Elbio Rodríguez: "Muchos están haciendo catarsis a través de Milei, que le puso nombre a las cosas"
Es licenciado en Economía y trabaja, desde que volvió a Mendoza en 1997, haciendo encuestas de temas políticos. Cómo es su tarea, quiénes lo llamaron este año y algunas anécdotas de sus experiencias en elecciones.
Un café para cada uno, que prepara en el cocina de su oficina (que en realidad es una casa de barrio, en Dorrego), el 'atado de puchos' -infaltable- y comienza la charla de Memo y Elbio Rodríguez. Él es licenciado en Economía, recibido en la Universidad de Buenos Aires, pero en Mendoza su nombre está más que nada vinculado a las encuestas y a las elecciones.
Es que se trata, precisamente, de uno de los profesionales que más ha acertado en su trabajo como encuestador en las distintas elecciones de la provincia. Si bien trabajó mucho tiempo con el radicalismo, en concreto con Alfredo Cornejo (más de 14 años), a Rodríguez lo han contratado y lo siguen llamando, por su experiencia, desde todos los partidos políticos.
En un momento, fue conocido como "el encuestador estrella de Cornejo". Pero ahora, trabaja para que quien lo llame y pague por sus servicios, por supuesto. "Yo analizo encuestas, hablo con ustedes (por la prensa), con dirigentes políticos que me llaman. Pero este año me vino a ver alguien que me pidió exclusividad y le dije que no, no me gusta", recalca.
Defensor de las encuestas presenciales
Y empieza, cigarrillo de por medio, a hablar de lleno sobre las encuestas y su manera de trabajar: "El problema de la encuestas por teléfono o por redes es que contesta la persona que quiere contestar y eso ya es una dificultad. Debería haber cierto involucramiento e interés en contestar".
-¿Cómo trabaja usted, de forma presencial las realiza?
-Sí. Nosotros hacemos, por ejemplo, 1.200 encuestas para ver cómo vota 1.200.000 mendocinos. Cada persona tiene que representar a otra cantidad de personas que no hacen la encuesta. Entonces, si esa persona tiene voluntad previa de contestar la encuesta no es igual que las otras. Es mi punto de vista y mi forma de trabajar. Las encuestas domiciliarias son mejores siempre porque es la manera de lograr reflejar la representación. Tiene que ser espontánea, además, no tengo que explicarle demasiado al entrevistado porque si no es como que lo estuviera educando y no corresponde.
-¿Cómo se realiza la elección del lugar de cada departamento en el que se termina concretando la encuesta?
-Yo analizo las últimas elecciones, cómo han votado por circuito electoral y reúno los circuitos que tienen porcentajes de votos parecidos. Luego, de esos circuitos electores, tomo la muestra adonde está el promedio entre -por ejemplo- El Trapiche y Las Tortugas, de Godoy Cruz. Y el paso siguiente es ponderar.
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-Actualmente, ¿está trabajando en alguna encuesta en especial?
-Ahora le hice una encuesta a Omar De Marchi, tengo prevista otra en Rivadavia y también me llamó el gobernador (Rodolfo Suarez). A mí me apasiona la investigación. Armé un instituto que se llama "Fundación de Comportamiento Social" porque me encanta saber la razón que tiene la gente para hacer lo que hace.
-A lo largo de su carrera, ¿alguna vez se equivocó mucho con el resultado de sus encuestas?
-Sí, me equivoqué mal en San Juan por un mal diseño de una encuesta. Hice mal una simulación en la que iba Sergio Uñac con dos intendentes. Después tuve problemas en Villa Mercedes, San Luis, porque la gente es muy temerosa. Dice querer mucho a los Rodríguez Saá hasta el momento de ir a votar (risas). Son situaciones que se dan.
-Y aquí en Mendoza, ¿siempre bien?
-Cuando mejor anduve fue en 2019, acertamos todos los resultados, con diferencia de un punto y medio nada más. Este año que pasó también, me daba todo bastante similar a como finalmente fue, salvo en el peronismo que me daba de más casi 4 puntos. La explicación que tengo es que mucha gente de los sectores más populares no fue a votar. Pero cuando le hacía la encuesta, elegían al peronismo. Igual fue una diferencia de 4 puntos.
-Al radicalismo le fue muy bien en esas elecciones. Usted ha trabajado mucho con Alfredo Cornejo. ¿Cuál es su perspectiva actual, cree que se medirá para volver a gobernar Mendoza?
-Posibilidades tiene, es el tipo más conocido y que más actúa. Comparado con el resto de los partidos, el radicalismo hoy está muy desarrollado; tienen casi todas las intendencias y han abierto comités en todos los departamentos. Y Alfredo un poco que es quien maneja todo eso.
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-La duda es si volverá a pelear la provincia o buscará seguir su camino a nivel nacional...
-Tal cual. Si vuelve a Mendoza para la Gobernación, yo creo que dentro de lo que es radicalismo van a tener que bajarse todos (risas).
-¿El panorama político en Mendoza cómo lo ve, qué se percibe desde la ciudadanía?
-Veo cierta complejidad porque la gente está desinteresada. Ha tomado distancia del mundo político. Yo actualmente tengo que el 70% de la población no elegiría a nadie. El año pasado me daba que había un 40% del electorado que no quería votar a nadie, luego se fue achicando pero llegó a un veintipico entre el voto en blanco, la gente que no fue a votar y demás. Eso es porque van tomando distancia de la política, sobre todo la gente joven.
