Editorial

La ley que le da un giro a Mendoza hacia nuevas oportunidades

Mendoza está pariendo en la Legislatura una normativa que se anticipa a los tiempos y trata de superar el estancamiento de décadas en materia de desarrollo minero, obstaculizado por otros intereses, por desidia o miedos varios en la política. Editorializó sobre el tema Gabriel Conte, conductor del programa "Tenés que saberlo" por Radio Jornada esta mañana.

Memo

Muchas veces la política se entretiene con cosas menores e insustanciales, incapaces de romper con la inercia para empujar la realidad hacia algún lugar en donde más gente, y no siempre los mismos, puedan concretar sus propósitos.

Algunos siguen haciendo lo mismos de siempre en su triste lugar de confort, tirando piedras desde la tribuna. Otros ya no: han comprendido que su sitio es el campo de juego, en donde el desafío es ganar.

Valga la concatenación de metáforas para poner en valor el avance que está teniendo en la Legislatura el proceso de cambio en el Código de Procedimiento Minero. Ya fue aprobado por la Cámara de Diputados y ahora entra le toca asumir el protagonismo a los senadores.

Básicamente hay objetivos que desde el Gobierno han sintetizado en esta discusión que pretenden ganar al menos una parte del tiempo perdido en tiempos recientes, por las razones que fueren, tema que fue parte de debates agotados e inconducentes.

La creación de Impulsa Mendoza adquiere en esto un rol central y ordenador del proceso iniciado.

Ahora la oportunidad de ampliar la matriz productiva está a la vista. Es a largo plazo. Ningún político va a poder -aunque quiera- sacar tajada de los beneficios de avanzar legislativamente primero para que luego, paso a paso, se concrete la puesta en marcha de una nueva industria y que el Distrito Minero Malargüe Occidental sea el protagonista.

La ley que debe aprobar el Senado busca permitirá, en definitiva, agilizar tiempos y eliminar burocracias. Ninguna empresa se arriesgaría en venir a Mendoza a realizar una inversión contundente si no cuenta con una legislación que ofrezca más que garantías, racionalidad y prudencia, como esta.

Un tema que queda definido en la nueva norma es la reducción de la posibilidad de especulación inmobiliaria, como ya ha ocurrido con áreas petrolíferas en otras oportunidades, a la vez que aumentar la capacidad de Mendoza en la gestión de sus propios recursos (y aquí también aparecen los hidrocarburos, pero como ejemplo positivo).

Mendoza incorporará conceptos actualizados sobre la minería, después de un siglo discutiendo sobre esquemas anacrónicos. Y algo muy importante: que la opinión de la sociedad se sistematice en un cauce conducente, que acompañe la necesidad de equilibrios y controles, y no resulte una opinión amorfa, parasitada por segundas intenciones de otros sectores de la economía que le temen al éxito de la minería y que, con su accionar egoísta y con escaso fundamentos técnicos, han demorado el avance de toda Mendoza.

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