¿Qué implica Freijo en Mendoza?
"Si Simone de Beauvoir -de quien Florencia con mucho humor refiere ser la encarnación viva- hubiera tenido las herramientas tecnológicas y la llegada que tiene hoy Flor, los avances de las mujeres hubieran sido exponenciales", escribe Emiliana Lilloy.
Suena el teléfono un lunes por la mañana y es la licenciada Alejandra Jara Riffo -Coordinadora del Área de Género de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza- que me llama para invitarme a un encuentro íntimo con Florencia Freijo. A Freijo la conozco de las redes, y sobre todo porque hace un tiempo una amiga feminista (Male) me dijo que la mirara para que le diera mi opinión sobre sus ideas y pensamiento. Me dijo en especial, que Florencia era muy popular y querida, pero al mismo tiempo denostada como alguien quizás poco profundo por un sector del feminismo, que le increpaba "hacer un feminismo brillantina".
En aquel momento me gustó el término y me puse a leerla para entender a qué se referían con "brillantina". Luego de una breve investigación le dije a Male que no me parecía nada mal Florencia, y que sobre todo, estaba un poco cansada de ciertos espacios del feminismo intelectual argentino muy muy partidario o apropiado si se quiere, que no deja hablar ni levantar cabeza a nadie que no lleve sus banderas y rinda pleitesía a ciertos personajes.
En Florencia, más allá de que la tiene, no se lee o advierte ninguna tendenciosidad partidaria ciega y sobre todo -que es lo que resulta interesante- no se advierte ninguna corrección política. Pero esta idea se me apareció más clara, no leyendo sus artículos o viendo sus videos, sino charlando cara a cara con ella aquí en Mendoza.
Fue hace dos días, en uno de los eventos organizados en el mes de la mujer por la Municipalidad de la Capital:
Es viernes por la noche y la cita es en el Museo del Área Fundacional en la plaza Pedro del Castillo, donde al llegar nos ofrecen una copa de vino y su directora- Betina Tamiozzo-, amable y espontáneamente nos invita con una guía y recorrido sobre los orígenes de nuestra provincia. Somos alrededor de 30 mujeres y no temo exagerar cuando digo que casi casi que nos conocemos todas. El encuentro se lleva a cabo en el marco de un ciclo mensual llamado "mujeres líderes en la ciudad de Mendoza" y en este caso han invitado a funcionarias del gobierno, municipios, poder judicial, legislatura, y otras tantas de las organizaciones civiles. Comentamos el título del evento, y entre risas nos presentamos con el cargo o función de cada una -a modo de chiste- pero conscientes de que es necesario, sobre todo por lo que implica nosotras, la mayoría abocadas a la lucha contra la violencia de género y la búsqueda de la igualdad en el acceso al poder por parte de las mujeres.
Quién es Florencia Freijo y por qué hablan mucho hoy de lo que dice
Nos sentamos en las sillas que se encuentran frente a una pantalla y Elvi Stone -querida amiga desde la infancia y hoy directora de Educación de la Municipalidad de la Ciudad- toma la palabra y la presenta con especial cercanía y admiración. Florencia comienza a hablarnos. Ella parece auto percibirse como una persona joven o al menos relata que cuando ha expuesto, más de una vez la gente le ha dicho "qué jovencita que sos" o cosas tales como "me sorprendiste, con lo jovencita que sos no esperaba que supieras tanto". Flor tiene 34 años. ¿es una jovencita? ¿Hasta cuándo una mujer es jovencita? Un varón que viene a darnos una conferencia y tiene 34 años ¿es un jovencito? ¿esperamos o no esperamos que sepa de lo que está hablando?
Estas y otras preguntas se hace Flor y nos las hace como público. Entre risas y chistes le vamos contestando nuestro sentir, porque todas sabemos de lo que habla. Flor habla de las cosas reales, de las de todos los días, las que nos han pasado y nos pasarán a casi todas aquí y ahora, en Mendoza, en Argentina, en este mundo. ¿Será por eso que le dicen feminista brillantina?
En la clase media, en la baja, en la alta, nosotras. Flor no habla de temas "grandes", "profundos" o "intelectuales" Flor no habla de "la perfomatividad en las relaciones de género" de "las ablaciones en África". Flor habla de nosotras y con ello, convoca a las mujeres que ya no tenemos nada que defender ni ocultar, las mujeres que nos decimos abiertamente feministas porque sabemos que negar incluso nuestra propia historia o la de las amigas, madres y abuelas no va a hacer que deje de suceder. Las que sabemos que la única manera de cambiarlo es socializar las experiencias y empatizar con las de las otras. Bajar esto a lo cotidiano.
Porque no importa cuantas palabras complejas o teoría intelectuales feministas leamos o repitamos, lo cierto es que lo que nos pasa nos pasa aquí y ahora, y es esta realidad y esta praxis la que nos proponemos y estamos cambiando.
"(Mal) educadas": Florencia Freijo presentó su libro en Mendoza
Creo que Flor se sintió cómoda, o esa es la sensación que transmitía. No sé si lo esperaba, pero se encontró con un auditorio feminista de mujeres que la han leído, escuchado o que al menos, estaban muy al corriente de lo que ella venía a decir y la escuchamos con mucho interés. Así, lo que quizás al principio tuvo visos de capacitación, se convirtió en una charla amena entre mujeres, filosa y tensa por momentos, cargada de contenidos, vivencias y conocimientos teóricos en otros.
Luego de una tarde interesante y divertida de viernes en el hermoso Museo Fundacional me pregunto y les comparto: ¿qué implicó Flor Freijo en Mendoza?
Flor es una mujer (no una jovecita a mi parecer) de 34 años, bien puesta, segura de si misma (o asegurándose a si misma como muchas de nosotras) y muy formada. Carismática, buena escritora y con una amigable facilidad para caer bien, ser gentil y aplicar una pedagogía empática que hace fácil escucharla y pensar sin resistencias o temores en lo que ella está diciendo. Flor maneja las redes a la perfección y vive en ese mundo nuevo para muchas personas, pero que para ella es un hábitat con reglas propias que permiten un alcance y llegada nunca pensado.
Si Simone de Beauvoir -de quien Florencia con mucho humor refiere ser la encarnación viva- hubiera tenido las herramientas tecnológicas y la llegada que tiene hoy Flor, los avances de las mujeres hubieran sido exponenciales. Ya quisieran las radicales de los 60-70 haberla conocido, para así potenciar por si sus inobjetables e implacables protestas y discursos.
Flor implica mucha, pero mucha brillantina. Porque tiene en ella la empatía y herramientas para llegar a muchas más personas, tocar a alguien en el lugar más recóndito de la Argentina y el planeta. Llegar a todas esas jóvenes que hoy conocen un mundo nuevo -con mucho más igualdad que el que nosotras conocimos-, pero que a la vez necesitan formar sus bases de pensamiento sobre la historia feminista, las luchas de las antepasadas, las nuestras, y conscientes de este esfuerzo, no se despisten ni distraigan como quizás si lo hicimos nosotras. Para seguir adelante, siempre comunicadas, siempre juntas cambiando la historia.
Por eso, gracias Flor, gracias por tu brillantina.