-Entre los jóvenes, justamente, sí parece estar surgiendo como una suerte de ídolo que muchos siguen y apoyan: Javier Milei.
-El fenómeno Milei, muy interesante. Normalmente a las personas nos gusta hacer catarsis cuando tenemos un problema. Algunos salen a la calle y otros hacen catarsis a través de otras personas. Creo que muchos están haciendo catarsis a través de Milei. Considero que tuvo un muy buen acierto: ponerle nombre a las cosas. Cuando la gente acepta que las cosas tienen un nombre, sea amigo o enemigo, se ordena a través de ese dato.
Recuerdo, por ejemplo en el 83'. Yo estaba en Buenos Aires y tenía un amigo muy peronista, que había estado secuestrado. Trabajábamos juntos. Y una semana antes de las elecciones presidenciales él me dijo que iba a ganar Alfonsín, yo le dije que no, que era muy difícil. Le pregunté porqué lo aseguraba con tanto énfasis. Justo estábamos en una obra y escuchamos que decían los albañiles: "Vamos el Chapulín Colorado todavía" (era el apodo que tenía el fallecido presidente argentino Raúl Alfonsín). Y mi amigo Guillermo me dijo: cuando la gente le pone nombre a las cosas, eso se empieza a extender como un reguero y se forman corrientes de opinión pública alrededor de ese nombre.
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Milei ha acertado con el tema de la casta política. Inteligentemente armó un discurso en el que él queda afuera de esa casta a la que critica (pero en realidad pertenece) y encima sortea su sueldo. Es un caso peligroso en el sentido de que altera los equilibrios que hay en Juntos por el Cambio. Creo que el único error que cometió fue pedirle a Macri que se sume a su partido. Eso no va a pasar.
-Ya que estamos en el plano nacional, ¿a Alberto Fernández cómo lo ve en su gestión actual?
-Mal. Siempre lo supe, para mí es un paquete que no se da maña para nada. Es típico porteño de café. Es insoportable de lo ridículo que es.
"El 70% de la gente hoy no te elige a ningún candidato"
-¿Es muy pronto para preguntar qué panorama debería esperarse en Mendoza en las próximas elecciones?
-Sí, prontísimo. Vos haces una encuesta para medir a un político a 10 meses de las elecciones, le da mal y el tipo dice 'no, ¡cómo puede ser!'. Pero el mensaje es que justamente hay tiempo para revertirlo, hay posibilidades de crecer y darle para adelante. Elaborar una estrategia. Lo que hay que ver son otros datos: el 70% de la gente hoy no te elige a ningún candidato.
Lo primero es que el candidato diga qué quiere para Mendoza y cuáles son sus ejes. Me acuerdo que el Alfredo (Cornejo), con quien laburé 14 años (desde que fue ministro de Seguridad) me dijo que necesitaba un "encuestador muleto". Le dije que sí pero que cobraba por adelantado (risas). Él sabía lo que quería porque un día estábamos tomando un café, faltaban dos años para la elección en la que terminó siendo gobernador, y me dijo: "Si llegamos a la Gobernación vamos a poder hacer tres cosas: mejorar la salud, mejorar la educación y mejorar la seguridad". Tres transformaciones de base, él tenía una idea de lo quería para Mendoza y fundamentos concretos.
Algunas anécdotas de encuestas y asesoramiento
-Yo volví a Mendoza en 1997 y recuerdo que cuando empecé a trabajar acá, el dato era que el Pilo Bordón había sacado unos 300.000 votos. Iba de candidato a presidente, hacemos encuesta y nos da 40.000 votos. Me acuerdo que la esposa se enojó y nos dijo que era imposible. Finalmente, sacó 40.000 votos.
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-Tema minería tuve una experiencia fuerte. Me llamó Alfredo y me llamó el gobernador Suarez incluso, cuando sucedió lo de la ley 7.722. Le dije que desde mi punto de vista, ante la falta de consenso social lo ideal era dar de baja la ley pero decir, de todas maneras, que él estaba convencido de que la única alternativa para que Mendoza crezca y se desarrolle era generar una minería bien cuidada y con todos los protocolos. Para mí tenía que decir eso porque algún día la gente le daría la razón.
-Pero para llevar adelante las cosas políticas necesitás consenso social primero. Para eso sirven las encuestas, para conocer cómo piensa la gente y qué quiere. Si sólo sirvieran para saber quién gana, no servirían para nada. Una vez me lo dijo el Emir Félix, queríamos hacer un boca de urna y nos contestó: "¿Para qué quiero saber lo que ya pasó? Encima voy a gastar plata". Y tenía razón. Pero sí sirven para sacar datos para poder jugar alguna carta. Pasa que en general te piden encuestas para saber si ganan. Y no es así. O me preguntan qué decir para que la gente los vote. Si yo supiera eso, sería el gobernador (risas). En lo que nosotros tratamos de indagar es en determinar qué elementos hacen que una persona sea preferible. Nuestro único valor son los datos que logramos, estén bien o estén mal, eso lo sabrás luego. Lo importante es mantenerse firme y confiar en el trabajo profesional que uno hizo.