Las 10 características del perfil del político promedio
"Un buen líder primero necesita autoliderarse y para lograr esto, antes debe autoconocerse", dice en este análisis Sergio Miranda.
Las 10 características del perfil del político promedio
Nada más necesario para salir de una crisis que la clase dirigente esté a la altura de las circunstancias. Tiempos como los presentes necesitan de personas dedicadas a gestionar la cosa común que tengan la mirada por encima de su ombligo y puedan conectarse con el deber superior que implica el ejercicio de la actividad política que es la búsqueda del bien común.
El siguiente check list es meramente descriptivo, no valorativo, del común de la dirigencia política, que, como todo promedio, tiene muchísimos/as dirigentes por encima de la media y que además, por alguna razón, nuestra provincia está por encima de la media nacional.
Realizo esta aclaración ya que si alguien pudiera sentirse afectado por la caracterización, sepa que es a los fines de generar una posibilidad de mejora, ya que es muy difícil corregir lo que no puede verse y muchas veces no puede verse por que se está parado encima. Por eso esta invitación a mirarnos tomando un poco de perspectiva.
Las 10 características del PPP, serían las siguientes:
Alto ego
Sería imposible pensar una persona que no tuviera alto su ego y la defensa de su yo, actuando en política. Ahora bien, pocas veces el político es consciente de que este rasgo lo convierte en una persona altamente vulnerable y lo aleja de la posibilidad de expansión que permite el salirnos de la zona de confort o de la zona de protección que nos genera el caparazón del ego.
Incapacidad para delegarEste rasgo desnuda la falta de confianza y la imposibilidad de pensar y aceptar las capacidades ajenas. Tiene mucho que ver con el sentido estricto de la palabra confiar, que es fiarnos del otro. Y en esta línea también tiene que ver con esa cuestión de falso ego de considerar las capacidades propias por encima de la capacidades del otro.
ParanoiaLa visión de la conspiración permanente es un rasgo que aparece cuando el político cree y así lo siente, que todo lo que pasa es un alineamiento de las fuerzas del mal contra su persona. Algunos podrían definirlo como "conspiranoicos", sumando los términos de paranoia más conspiración. Esto nos trae el recuerdo del tercer acuerdo propuesto por el profesor Miguel Ruiz en su libro Los 4 Acuerdos, donde enseña a "no tomar nada como personal", si no a entender que la gente "hace cosas", no es que "nos hace cosas".
Que se crea que todo se lo hacen a uno y que toda acción ajena es parte de una conspiración, es algo que cae solamente en el campo de nuestras propias interpretaciones.
Salvo penosas excepciones, creo, y me hago cargo de esta creencia, la gran mayoría de los políticos están movilizados por motivaciones sanas y son unos pocos los que deliberadamente están conducidos por móviles impropios con los fines nobles de la política. Desgraciadamente, estos pocos, hacen mucho ruido y siempre se llevan el (des)crédito. Si esto es así, ¿por qué comúnmente se cree que todos o casi todos, son malos?, la respuesta está en que el político en su cotidianeidad permanentemente se enfrenta a conflicto de valores, a situaciones donde no todo es claramente blanco o negro y en esto aparecen una infinidad de variables a evaluar, que colocan al decisor en posiciones en las cuales tiene que elegir algo que en otras circunstancias y contextos seguramente no lo haría y es aquí donde cada decisión compleja se resuelve priorizando el interés por encima de los valores.
Falta de empatía con las ideas ajenasVaya uno a saber por qué extraño motivo de la biología, de la genética, o no sé qué, el político tiende a enamorarse de la idea de su propiedad y por ende, le cuesta horrores empatizar con ideas ajenas, lo cual le cierra un sin número de posibilidades.
Esta cerrazón a los aportes externos, seguramente también tiene variadas aristas para ser evaluado y una en particular es la de que el político, generalmente, no siempre, está viendo una película completa que quizás el aportante de la idea no. Aun así, la apertura a ideas ajenas genera posibilidades, permite nuevos enfoques y perspectivas y si se quiere, también trabaja como disparador de la creatividad y del pensamiento lateral.
AutorelatoSi mi ego está alto, si tengo visiones conspiranoicas, si me cierro a las ideas ajenas, si me cuesta confiar, si pongo a los intereses por encima de los valores, seguramente necesitare de un autorelato justificativo de todas mis conductas, como forma de evitar la vulnerabilidad que me da la reflexión y para defender a capa y espada al ego en peligro. Vale la aclaración que el autorelato puede ser individual o del grupo que me da el sentido de pertenencia.
CortoplacistaEl político prioriza los resultados inmediatos ante que las transformaciones o mejoras en el mediano y largo plazo. El largo plazo en política, muchos lo definen como la frontera temporal dada por las próximas elecciones y con un sistema de elecciones bianuales, como tiene Argentina y muchos países, técnicamente hablando, todo es corto plazo.
La lógica del cortoplacismo impide pensar y actuar en grandes cambios, por lo cual, en el mejor de los casos, todo se convierte en retoques cosméticos y superficiales, los cuales son de muy poca duración. Generando así un impacto en la credibilidad de la política y del sistema, ya que si digo que cambia algo, esa declaración genera expectativas y luego de producido ese cambio declarado, este no se sostiene en el tiempo porque no fue lo suficiente profundo, genera una decepción, por la cual la próxima promesa de cambio vendrá de la mano de un expectativa más baja que la anterior y así sucesivamente.
El político adopta un proceso de razonamiento lineal mediante al cual, ante un problema, advierte el síntoma y se concentra solamente en atacar el síntoma, desconociendo las causas y no concentrándose en procesos de pensamiento complejo y sistémico.
AutosufienteLe cuesta reconocerse ignorante, ya que esto atenta contra su imagen pretendida y por miedo a quedar en situación de vulnerabilidad. La posibilidad de una persona de reconocerse ignorante es un acto de consciencia y sinceridad, primero con uno mismo y luego con el otro. Reconocer la vulnerabilidad propia permite ampliar nuestro campo de posibilidades y a su vez posibilita ser percibido mejor por los demás.
SimbólicoDa un valor excesivo y desmesurado a los símbolos de la política. Los símbolos son aquellos conceptos creados y creídos, mediante los cuales se representa al poder. Si bien los símbolos son necesarios para nuestro cerebro para generar representaciones simples de hechos complejos, quedar atado a ellos nos quita poder de reflexión y oportunidades de exploración de nuevos caminos y respuestas.
Vale la reflexión de que un buen líder primero necesita autoliderarse y para lograr esto, antes debe autoconocerse. Mirarse desde otro punto de vista contribuye a re-conocerse.