El Gobierno altera al dólar y a la inflación
La multiplicación de tipos de cambio produce alteraciones en el mercado, mientras la inflación sigue firme porque no baja el gasto público. El análisis político y económico de Rodolfo Cavagnaro.
Mientras muchos funcionarios indican que no les preocupa el valor del dólar informal, desde las esferas oficiales están tratando de intervenir en forma permanente para alterar los precios de la divisa norteamericana. Durante septiembre pusieron el "dólar soja" por el cual les pagaban a los exportadores $200 por dólar. Así consiguieron más de US$ 6.000 millones que reforzaron las reservas, pero siguen haciendo malabares para frenar importaciones, mientras no ingresan dólares ni por inversiones ni por turismo.
En todo esto subyace una verdad que nos se quiere asumir: el dólar oficial quedó atrasado por esa estúpida visión de creer que se puede congelar el precio del dólar para usarlo como ancla antiinflacionaria. Y es un absurdo, si eso fuera posible no tendríamos las tasas de inflación actuales.
Pero lo cierto es que el atraso del tipo de cambio es la distorsión que genera toda la locura posterior. Al estar el dólar artificialmente barato (y el peso artificialmente alto) se generan fantasías económicas. Es barato viajar al exterior, es barato contratar los mejores espectáculos internacionales, es barato importar insumos y productos de lujo, y otras barateces varias. La gente tiene una sensación de riqueza que es muy sensual.
Pero siempre que el tipo de cambio está controlado aparecen versiones libres que siempre son más caras que el dólar oficial. Cuando esto ocurre los turistas no venden divisas en el mercado oficial, sino que lo hacen en el paralelo. Los importadores quieren importar más para cubrirse y pagarlo con dólares oficiales. Los organizadores de espectáculos quieren que les vendan dólares a precio oficial para que les rinda la ecuación.
Cuando el Gobierno hace esto, inevitablemente se queda sin reservas porque todos quieren sacar al precio oficial, pero nadie quiere ingresar a ese precio. Las únicas que pueden entrar son las exportaciones, pero salvo las commodities, que no tienen mucho valor agregado, el resto van perdiendo competitividad. Un caso nuestro es el de la industria vitivinícola, que tiene insumos importados (que no se pueden comprar) y alta carga de mano de obra que encarece la ecuación, lo cual hace que muchas líneas pierdan mercados y solo se puede exportar vinos premium.
Ahora, después del "dólar-soja" el gobierno ha creado el "dólar-tech" destinado a estimular a los exportadores de bienes del conocimiento para ingresen divisas. Pero también el denominado "dólar Qatar" que es para todas las compras de paquetes turísticos en el exterior, por el cual se le carga un anticipo de ganancias o bienes personales al dólar turista que lo lleva a $314 (algunos lo bautizaron dólar Pi). También apareció un dólar para los organizadores de espectáculos internacionales, que ha sido llamado "dólar Coldplay" a $200. Hoy el gobierno maneja unos 15 tipos de cambio diferentes según quiera promover u obstaculizar actividades.
Este gobierno cree que, sumando distorsiones, por una extraña alquimia, se obtiene una virtud y no es así. La suma de distorsiones da como resultado una maraña de distorsiones que pone trabas que las terminan pagando el Estado, y por ende los ciudadanos, ya que se consigue la retracción de los actores económicos y se agudiza la recesión.
¿Qué actitud sería la razonable? Lo lógico sería liberar el tipo de cambio y los importadores y exportadores vayan al mercado y ahí se forme el precio, pero hoy eso es imposible. El problema es el gran déficit fiscal por el exceso de gasto público que el gobierno no quiere o no se anima a cortar porque hay involucrado mucho gasto político para hacer clientelismo.
Todo este proceso lo que hace es generar mucha desconfianza. En el sector empresario, el nuevo reglamento de importaciones, crea grandes dudas por el nivel de discrecionalidad y muchos creen que comenzarán a prohibir importaciones, más allá de algunos productos que se pueden considerar suntuarios. Se esperaba que se acelere el ritmo de las minidevaluaciones para seguir el ritmo de la inflación porque, de lo contrario, es probable que, cuando el mercado ya no les crea, genere su propia devaluación y perderán el control. Lo cierto es que la carencia de reservas se puede agudizar y esto es lo que señaló el FMI, desaconsejando los tipos de cambio múltiples.
La inflación sigue firme
El Índice de Precios al Consumidor de septiembre arrojó un crecimiento del 6,2%, donde se volvió a destacar el rubro de la indumentaria, que parece que tiene cambio de temporada todos los meses. Por supuesto, los alimentos y bebidas y el rubro de bebidas alcohólicas y tabaco siguieron encabezando el ranking, con subas superiores a la media.
De todos los modos, el problema es que nuestra economía ingresó hace varios meses en un ritmo indexatorio de todos sus rubros, por lo que consigue repetir el ciclo en los meses siguientes, agregándoles los propios de cada mes. En este ritmo, la inflación acumulada en este año es de 66,1% y la anualizada contra septiembre de 2021 alcanza a 83%. El índice final estará cerca del 100%.
El 6,2% puede ser tomado como un éxito por los funcionarios, pero no tiene nada de éxito. Es un índice altísimo que descompagina todo, porque las empresas no pueden planificar, los trabajadores tratan de negociar todos los meses los salarios, pero siempre llegan tarde y los jubilados, cuando reciben los ajustes trimestrales, siempre llegan tarde y todos los años les vienen robando entre 15 y 30% del poder adquisitivo.
El problema más grave es que, como sigue el déficit fiscal, el Gobierno toma deuda en pesos con los privados y paga intereses equivalentes al 100%, o sea que un año duplica su deuda, mientras el Banco Central sigue multiplicando sus deudas emitiendo Leliq en volúmenes muy grandes, que hoy superan los 8 billones de pesos.
Queda muy claro que el problema fundamental es el exceso de gasto público. En octubre comenzarán a ajustarse las tarifas por el efecto de disminuir los niveles de subsidios, pero han demorado tanto, que, con el ritmo que le quieren dar, el año próximo tendrán un volumen de subsidios superior al de ahora.
La inflación es lo que atrasa al dólar y si se libera el mercado impactaría en la inflación. La solución es terminar con el déficit en forma urgente, aunque haya que hacer algún programa de retiros, pero con la cantidad de cargos políticos inútiles, habrá que comenzar por ahí para dar el ejemplo.