Infectadura o infectocracia: se activó un debate para despabilar
Un grupo de personas que disiente con la forma con la que el Gobierno está encarando la pandemia y la cuarentena creó el término "infectadura" y despertó respaldos y rechazos. Más allá de los fuegos artificiales y las chicanas, reaparecieron voces que invitan a pensar, algo que estaba ausente. Que cada persona lo haga sin necesidad de tomar partido, sería la mejor consecuencia de esta irrupción.
Un documento impulsado por la investigadora del Conicet, Sandra Pitta, y que recibió el aval de unos 300 científicos, intelectuales y periodistas, planteó en la semana que en la Argentina, a raíz de la continuidad de la cuarentena por tiempo indefinido, se vive una "infectadura" y criticó al gobierno de Alberto Fernández por la extensión del período de confinamiento. A la vez, criticó los métodos del Gobierno y animó al resto de la sociedad a expresar su disidencia.
El planteo, duro, cayó como balde de agua fría en el Gobierno que venía diciendo -en la voz del propio Presidente- que "en pandemia no se hace política", cerrando cualquier posibilidad de debate.
Pero era necesario que se abriera una discusión, y sucedió. Al menos, la carta sirvió como provocación y muchos salieron a cuestionarla ya no queriendo acallar otras voces con la pandemia como excusa, sino con otros argumentos.
Y así, un día, reapareció la discusión de ideas:
Cafiero, el escudero del Gobierno
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, aseguró hoy que el Gobierno "siempre escucha y tiene en cuenta las voces" y reclamos de la gente, pero señaló que en las protestas anticuarentena ve "alguna intencionalidad política con esta lógica de la infectadura".
"No coincidimos para nada con ese documento que se firmó diciendo que en Argentina hay una infectadura. Una de las diferencias fundamentales entre las democracias y las dictaduras es que en las primeras se intenta cuidar la vida de las personas. Y ese es el camino que nosotros elegimos. Cuando la democracia cuida la vida, en vez de estar en riesgo, se fortalece mucho", aseveró Cafiero.En ese contexto, el funcionario planteó que el coronavirus "es democrático para expandirse, pero es clasista para contar los muertos" y agregó: "Cuando mirás en todo el mundo, la gran mayoría de las muertes son de trabajadores, de gente de barrios humildes, de inmigrantes"."Lo primero que les digo es que se cuiden, necesitamos continuar con las medidas de distanciamiento. Hay otras formas de manifestarse, de llegar. Este es un gobierno que escucha. Lo hemos hecho a gran escala, desarrollar herramientas para las familias. Hemos escuchado el reclamo de empresarios que no han podido facturar", agregó.
La carta
Titulada, "La democracia está en peligro", en la carta se pudo leer: "Si bien ningún país estaba preparado para esto (la pandemia), la primera reacción del Estado argentino fue negar la existencia del problema, a pesar de las advertencias desde un sector independiente de la comunidad científica y de la política".
"Del mismo modo, el gobierno desestimó el planteo de testear, rastrear y aislar casos, no controló a tiempo las fronteras y decretó una cuarentena en forma improvisada, sin presentar ningún plan ni una posible fecha de finalización. Como única explicación se exhibieron logros parciales, al compararse erróneamente con otros países, y mostrando con anticipación supuestos éxitos, cuando debería predominar la cautela y el realismo", abundó.
"A cambio, el presidente Fernández anunció que comenzaba 'la hora del Estado'. La frase que recuerda al Leopoldo Lugones de los años veinte, describe un fenomenal avance en la concentración del poder para eludir cualquier tipo de control institucional".
El texto lleva la firma de los ensayistas Santiago Kovadloff, Juan José Sebreli; del actor Luis Brandoni, del escritor Federico Andahazzi, del abogado constitucionalista Daniel Sabsay y del exministro de Cultura de la ciudad, Darío Lopérfido, entre otros.
"En nombre de la salud pública, una versión aggiornada de la 'seguridad nacional', el gobierno encontró en la 'infectadura' un eficaz relato legitimado en expertos, seguramente acostumbrados a lidiar con situaciones de laboratorio y ratones de experimentación, pero ignorantes de las consecuencias sociales de sus decisiones", cuestionan los referentes en el documento.
"En dos meses, hubo decenas de miles de detenidos y millones de sancionados en nombre de su propia salud. La detención, seguida de muerte, de Magali Morales y Luis Espinoza se convierte en responsabilidad del gobierno nacional, que ha creado las condiciones para que esto suceda. Miles de argentinos quedaron varados en el exterior y en el interior, mientras provincias y ciudades se han cerrado como condados medievales. Clases suspendidas, enfermos que no pueden seguir sus tratamientos, familias separadas, muertos sin funerales y, ahora, la militarización de los barrios populares", se pudo leer en otro fragmento del documento, que también firmaron periodistas como Fanny Maldelbaum, Jorge Sigal, Néstor Sclauzero, Rosario Agostini, Eduardo Antín (Quintín) y Marcelo Panozzo, entre otros.
"El desdén por el mundo productivo no tiene antecedente y su consecuencia es la pérdida de empleos, el cierre de comercios minoristas, empresas y el aumento de la pobreza. Los créditos para monotributistas y autónomos y la asistencia a las Pymes fueron tácticas publicitarias con requisitos casi inalcanzables para la mayoría de los afectados", cuestionó.
Según el documento, "La democracia está en peligro. Posiblemente como no lo estuvo desde 1983. El equilibrio entre los poderes ha sido desmantelado. El Congreso funciona discontinuado y la Justicia ha decidido una insólita extensión de la feria, autoexcluyéndose de la coyuntura que vive el país".
"Nosotros, ciudadanos que pertenecemos a varias áreas de la ciencia, al mundo académico, profesional y la cultura general, manifestamos nuestra preocupación y llamamos a grupos y organizaciones de la sociedad civil, partidos, sindicatos, formadores de opinión y medios de comunicación independientes a redoblar una actitud crítica y vigilante hacia al poder gubernamental, aumentando la deliberación y la conversación social sobre las consecuencias del aislamiento obligatorio y exigiendo la presentación de un plan de salida para esta situación anormal", piden en el texto que también firman Ricardo Benedetti, Rogelio Alaniz, Pablo Ciarlero, Leonardo D'Espósito, Sandra de la Fuente, Rodolfo Pousá, Emilio Laferriere y José Ignacio Sbrocco.
"La sociedad argentina ha mostrado ser responsable a la hora de enfrentar la amenaza de la pandemia. Acató las normas, cumplió los consejos sanitarios y se mostró respetuosa de la ley y sus representantes. Es hora que el presidente haga lo mismo", concluyó.
La posibilidad de pensar, habilitada
Con el debate abierto, todo el mundo puede buscar las opiniones y pensar, por sí solo. Por supuesto que también puede simplificar la situación y adherir sin más al pensamiento de otro.
Pero lo más relevante que dejó la aparición de la carta, el neologismo "infectadura" y las respuestas, es la reaparición de las voces intelectuales que estaban ocultas, silenciadas o silenciosas, y ahora invitan a pensar. No importa cómo ni de qué lado: pensar.