Entrevista

A los 12 años cruzó Centroamérica y entró a pie e ilegalmente a EEUU: hoy quiere ser presidente

La increíble historia de Félix Maradiaga, el nicaragüense que quiere ser presidente de su país y que después de su propia experiencia familiar con la violencia, defendió la paz y sufrió la persecución del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

G. Conte y S. Montiveros

Detrás de un candidato presidencial hay muchas cosas sueltas, siempre, pero sobre todo, su historia personal, que es la que deja la mayor huella en la personalidad y las acciones. 

En Nicaragua, uno de quienes luchan por darle un final democrático al régimen del matrimonio compuesto por Daniel Ortega y Rosario Murillo, Felix Maradiaga, acredita un pasado lleno de dolor, sufrimiento y luego, de superación personal.

En diálogo este sábado con el programa "Tormenta de Ideas" por Radio Nihuil, el candidato presidencial nicaragüense reveló que su madre, viuda, lo envió a Estados Unidos a sus 12 años, para alejarlo de la violencia que arreciaba en su país. Cruzó toda Centroamérica hasta cruzar el río y la frontera con México a pie y quedar a cargo de una familia adoptiva.

El líder opositor nicaragüense que le pide a Fernández rechazar la dictadura de Ortega

Pudo, luego, estudiar en Harvard y Yale y desarrollarse como emprendedor, y además, como promotor de la paz en su país, al que volvió. Allí pasó de todo hasta ahora, en que desde la Coalición Nacional intenta unir a la oposición para que no suceda lo mismo que en Venezuela y haya una salida democrática a un gobierno que desconoce a los que piensan diferente a él

Esta fue la charla:

- ¿Qué posibilidad hay de que la oposición cobre potencia en un régimen en el cual hace más de cuarenta años se viene hablando de Ortega?

- La buena noticia es que el pueblo de Nicaragua, en gran parte gracias a la valentía del movimiento universitario nicaragüense y de muchos otros que denominamos auto convocados porque no pertenecen a ningún partido político, en abril de dos mil dieciocho, se dio un despertar ciudadano que ha marcado un camino distinto a la dictadura de Ortega, a su populismo, a sus violaciones a los derechos humanos, y no tiene ningún respaldo político mayoritario, tiene las armas que es lo único que lo sostiene en el poder. 

La segunda parte de tu pregunta es fundamental: es la unidad de la oposición, la mayoría de los nicaragüenses quieren un camino distinto al camino que ha implementado la dictadura. Pero lamentablemente no encontramos una plataforma de oposición unificada. Yo y otros de mis colegas estamos trabajando de manera muy intensa en lograr un acuerdo de la oposición y quiero ser optimista, el tiempo está bastante apretado porque la resolución de la OEA del año pasado establece que deberían haber reformas electorales antes del mes de mayo, y lo que hemos visto de Ortega es una actitud contraria a la de permitir elecciones libres, pero eso es una conversación distinta. Las reformas electorales no deberían atrasar el consenso ente los grupos de la oposición.

- ¿Con esta reforma, se reserva el derecho de admisión el actual gobierno?

- Efectivamente. El régimen de Ortega ha presentado una iniciativa de ley electoral que ha sido rechazada categóricamente, por todos los precandidatos a la presidencia, dentro de las dos plataformas principales de oposición que es la Coalición Nacional, grupo al que pertenezco yo, y la Alianza Ciudadana que es otra plataforma de la oposición, y entre ambas plataformas hay diez candidatos, ambos hemos firmado el rechazo a esa iniciativa electoral, porque básicamente le cierra el camino a cualquier candidato que le resulte incomodo a Ortega.

- ¿Qué puntos en común encuentra entre Nicaragua y Venezuela?

- Hay muchas similitudes y diferencias con Venezuela. La principal similitud es la de dos regímenes totalmente desprovistos de legitimidad popular, Daniel Ortega viene sosteniendo su poder después de varios fraudes electorales, al igual que Maduro y antes Chávez, en segundo lugar, muchísima intervención de la inteligencia y la mano perversa de La Habana, creo que está involucrada. En tercer lugar, una retórica populista, antinorteamericana, antiliberal. El otro elemento de coincidencia es el aparato represor, en el caso de Nicaragua y Venezuela las fuerzas armadas están totalmente absorbidas por el régimen. Las similitudes más fuertes terminan ahí y empiezan las diferencias, Nicaragua ha tenido un exilio de unas 200 mil personas en los últimos dos años, y el exilio venezolano es mucho más intenso y eso ha dejado que la oposición venezolana sea considerablemente menor al músculo de la oposición interna de Nicaragua. Además de eso, la situación económica de Nicaragua, que no es nada buena, no se asemeja a lo que es el colapso de Venezuela. Pero también tenemos la similitud de oposiciones fragmentadas, lamentablemente.

- ¿Por qué ante un régimen tan autoritario, no hay una oposición unida?

- A mí me resulta inexplicable y doloroso. