Malvinas: recordar para aprender; enseñar para no repetir
Julio Cobos reflexiona en esta columna sobre la Guerra de Malvinas. "Los argentinos podemos, y debemos crear políticas que trasciendan a los gobiernos", escribe aquí.
Se cumplen 40 años de Malvinas. 40 años del conflicto armado que marcó a generaciones enteras, y que truncó el destino de miles de jóvenes y familias argentinas. Cuatro décadas de un asunto profundo que atraviesa de manera transversal a la sociedad argentina en todos sus estamentos y en todas sus formas.
Este nuevo aniversario del comienzo de la guerra nos interpela como argentinos, y nos reafirma la necesidad de mantener viva la memoria y la reivindicación legítima e irrenunciable de nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Este objetivo permanente nos guía hacia la búsqueda de una solución pacífica definitiva a la controversia y a la recuperación de los territorios, respetando los principios del derecho internacional, tal como reza nuestra Carta Magna.
El pasado es vital para conocer, entender, interpretar y resignificar Malvinas. El reclamo soberano argentino se basa en antecedentes históricos, políticos, geográficos y legales absolutamente sólidos e irrefutables. Ellos avalan nuestro posicionamiento frente a la comunidad internacional y los planteos que durante décadas se han realizado y se realizan en organismos supranacionales como la Organización de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, entre otros.
Esta tarea es responsabilidad de todos los argentinos, pero en especial de nosotros, sus representantes. Vivimos tiempos marcados por el uso ilegítimo de la fuerza, épocas donde el concepto de autodeterminación de los pueblos es empleado de manera arbitraria, por las potencias de acuerdo con su conveniencia. Es necesario recordar que Naciones Unidas, en el marco del proceso de descolonización de gran parte del continente africano, emite su Resolución 1514, de 1960 que les da el derecho a todos los pueblos a decidir si quieren la independencia o continuar perteneciendo a su metrópoli. Este derecho no era para los británicos que fueron a vivir a Malvinas, sino para los pueblos originarios y por ende este principio no es aplicable.
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Las Islas Malvinas, para nuestro país, no son sólo un territorio, sino que representan una causa nacional que reúne y aglutina a la gran mayoría de los argentinos. Más allá de divisiones políticas y partidarias, las islas configuran un asunto que nos encuentra mucho más de acuerdo que enfrentados. La Ley 27.558, por la cual se crea el Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, aprobada por unanimidad en el Congreso, en el año 2020, es un claro ejemplo de ello.
Los argentinos podemos, y debemos crear políticas que trasciendan a los gobiernos. Esto se logra a través de la unión y la perseverancia, es así como logramos avances significativos a nivel país, como la creación de la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental, más conocida como COPLA. Esta Comisión interministerial, con profesionales de distintas disciplinas, logró que la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, adoptase por consenso las Recomendaciones sobre la presentación argentina. Como resultado de esta política de largo plazo, nuestro país agrega una cantidad importante de kilómetros ya totalmente definidos a nuestro país, con toda la riqueza que subyace debajo de las aguas. El trabajo realizado por COPLA contempla la situación de las Islas Malvinas y nuestro reclamo soberano.
La importancia geopolítica, económica y estratégica de las Islas es evidente, como también lo son nuestros derechos legítimos sobre ellas. Es necesario resaltar que si las Malvinas son argentinas es porque el derecho internacional así lo avala. Por eso la cuestión Malvinas no debe abordarse con una mirada solo al pasado sino, fundamentalmente, hacia el futuro. Malvinas y las Islas del Atlántico Sur constituyen enclaves marítimos estratégicos para la Argentina y no pueden ni deben ser consideradas ajenas al territorio nacional. Se lo debemos a nuestros héroes por su sacrificio y por su memoria.
La recuperación de las Islas Malvinas no es ni será un proceso rápido, pero es nuestra obligación hacer los aportes que estén al alcance para acortar el camino hacia ese objetivo. El futuro se construye con bases sólidas afincadas en nuestro pasado y este compendio es un aporte más a la edificación de un futuro que, más temprano que tarde, terminará con la injusticia de sabernos escindidos por la fuerza de una parte inalienable de nuestro territorio nacional.
Recordemos para aprender y enseñemos para que el avasallamiento sobre nuestra soberanía no se repita nunca más. Las Malvinas fueron, son y serán argentinas.