Runrunes retro: "El gobernador de Mendoza quiere renunciar"
Un "suelto" de un diario litoraleño de 1916, el "Santa Fe", daba cuenta de una noticia fuerte, que tituló: "El gobernador de Mendoza quiere renunciar". Se trataba del escribano Francisco Álvarez, quien en noviembre de 1913 le había ganado a Emilio Civit y a José Néstor Lencinas, y el primero de sus competidores, al parecer, le hizo la vida imposible.
Quienes creen que las mañas, zancadillas, traiciones y salto de partidos es algo nuevo, se equivoca. La historia de la política en Mendoza se ha alimentado de situaciones mucho más dramáticas y violentas, incluyendo crímenes y revueltas sangrientas, cuando no atentados. Podríamos repasar con la asistencia de historiadores muchos casos que grafiquen con claridad cómo se construyó la institucionalidad mendocina hace cien años, pero sí hay suficientes testimonios en la prensa.
Un "suelto" de un diario litoraleño de 1916, el "Santa Fe", daba cuenta de una noticia fuerte, que tituló: "El gobernador de Mendoza quiere renunciar". Se trataba del escribano Francisco Álvarez, quien en noviembre de 1913 le había ganado a Emilio Civit y a José Néstor Lencinas, y el primero de sus competidores, al parecer, le hizo la vida imposible.
Un deleite aparte, la redacción del artículo que informó de la siguiente manera (en forma textual):
"El señor Álvarez, gobernador de la provincia de Mendoza, y hombre ducho en cuestiones políticas, parece dispuesto a renunciar al delicado cargo que inviste, pues, piensa que no debe aguardar por más tiempo, a que, los hombres de la oposición lo declaren cesante; como le aconteciera a su colega, el gobernador de Corrientes, quien merced a un raro capricho de la suerte, permanece aun gozando de las dulzuras explicables del poder.
Sucede en la tierra del buen vino, que el senador Civit mira con malos ojos al señor Álvarez, con tan malos ojos, como miraba en Corrientes el senador Vidal al jefe del ejecutivo señor Soza.
Pero el señor Álvarez, que es una buena persona, piensa que no debe contrarias por más tiempo a su comprovinciano el senador Civit y asegura a cuantos amigos y enemigos le salen al paso, que él, se va para siempre, cargados de decepciones y melancolías, como aquéllos barcos inseguros que sueltan amarras, en la hora precisa, en que el destino bate sus alas sombrías en torno a la nave que parte...".
El facsímil de aquel diario:
El señor Álvarez se retira a las regiones frígidas de la vida privada, castigado por los acontecimientos y las cosas, después de sostener una lucha titánica contra los adversarios incontables de su gobierno apacible y principista".
Finalmente, Álvarez no renunció, pero debió afrontar no solo a la oposición que no aceptaba su declinación política, sobre todo la familia Civit, ya que los Lencinas sobrevendrían en otra época, más adelante, con éxito y tragedias. Álvarez era del PP y en 1913 ganó con el 43,73% de los votos con un frente que se llamó Liga Cívica. Emilio Civit sacó el 32,48%, era del PAN y su frente se denominó Concentración Popular. En tanto que José Néstor Lencinas, de la UCR, obtuvo el 23,79%.
Gracias a que la noticia del diario litoraleño no se hizo realidad y continuó en el poder, Álvarez consiguió crear la Constitución aun vigente de Mendoza. A fines de diciembre de 1914 convocó a elecciones para elegir una Convención Reformadora, la que el 11 de febrero de 1916 sancionó una nueva Constitución y Mendoza fue la primera provincia del país en tener su Carta Magna. El radicalismo, de la mano de Álvarez fijó un nuevo mecanismo de representación territorial que modificaba las reglas de la elección para concejales diputados y senadores provinciales, redefiniendo unilateralmente los límites de las circunscripciones por lo que se lo acusó de favorecer la sobrerepresentación del radicalismo.
La Primera Guerra Mundial tuvo sus secuelas en la economía de Mendoza y en las finanzas provinciales. Como en tiempos recientes de Paco Pérez, los empleados públicos no cobraban sus sueldos, cientos de personas quedaron cesantes de sus trabajos. Álvarez empezó a emitir bonos, mientras se multiplicaban las "ollas populares". El descontento social aumento contra el gobernador y el 25 de setiembre de 1917 enfrentó una de las revueltas más sangrientas, que se produjo en la que se reprimió a miles de manifestantes. El presidente Hipólito Yrigoyen decretó la intervención provincial y eligió al cordobés Eufrasio Loza para el cargo.
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Álvarez, el del gobierno "apacible y prancipista" que describió la publicación de referencia un año antes de la debacle, quedó instalado como "Pancho Hambre", en adelante.
En 1918 el que había salido tercero cinco años antes, José Néstor Lencinas, fue elegido gobernador de Mendoza, al mismo tiempo que comienza a manifestar diferencias con Yrigoyen, que llevaron a una nueva intervención de la provincia en 1919. La intervención federal fue dispuesta por decreto de Hipólito Yrigoyen y se extendió hasta 1922.