Qué diferencias tienen las turbinas de IMPSA con las chinas y por qué hay que "nivelar la cancha"
El CEO de la empresa mendocina contó que para probar el funcionamiento de una turbina hay que construir un modelo a escala que cuesta U$S 500.000. El efecto derrame que tendrá la represa Portezuelo del Viento para la economía de Mendoza, la disparidad a la hora de competir con las empresas chinas y los aportes para la lucha contra el coronavirus.
A un mes de la licitación de la represa Portezuelo del Viento, el CEO de IMPSA, Juan Carlos Fernández, se refirió a la importancia de la obra no sólo para Mendoza, sino para el resto de Argentina, debido a la inyección de energía en el sistema interconectado nacional, más allá de la regulación del cauce del río Colorado.
En relación a la obra en sí, IMPSA es la única empresa de Sudamérica con la capacidad para construir las turbinas y, en ese sentido, Fernández contó que más allá de que primero deberán ganar la licitación, ya tienen un plan definido para encarar el proyecto, que comprende acuerdos con empresas metalmecánicas locales.
En cuanto a la competencia con las empresas chinas, Fernández hizo hincapié en las diferentes características de las turbinas que fabrican unos y otros. "En China son muy competitivos en producción seriada y nosotros nos destacamos por hacer un diseño de turbina distinto para cada central. Es allí donde ellos tienen un problema, en la calidad", sostuvo, en una entrevista con "Te digo lo que pienso", por radio Nihuil.
De todas maneras, la gran ventaja de las empresas chinas es que son propiedad del estado: "Una empresa china es una empresa del gobierno chino, por eso hay factores geopolíticos que van encima de una licitación. Si un chino quiere entrar en África, como ahora que estamos en una licitación en Tanzania, pone todo el peso del gobierno para entrar".
"Es lo que se conoce como 'diplomacia del barbijo' lo que está haciendo China; es durísimo", agregó Fernández.
En ese sentido, el director ejecutivo se refirió a la necesidad de "nivelar la cancha". Al respecto, precisó: "IMPSA no tiene beneficios, lo que en general se hace es tratar de 'nivelar la cancha'. Hay que tener en cuenta que si nosotros producimos las turbinas, eso se hace el 100% en Mendoza y aportamos al fisco 20% más" que las empresas extranjeras.
"Lo que hacen las compensaciones, como en Portezuelo, es poner factores que acomodan esta situación. El hecho de que haya empresas mendocinas involucradas dan cierta preferencia. Ahora, si viene una empresa (extranjera) y fabrica en Mendoza, tendrá las mismas preferencias", continuó Fernández, el primer CEO de IMPSA tras su reestructuración de años atrás.
Durante la entrevista, Fernández también contó que "las turbinas se prueban en el laboratorio de hidráulica antes de empezar a fabricarse". "Hay que invertir bastante antes de la licitación sólo para realizar una turbina a escala, unos 500 mil dólares. Ahí es donde el cliente certifica que se cumplen todos los parámetros. Después se construye", explicó.
Por otra parte, Fernández -quien trabaja en Impsa desde hace décadas- reflexionó acerca del rol de la compañía en los últimos años antes de su "refundación". "Nosotros estuvimos alejados durante un tiempo de la sociedad mendocina y desde hace dos años estamos volviendo a acercarnos, abriendo las puertas para todos los que quieran visitar", dijo, entre otras acciones.
En este punto, recordó que frente a la pandemia por coronavirus, "hemos ofrecido la sala de vacío de IMPSA como hospital de campaña y dos asistentes de respiración para eventual uso".