Ricardo Ponte: "Las grandes poblaciones del mundo nacieron en los desiertos"
El arquitecto e historiador Ricardo Ponte contestó al planteo de Pablo Lacoste en torno a que el gusto por los grandes jardines verdes en Mendoza "es de tilingos que creen estar en el norte de Francia".
El arquitecto Ricardo Ponte, autor de numerosos libros de historia de Mendoza, enfrentó la provocación al debate del historiador Pablo Lacoste, quien en una entrevista con Memo había acusado a Mendoza y los mendocinos de ser "tilingos", es decir, "querer ser lo que no somos", al plantear parques y jardines "de estilo francés" que requieren "una cantidad de agua que esta zona árida no ofrece" en medio de una sequía histórica que sufrimos por estos días.
Ponte subrayó que "las grandes civilizaciones del mundo nacieron en los desiertos" e indicó que lo hicieron "como un desafío a la naturaleza y al mismo desierto". "La actitud de las civilizaciones cambiaron la naturaleza", dijo. Sin embargo, reconoció que "hoy vivimos con un paradigma diferente que es aceptar que vivimos en un desierto". En este punto, sostuvo que eso sería plantear "¿cómo vamos a tener en nuestras calles plátanos, árboles que están en las calles de Madrid, Buenos Aires y París? Y es así, precisamente, porque el gran desafío de Mendoza fue desafiar a ese desierto, domesticar a esa naturaleza".
Sobre la acusación de "tilingos", Ponte dijo que "no es una cosa simple sino compleja, porque no es cierto que queremos tener jardines como en Francia. Nosotros queremos tenerlos como en Río de Janeiro. Si pudiéramos tener orquídeas, gomeros y esa humedad que tiene Buenos Aires, lo tendríamos, porque es un modelo antiguo, histórico".
Sobre los orígenes de Mendoza en la antigüedad, Ponte dijo que "quienes describen aquel lugar lo hacen hablando de 'un verdor en medio del desierto'". "Cuando llegaron los conquistadores -completó- había una cultura huarpe que se organizaba a través de una red de canales y acequias, y cada familia huarpe cultivaba un sector alrededor de una acequia. No había presencia de árboles. Fue algo traído por los colonizadores. Por ejemplo en la ciudad colonial, no había árboles en las calles, era más una ciudad que podemos pensar como San Luis hoy. Veredas y calles angostas; las calles era de 9 metros con 40 y hoy son de 20 metros de ancho. Cuando había árboles estaban en el interior de las casas, en sus jardines", señaló.