¿Cómo explicarles la política a los niños?
La propuesta del Prof. José Jorge Chade, doctor en Ciencias de la Educación y presidente honorario de la Fundación Bologna Mendoza.
Traigo en este escrito algunas opiniones y reflexiones que me parecen oportunas en el periodo político que estamos atravesando. La política suele verse como un problema de los adultos, pero también es cierto que a medida que aumenta el debate y los tiempos se alargan, el tema también atrae la atención de los niños. Para explicar los acontecimientos en la escena política nacional, es necesario utilizar herramientas para crear un diálogo con aquellos que aún no tienen edad suficiente para votar.
Simplificar la explicación, basada en el respeto, la coherencia y las experiencias concretas, es la mejor manera, como cree el hacker y activista por la transparencia y la apertura de datos, Pedro Markun, padre de Teresa y Mary, de cuatro años. No escatima en la fuerza y ??la magia que puede contener la definición de la palabra: "La política es la varita mágica que transforma el mundo en lo que soñamos". Y para ello es necesario simplificar las cosas y entenderlas en el sentido más amplio y accesible posible, al final hablar de política sólo significa entender por qué las cosas existen y son como son.
Pero los adultos sienten una especie de angustia. La política ha sido tema de actualidad, en las mesas de los bares, en las colas de los supermercados, en el patio de casa de los abuelos. Las opiniones se polarizan, los ánimos se exaltan y en ocasiones faltan argumentos y repertorio para defender las ideas, lo que termina por convertir las conversaciones en confusas o derivando en ofensas y discusiones. "El niño lo siente, sabe que algo no funciona. Y si a los adultos les cuesta entenderlo, imagínense", afirma el hacker. Y llega el día en que las hijas hacen la siguiente pregunta: "Papá, ¿qué pasa?".
Si nadie se sienta a explicarlo, el niño se verá influenciado desde otros lugares.
Puedes escuchar del profesor o del maestro, según la edad de los niños, que tal o cual político es un ladrón y reproducir el discurso. Esto no significa que les explicaremos a los niños paso a paso o les introduciremos conceptos abstractos, pero este es el momento de decirles que algo importante está sucediendo y afecta a los adultos que los rodean. De lo contrario, el niño crece pensando que la política es algo malo.
Pedro Markún es uno de los autores del libro infantil "Quien manda aquí"! (Editorial: Juventud editorial), que se desarrolló en talleres con niños y que, de forma lúdica, acerca la política al hogar y al aula. El autor, que también se basa en las relaciones con sus hijas, sugiere que a los niños se les presenten hechos sin muchos adjetivos para que puedan decir con claridad lo que sienten sobre diferentes temas. Para él, es más importante estimular un pensamiento que proviene de su propio hijo que llegar con verdades prefabricadas. "Ésta puede ser una forma de entender que tienen derecho a pensar por sí mismos y a volverse más resistentes a lo que viene del exterior, teniendo en cuenta la cantidad de información a la que están expuestos a diario", sugiere.
Respeto y tolerancia
Las actitudes que los padres deciden tener en casa ayudan a implementar esa conversación sobre "cómo tratar con los demás". Por eso, la socióloga y docente Andressa Ignácio Da Silva del Brasil, propone que nada de lo que hablan los niños debe ser ignorado o ridiculizado. Si en casa no hay televisión y a lo que se accede está estrictamente vigilado para evitar el contacto con discursos de odio, también se entiende que no es posible criar niños en una burbuja. "
Residente en la región metropolitana de Curitiba (Brasil), Andressa Ignácio sostiene que el diálogo que parte de las preguntas de los niños es un ejercicio constante de paciencia y tolerancia. Esta es su forma de hacer que los niños se sientan cómodos hablando de cualquier tema y comprendan que los pensamientos y opiniones importan, que pueden ser críticos cuando sea necesario, además de respetuosos y recibir las opiniones de los demás aunque sean diferentes a ellos.
Y si los niños tienen opiniones que pueden reformularse junto con sus padres, también ocurre lo contrario. Andressa Ignácio dice que siempre se refería al compañero de clase de su hijo como "su amigo especial", debido a que estaba en silla de ruedas. Hasta que un día el hijo insistió: "Mamá, se llama Víctor, todos somos especiales. Por eso, repensar las actitudes también es una forma de conseguir que los niños tengan el poder de despertar grandes aprendizajes en nosotros, los adultos..