El virus del kirchnerismo está activo
Escribe Darío Lopérfido: "CFK quiso firmar un acuerdo para blanquear a Irán y cuando Nisman iba a denunciar ese acuerdo apareció asesinado. No debe de haber antecedentes en la historia que, ante la muerte de argentinos, una mandataria haya elegido al país agresor como posible aliado".
Argentina es un escenario de posguerra en el que se ve con claridad la magnitud del destrozo. Desastre económico, debacle cultural y educativa, inseguridad y violencia y la corrupción como única política de Estado de los K.
El resultado del juicio por la AMIA, en el que se confirmó que Irán (al que el fallo considera "Estado terrorista") estuvo detrás del atentado en la AMIA, perpetrado por la organización terrorista Hezbollah, muestra, una vez más, el pozo de miserabilidad moral en la que ha estado siempre el kirchnerismo.
CFK quiso firmar un acuerdo para blanquear a Irán y cuando Nisman iba a denunciar ese acuerdo apareció asesinado. No debe de haber antecedentes en la historia que, ante la muerte de argentinos, una mandataria haya elegido al país agresor como posible aliado.
CFK fue la líder de una organización criminal que quiso proteger a los asesinos de argentinos y provocar la muerte del fiscal que iba a denunciar su accionar mafioso.
Es de esperar que este fallo acelere la causa por el Pacto con Irán, en la que están acusados CFK y varios de sus inmorales colaboradores.
El kirchnerismo fue una infección y es importante que salga todo el pus. Es necesario dejarlos en evidencia.
La reconstrucción argentina se debe hacer dejando al kirchnerismo marcado para la historia como una organización criminal. En esa línea es auspicioso que la diputada Sabrina Ajmechet, que preside la comisión de Derechos Humanos de la Cámara, haya anunciado la creación del Registro de Violaciones en Pandemia, que recopilará las denuncias para aquellos afectados por abuso de autoridad durante la cuarentena medieval que llevo a cabo el gobierno de Alberto Fernández.
Los asesinatos perpetrados durante ese espacio de tiempo fueron los de Luis Espinoza, Facundo Astudillo Castro y Magalí Morales, entre muchos otros penosos casos. La violencia institucional se vio desatada: los K robaban vacunas, en la quinta de Olivos se hacían fiestas y el presidente recibía a figuras femeninas de la farándula.
La cantidad de violaciones a los derechos humanos que hubo durante la pandemia en Argentina fue tan grande que es absolutamente lógico que se recopilen a fin de que se active la justicia. Es imprescindible llevar a la justicia a los responsables de esos casos aberrantes donde, al amparo de la cuarentena, asesinaron y torturaron a ciudadanos.
No hay que olvidar las aberraciones y delitos que se cometieron en esos días aciagos. Alberto Fernández fue fiel a la historia del peronismo: corrupción y violaciones a los derechos humanos.
La justicia acaba de ordenar el congelamiento de todos los bienes de Alberto Fernández en una causa que investiga la posible existencia de una organización delictiva en la contratación de seguros en entes estatales durante su presidencia.
En esta causa, muchos involucrados son amigos y colaboradores del ex presidente y la inhibición de bienes ordenada por el juez lo deja en una posición muy comprometida. Alberto es un hombre apegado a las tradiciones y la mayor tradición de los peronistas es el cobro de coimas.
Cuando cantan su marcha fascista y dicen "combatiendo al capital" se refieren al capital de los demás. Combaten el capital de los demás para acrecentar el de ellos.
Argentina tiene una gran oportunidad en caso de estabilizarse la economía y liberarse las fuerzas productivas maniatadas durante años por las taras estatistas del peronismo. El estatismo del peronismo fue siempre la llave de la corrupción.
En otras palabras, el país de los políticos ricos y ciudadanos cada vez más pobres.
El camino será duro, pero debe ser definitivo. Cualquier vuelta atrás sería la consolidación de la decadencia.
Liberar a los ciudadanos y enjuiciar a los que sometieron a los argentinos es clave.