Opinión

Aún caben dudas: Zuccardi y el procurador de su tesoro

La opinión de Verónica Piñol en torno a un caso de relevancia en la Justicia y que ha venido siguiendo: el conflicto en la familia Zuccardi y la perspectiva de género.

Verónica Piñol

Parece que hay temor, Pepe Zuccardi contrata a quién fuera Procurador del Tesoro de La Nación Bernardo Saravia Frías para defenderse con la última vía directa que le queda en Buenos Aires, tras el fallo mendocino en su contra.

Vaya paradoja ¿no? El exprocurador del Tesoro de la época macrista es un avezado crítico de las políticas institucionales de este gobierno. En algunos pasquines oficiales cuestionó las nominaciones a la Corte Suprema de Justicia de la Nación de Lijo y García Mansilla. Entre las opiniones vertidas a propósito de sus majestades dice que esas candidaturas podrían ser polémicas porque incumplen criterios constitucionales de federalismo, género e idoneidad. "No se trata de nombres sino de qué modelo de Justicia quiere darse la Argentina", replicó. Además, agregó que había que respetar la igualdad, siendo dos varones los que se proponían para ocupar ese espacio olvidándose de las mujeres, obviando la perspectiva de género. (Leer con clic aquí).

La Suprema Corte de Mendoza falló a favor de Cristina Zuccardi dos veces. El caso es de una relevancia jurídica evidente porque demuestra la necesidad de planificar claramente los procesos sucesorios en las empresas de familia y porque establece un interesante precedente en lo que se da en llamar "la perspectiva de género".

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Algunas de las narrativas que se dejaban entrever en los informes que el Tribunal de Justicia tomaba en cuenta para justificar el fallo decía que "el panorama relatado no ameritaba más consideraciones. Cristina, por el sólo hecho de ser mujer, recibió un trato desigual en la distribución de los bienes familiares. Sus padres no consideraron que tuviera la capacidad, la aptitud, la creatividad y la tenacidad para llevar adelante la empresa familiar con mayor potencial en ese momento, cualidades todas que encontraron sólo en el hijo varón".

"Lamentablemente", agregó la Corte, "Cristina nació mujer, inmanejable, incontrolable, rebelde, contestataria, siendo más conveniente para toda la familia alejarla de los asuntos de la empresa".

La Corte señaló que "ninguna otra respuesta puede darse desde la justicia a una mujer que reclama la protección de sus derechos y un trato igualitario con su hermano varón. Es que juzgar con perspectiva de género implica hacer efectiva la igualdad, como imperativo constitucional y supranacional".

Resulta una obligación para la magistratura incorporar al análisis a todas aquellas cuestiones que, debido al género, pueden conllevar un trato inequitativo, en resguardo de derecho a la igualdad y a la no discriminación; derechos reconocidos en nuestra Constitución Nacional convencionalizada por los tratados internacionales de derechos humanos que el Estado ha suscripto e incorporado al ordenamiento mediante el artículo 75 inciso 22. A través de ellos, nuestro país ha asumido una obligación con los derechos de género al ratificar instrumentos internacionales.

Es valioso recordar que la perspectiva de género no sólo es necesaria en casos relativos a mujeres. Lo fundamental no es el género de las personas implicadas, sino identificar y verificar la existencia de una posible situación de poder o contexto de desigualdad basado en el sexo, el género o la orientación sexual. Debe repararse en los casos en que el género es el presupuesto de la transgresión. La perspectiva de género debe utilizarse en casos en que se reconozca una condición de desigualdad que requiera, como una forma de equilibrar el proceso, que se juzgue bajo tales parámetros.

Dicho esto, esta demostración de poder del hermano de Cristina, contratando el "mejor abogado" para disputar ese poder cuestionado ¿es una afrenta de caballeros para intimidar una perspectiva que el mismo defensor admite como justa para tener instituciones republicanas acorde a estos tiempos?

A Saravia Frías le diría que Melchora Lemos hace un par de siglos bebió su vino a la salud de las instituciones que por aquél entonces ya sabían que dar a cada uno/a lo que es debido es justicia. La perspectiva de género ya venía en proceso.

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