IA

Saber usar la herramienta

En las últimas horas, X liberó el uso de Grok, una IA que desafía los límites de la ética y permite generar imágenes con personas reales en situaciones verdaderamente inimaginables e inverosímiles. Los límites, los peligros y los desafíos.

El avance de la tecnología bla, bla, bla ... No hace falta caer en frases hechas al momento de hablar de cómo el fenómeno tecnológico, más que avanzar a pasos agigantados, nos está llevando puestos. La llegada de la IA a nuestro día a día ha sido una verdadera revolución en las formas y en los modos en los que encaramos nuestra cotidianidad y en cómo nos relacionamos con el mundo de la tecnología, que cada vez nos rodea más y más.

Conozco muy poco de inteligencia artificial. No por desgano o desinterés, sino porque en este difícil entramado de avances, hubo un momento donde me quedé definitivamente. Cuando aprendí una cosa, ya cinco cosas nuevas estaban rompiendo los estándares del momento y quedé tan atrasado que hoy soy un dinosaurio prehistórico que cuando avanza un paso, la revolución tecnológica le saca tres.

Uso la IA de manera recreativa, para poder complementar alguna situación particular o revisar algo generado por mí. Siempre me pareció algo sorprendente la capacidad de generar algo nuevo que tiene, una característica atribuible únicamente al ser humano y que hoy encuentra competencia en las herramientas que día a día se van superando.

Sin embargo, cuando me crucé con una imagen de Javier Mascherano comiendo un asado con Gandhi y la Madre Teresa, una alarma se encendió: eran Mascherano y la Madre Teresa. Osea, no eran, pero sí. No era alguien parecido al Jefecito y a la santa, eran ellos. Cuando la vi detenidamente, sabiendo que era un producto de la IA, noté detalles y errores conceptuales, pero ¿a quién le importa? El meme era divertido, haciendo alusión a una respuesta del exjugador de River en una entrevista.

La IA reunió a Mascherano, Gandhi y la Madre Teresa

No hace falta decir que si la IA es infinita, la imaginación del ser humano puede serlo aún más: cientos de imágenes generadas por Grok, la IA de X, desfilaban por el inicio, algunas muy divertidas, otras no tanto. Pero todas con la característica de ser representaciones realizadas por IA con personas reales, ya no inventadas o generadas, sino conocidas y famosas: Diego Maradona, Lionel Messi, Taylor Swift, Lali Espósito, Juan Domingo Perón y hasta personajes de ficción como Spiderman o Superman se reían, se abrazaban, tomaban mates, usaban remeras de equipos de fútbol o estrechaban la mano de otras personalidades completamente atemporales.

Riquelme y Taylor Swift con la camiseta de Boca, de la mano de la IA

¿Dónde está el límite? Difícil marcarlo. Al momento, Grok señala que no puede generar imágenes que contengan contenido ilegal, derechos de autor, discursos de odio y discriminación, contenidos sensibles o desinformación, al menos en la teoría.

Las limitantes de Grok

Además de algunas muy simpáticas, también aparecían imágenes que rozaban el filo de lo ético: cantantes abrazando líderes de todos los colores, futbolistas con las camisetas de sus clásicos rivales, políticos portando insignias de todos los colores. Seguramente, más de una persona vea esta foto y piense que es real. La desinformación está a la orden del día en las redes.

Mauricio Macri, Cristina Kirchner y Javier Milei, a los abrazos con la IA

Así como puede ser divertido, lúdico y útil, también puede ser catastrófico. Hay que saber usar la herramienta. Con estas opciones, el abanico se abre enormemente en campos como el arte o la educación: con indicaciones precisas, Grok puede representar de manera correcta la imagen de un feudo medieval para poder trabajar con pibes en el colegio secundario. Pero también puede representar con una proximidad escalofriante encuentros que nunca sucedieron o situaciones que podrían indignar a más de uno o generar conflictos por algo que nunca sucedió.

La IA puede ser una gran herramienta en la educación

Todo esto nos obliga a plantearnos nuestra relación con la información. La línea entre lo real y lo falso es cada vez más débil y difusa y la IA es una útil herramienta en diferentes campos, incluso en el de la desinformación malintencionada. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nombre de la innovación? ¿Qué límites debemos establecer para garantizar que la tecnología esté al servicio del bien común y no se convierta en una amenaza para nuestra sociedad? ¿Existen estos límites? ¿Somos nosotros quienes debemos y podemos colocarlos? ¿Sabemos usar "la herramienta"? O mejor dicho ¿Queremos aprender a usarla? Tenemos un instrumento poderoso que revoluciona la forma en que creamos y consumimos contenido en un mundo inundado de desinformación y manipulación. Aprendamos a usarlo, por favor.

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