Critican la desproporción entre el problema y la cuarentena planteada como solución
El director de la Fundación Libertad analizó en una videoconferencia para Mendoza las consecuencias de la paralización. "La vida -ejemplificó- es un plano inclinado: o vas hacia arriba o si te quedás quieto te caés. Es terrorífico ver cómo la gente en este país que es pobre, supone que con 15 días sin producir no va a pasar nada, es una mentalidad de empleado público que piensa que no va a pasar nada si no se hace nada, porque está acostumbrado a eso".
El director de la Fundación Libertad de Rosario, Alejandro Bongiovanni, dicto un curso dirigido a asistentes virtuales mendocinos con la participación también de Antonella Marty. Allí se plantearon disidencias con la forma de paralizar la actividad económica totalmente para tratar solo algunos casos que van surgiendo.
Como ejemplo, Bongiovanni dio el caso de su provincia, Santa Fe, en donde con un solo muerto por coronavirus covid-19 se ha paralizado todo el resto de la actividad, causando más daño en el sistema que el que produce la pandemia. "Es como si incendiaran una ciudad para salvar a una sola persona", ejemplificó.
"Quizá mi opinión sea políticamente incorrecta y pido disculpas si alguno lo pone escencialmente sensible. Estamos viviendo un suicidio colectivo, en medio de un caso de irracionalidad colectiva más grande en la historia del ser humano. No tiene ningún tipo de proporción la reacción con el problema, y esto no implica negación del problema", advirtió.
Al respecto, evaluó que la respuesta a la pandemia fue "parar una rueda que venía rodando de maneja compleja desde hace 200 años. Desde la Revolución Industrial en que empezó a transitar el comercio de un lado al otro y la cooperación humana se multiplicó con mejores condiciones de vida y desarrollo, le pusimos un freno de mano brutal sin saber cuáles van a ser los costos. No tenemos hoy la más mínima noción no solo económico sino también en vida, los costos políticos y sociales, como víctimas de un pánico totalmente desproporcionado. El mundo está en freno de mano. Dejó de girar. No tiene ningún sentido: cuando el año que viene podamos hacer la historia del 2020 nos daremos cuenta de que no fue para tanto", dijo.
Agregó luego de que esto se está viviendo "como una pesadilla de incentivos, porque los que tienen trabajo y recursos tienen miedo y buenos incentivos para pedir que paren todo, pero es porque tienen trabajo y recursos; el Gobierno tiene buenos incentivos para hacer cualquier cosa, porque se le pega al Gobierno que no hace nada, o porque consideran que es mejor seguir obrando como se venía".
La pérdida de ilegalidad
Bongiovanni pidió analizar "las idas y vueltas que tuvieron dirigentes como Donald Trump, Boris Johnson, Andrés Manuel López Obrador o Mario Cuomo". En este punto, subrayó que la sociedad "solo pide hacer" y que "no le pone límites de ningún tipo, al punto de que cualquier jefe comunal puede poner barricadas para que no entren personas de otro pueblo; cualquier persona en un consorcio puede hacer lo que quiera".
Además, demostró que "vivimos en una total ilegalidad" y para afirmarlo solo recordó que "en la Argentina cualquiera hace lo que quiere: se gobierna por decreto, la Constitución prácticamente no existe, Alberto Fernández está gobernando con el Laudato Sii del papa Bergoglio y a nadie le importa. El Congreso no sesiona, la Justicia no trabaja...".
El director de la Fundación Libertad amplió el ejemplo y destacó que en su provincia, Santa Fe, "se está pensando en emitir cuasimonedas porque el Gobierno ya no puede pagar los sueldos y hay un muerto solamente y se está cayendo el sistema a pedazos, lo que representa una falta completa de proporción".
Las consecuencias
En esta línea, indicó que esta reacción mundial "terrible" va a tener consecuencias económicas "tremendas". "Cada vida que se salva -manifestó Bongiovanni- tiene un costo per capita altísimo, es como prender fuego a una ciudad para salvar a solo una persona".
Dentro de las consecuencias políticas, advirtió sobre "un estatismo como el que no conocemos desde hace mucho tiempo, un nacionalismo parecido al de entre guerras", a la vez que advirtió sobre un estallido de localismos, en los cuales "los gobernadores de una provincia discriminan a ciudadanos que son de otra, o les niegan el ingreso a sus ciudadanos solo porque estaban en otra ciudad al momento de que se instaurara la cuarentena" y puso como ejemplo lo que hizo el jujeño Gerardo Morales. "Se actúa -dijo- como patrones de estancia. Y esas personas no solo deben poder volver porque tienen su casa allí".
Además destacó que la gente "está demandando un control social cada vez más a la izquierda. Hasta ayer quienes estaban con el librito de Michel Foucault reclamando contra la Policía ahora reclaman la presencia de un ejército porque alguien sacó a pasear al perro en cuarentena".
En materia fiscal, Bongiovanni indicó que "los impuestos que vamos a ver y el peso sobre el individuo va a tender al infinito".
La más grave consecuencia social
Para Bongiovanni la repercusión social de esta cuarentena desproporcionada con sumo poder en el Ejecutivo será que "aceptamos que se vea al otro como un infectado y de eso no se vuelve, es el germen de todo conflicto".
"En este contexto -dijo- se trata al otro como un infectado sin prueba en contrario, porque no hay test y nadie puede defenderse demostrando que no lo está". Abundó: "Alguien dijo que es incluso peor que tratarte como un infectado, porque si lo fuera yo, me paso tres semanas en mi casa, genero los anticuerpos, me recupero como lo hace casi todo el mundo y ya podría salir a la calle. Pero aquí uno termina siendo un infectado para siempre, un infectado que no se recupera. ¿Hasta cuándo? Hasta que se descubra la vacuna. Diez meses, doce meses, un año y medio...".
"El miedo -redondeó- nos ha llevado a retroceder como sociedad 200 años en una absurda proporción entre el problema y la reacción. El 2020 será recordado como el año en que la humanidad se suicidó. Ante un problema grave, pero manejable, una gripe multiplicada por diez, una gripe superpotente, la humanidad se quitó la vida. Esto -indicó- es equivalente a que una tribu de cazadores recolectores de hace 200 mil año por la muerte por frío del uno por ciento de sus miembros se quedaron en la cueva todos atemorizados sin salir a cazar ni a recolectar".
A la hora de más comparaciones, dio el ejemplo de que "una caravana de pioneros conquistando el territorio de los Estados Unidos porque se le mueriera el 10 por ciento de las personas por tifus o escorbuto, decidieran no avanzar más, o que nuestros abuelos que venían en el barco porque se murió el uno por ciento de los pasajeros decidieran bajar las velas y encerrarse en su camarote y no venir".
Bongiovanni subrayó que "la salud de la que gozamos es algo que hay que conquistar todos los días, como el nivel de bienestar que tenemos. La vida -ejemplificó- es un plano inclinado: o vas hacia arriba o si te quedás quieto te caés. Es terrorífico ver cómo la gente en este país que es pobre, supone que con 15 días sin producir no va a pasar nada, es una mentalidad de empleado público que piensa que no va a pasar nada si no se hace nada, porque está acostumbrado a eso".
Finalmente, analizó que todo lo que tendrá graves consecuencias en el mundo, en el contexto argentino será "insospechadamente peor".