa, mi decisión" pero tampoco aparecen dispuestos a decidir, sin que los costos los pague el Estado.

En los primeros kilómetros de salida de "Wokenistán", las contradicciones están a la orden del día, cuando en el debate por la identidad de género, todo se trata de si la cuenta la paga el Estado o si finalmente a cada cuerpo le cabe su propia decisión, y por ende los costos.

Claramente, pifia el gobierno al anunciar la modificación vía decreto de algo escrito en la ley 26.743 (o de identidad de género) pero también al no explicar en números, quiénes son los que financian "a las y los" que reclaman por la anarquía de los cuerpos, contra la derecha, a favor de Palestina y en contra de Trump y Elon Musk, pero que jamás comprendieron lo que es asumir un costo sin la chequera de papá Estado.

También pifió Milei en ponerse más trumpista que Trump, cuando puso en agenda un tema por el que la gente, presumiblemente no lo votó. "O sea, digamos"... se lo votó para arreglar la economía, que baje la inflación, se pueda ahorrar libremente en dólares, sin cepos y con libre comercio. 

En resumen, el presidente Milei se embarulló sólo desde Davos para acá. Y como la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa, bien le podría preguntar al socio-eventual, Mauricio Macri, cómo le fue en 2018, cuando promovió el debate por el aborto legal, seguro y gratuito. Tiro en el pie por mostrarse "empático", con un sector del electorado que por definición, no lo votó ni lo votaría jamás.

Subir al ring a las minorías, no es más que subirles el precio. De hecho, en #TenésQueSaberlo, el programa insignia de Radio Post 92.1, tuvimos la oportunidad de hablar con el Dr. Pablo Ferrada, responsable del consultorio de hormonizacion de personas transgénero del Hospital Central de Mendoza.

Identidad de género: cómo se aborda en Mendoza y qué tratamientos se pueden recibir

Ferrada con apego a los datos, indicó que en Mendoza actualmente 1000 personas se encuentran bajo el tratamiento de hormonización en el Hospital Central, el único centro público que cuenta con un programa de estas características. ¿A nivel país? No sabemos cuántos son, ni vale la pena sospechar.

¿Y el resto qué? 

Si una persona con dudas sobre su identidad de género tiene una posición económica acomodada, que hoy es tener un sueldo digno y trabajar en relación de dependencia en el sector privado con obra social incluida, será justamente la obra social o prepaga, la que deberá cubrir el 100% del tratamiento, ya que el programa fue incluido en el Programa Médico Obligatorio (PMO) bajo la Resolución 3159 del año 2019.

Entonces, hay al menos tres planos de discusión para el combate entre Hormonados y Hormo-nabos, que ninguno parece haber podido responder:

Primero, ¿cuál es el costo real de los programas de hormonización que paga el Estado Nacional y cuántos son los fondos que envía a las provincias para que puedan afrontar esos programas?

Segundo: ¿Porqué las minorías que vociferan "mi cuerpo, mi decisión" o "religión y Estado, asunto separado", como proclamas de anarquía de los cuerpos y mentes progres, no les entra en la cabeza que ese cuerpo y decisión tiene un costo social, que valga la redundancia, no toda la sociedad está dispuesta a financiar?

¿Por qué no pueden explicar que si se trata de una decisión del fuero íntimo/personal, no debe ser el Estado el que les financie tamaña decisión?

Tercero: ¿Por qué un menor es maduro para votar, pero en la lógica del gobierno no es lo suficientemente consciente para tomar una decisión sobre un eventual cambio de género?

Además por la inversa, ¿cómo es que un menor puede decidir sobre su identidad de género pero no puede discernir si matar o robar está mal y ergo terminar preso?

El problema de base a la salida de "Wokenistán" pareciera ser que los bandos están debatiendo en base un fundamentalismo extremo y una ignorancia supina de datos.

Trump, Milei y la salida de "Wokenistán"

Sí hay un dato real y concreto: mientras el gobierno hace esfuerzos por mostrar el camino de salida de "Wokenistán", a la vez nos hace pasar por "WoKenia", otro país limítrofe y subdesarrollado, en el que el 66,1% de los niños y niñas menores de 14 años, se encontraban en situación de pobreza, a finales de 2024 (datos INDEC).

¿No será que los menores están haciendo filas en comedores, peatonales y estacionamientos de supermercados mendigando por alimentos y no hacen fila masivamente en hospitales públicos para decidir sobre su identidad de género?

La agenda woke es una trampa constante, que no debe desviar la atención de los temas importantes, sobre todo para un gobierno que apenas transita su segundo año de mandato y que en las próximas elecciones legislativas, plebiscita su gestión.

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