La Tebaida de San Martín: altar del Libertador y el vino de calidad
Juan Marcelo Calabria rescata para la memoria el lugar escogido como su punto focal en el mundo por Don José de San Martín, el gran defensor del vino mendocino ya en su tiempo y en cualquier lugar del mundo que se encontrara.
En la provincia de Mendoza, donde el sol acaricia los viñedos y la historia susurra entre las hojas de las vides, la figura del Libertador José de San Martín se erige como un faro de libertad y tradición. Aquí, en esta tierra de contrastes y sabores, cada botella de vino es un tributo a la tenacidad y visión de un héroe que, con su lucha, definió el curso de todo el continente.
La anécdota del cambio de etiquetas de vinos por San Martín en su chacra "La Tebaida", que hemos referido con lujo de detalle en uno de los capítulos de nuestro libro "San Martín, modelo de líder americano", más que un mero relato, es un reflejo de la autenticidad y el orgullo de Mendoza. En su chacra La Tebaida, el Libertador engañó a sus invitados, no con malicia, sino con un inteligente y noble propósito: demostrar la calidad insuperable de los vinos locales y el valor de lo nuestro. Este acto, impregnado de humor y astucia, revela su profundo conocimiento y aprecio por los frutos de su querida tierra mendocina.
Mayo en las mesas mendocinas: locro y vino en colores patrios
La zona este de Mendoza, con su clima ideal y suelo fértil, es el corazón de la producción vinícola argentina. Aquí, las uvas se transforman en vinos que narran la historia de la región en cada sorbo. Bonarda, Tempranillo y Syrah, entre otras variedades, se convierten en elocuentes embajadores de la cultura mendocina. La Chacra de los Barriales, donde San Martín soñó con una vida de paz y labor en la tierra, es hoy un testimonio de su conexión con Mendoza.
Visitar el Museo "Las Bóvedas" en San Martín, erigido en parte de lo que fue su chacra, es sumergirse en un capítulo vital de la historia argentina, donde la pasión por la libertad y la tierra se fusionan en una experiencia única.
El turismo cultural y patrimonial en Mendoza invita a los visitantes a explorar no solo los viñedos, sino también el alma de un líder que moldeó una nación. Los vinos mendocinos, con su riqueza y diversidad, son de algún modo un homenaje a la tenacidad y visión de San Martín, un recordatorio de que la calidad y la identidad local pueden y deben ser celebradas porque rescatan la historia de esfuerzo, coraje y libertad de todo un pueblo que acompañó al gran líder americano.
Mendoza es una invitación a experimentar la historia a través de los sentidos. Degustar un vino local es conectar con la tierra, sus héroes y sus epopeyas, es entender que cada variedad, cada aroma, tiene sus raíces en la cultura y la pasión de quienes vinieron antes. El este mendocino, tierra de Bonarda, no es solo un destino turístico; es un santuario de la identidad argentina. Es digno de mención que parte de este terruño, el departamento de General San Martín ha sido proclamado "Ciudad histórica" bajo la Ley Nº 8525, una iniciativa impulsada y respaldada por la Asociación Cultural Sanmartiniana "Mi Tebaida" de dicho departamento.
Por ello al promover el turismo cultural basado en la historia de San Martín y el vino mendocino, no solo se honra el pasado, sino que se nutre el futuro, y así contemplando la silueta de los Andes, con una copa de vino en mano, uno no puede evitar sentirse parte de algo más grande.
La historia de San Martín y los vinos mendocinos es una invitación a descubrir, a sentir y a celebrar la vida y la libertad que tanto él como la provincia de Mendoza encarnan. Este es el espíritu que Mendoza desea compartir con el mundo: un espíritu de libertad, calidad y orgullo que se extiende desde los viñedos hasta cada rincón de la provincia, invitando a todos a brindar por la historia que nos une y nos define como herederos de un gran sueño: la libertad de América.