¿Oídos sordos?: el mundo pregunta dónde está el cobre y Mendoza no responde
Esta semana se promulgó la ley para la exploración de Cerro Amarillo. Sucede mientras el mundo se pregunta dónde está el cobre necesario para la transición energética y en Mendoza crece la pobreza.
"Copper is the missing ingredient of the energy transition. Where on Earth will it be found?". Así se titula un artículo de The Economist que aborda el tema de la necesidad de ciertos minerales para el cambio de la matriz energética. En este caso, apunta al cobre y a la falta que existe del mineral, destacando que el ingrediente perdido para la transición energética. Un nuevo llamado del mundo que Mendoza no parece escuchar.
Tal como señalé la semana pasada, Mendoza tiene que buscar cobre, cobre y más cobre. Porque la duda que existe en el mundo minero es de dónde se obtendrá la cantidad de cobre necesaria para la lucha contra el cambio climático, lo que le da la chance a la provincia de subirse a un tren que sigue estando disponible.
En el corto plazo es imposible que Mendoza tenga una gran producción de cobre. Lo más cercano es San Jorge, el cual dentro de los niveles de producción es un proyecto pequeño. Pero lo que plantea el artículo de The Economist no es la necesidad de una solución inmediata, sino saber de dónde se sacará la cantidad de cobre que se necesita y que es el ingrediente faltante.
Las reservas de Litio se saben dónde están, lo mismo que las tierras raras, pero el cobre tiene otro panorama. Los grandes productores del mineral están en baja en su producción y las exploraciones que se llevan adelante no logran suplir la caída en el volumen de cobre que se produce en le actualidad y que ya es insuficiente.
Mendoza tiene que buscar cobre, cobre y más cobre
Por eso, Mendoza puede tener una respuesta y ser parte importante de la transición energética, porque su potencial actual es la exploración, es analizar los potenciales yacimiento y cubicar para saber qué nivel de reservas existen en la provincia. Si se avanza seriamente, hoy podríamos convertirnos en una zona exploradora que puede dar respuesta a la pregunta en cuestión. ¿De dónde sale el cobre que se necesita?
También hay que entender que cuando hablo de Mendoza, no me refiero sólo la gestión el Ejecutivo, sino que involucro a los sectores productivos (muchos de los cuales ponen palos en la rueda), a un Poder Legislativo serio y comprometido, a una sociedad dispuesta a escuchar y aprender de los técnicos y no dejarse llevar por las campañas del miedo. También a una clase política que piense en el 41% de pobres y que no trate de mantenerse con algún grado de poder en base a la demonización e la industria.
Los datos que alertan
The Economist destaca a Rrichard Adkerson, un veterano director de Freeport-McMoRan, una de las mayores productoras de cobre del mundo, valorada en 55.000 millones de dólares.
El ejecutivo destaca que como indican las proyecciones se espera que el consumo de cobre se duplique a 50 millones de toneladas entre ahora y 2035. Sin embargo, dice que a menos que los precios suban considerablemente, es poco probable que la oferta se mantenga.
Además, señala que las nuevas minas de cobre que están entrando en funcionamiento en Mongolia y la República Democrática del Congo, son proyectos escasos. A todo eso, suma las preocupaciones sobre el Medio Ambiente y los derechos indígenas hacen que sea más difícil obtener su aprobación.
Como frutilla del postre, hace hincapié en que tanto en Chile como Perú, que en conjunto producen casi el 40% del cobre mundial, la minería es vulnerable a la política nacional.
La provincia exploradora
El cobre, más allá del boom del litio y su altísimo precio, sigue siendo el mineral fundamental que todos los grandes inversores del mundo minero buscan. En el PDAC de Canadá el cobre volvió a tener un papel estelar, aún por encima del atractivo precio y el nivel de ganancias que ofrece el litio.
Chile sigue siendo el país con mayor cantidad de reservas identificadas y donde más se está explorando, pero la producción va en baja y los nuevos proyectos no lograrían cubrir a los que vayan saliendo de producción o bajando sus volúmenes.
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Igualmente, el metal rojo sigue siendo un valor fundamental para las exportaciones trasandinas que en el 2022 significaron US$43.888 millones para el fisco. El total de las exportaciones mineras chilenas fueron de US$55.330 millones con una fuerte presencia del litio con más de US$7.000 millones.
Mientras eso sucede, Mendoza da pequeños pasos, demasiado pequeños, porque si la intención es ser parte de la transición energética es el momento justo para pensar en posibles proyectos productivos cerca del 2030. Cerro Amarillo es el primer paso, pero el siguiente podría ser alguno de los 38 proyectos de la cartera que Impulsa Mendoza llevó a Canadá, siempre pensando en avanzar de forma paralela con un fortalecimiento de la Dirección de Minería.
El mundo sigue llamando y preguntando dónde está el cobre. Mendoza hace oídos sordos, porque no tiene respuesta mientras no avance con más exploración.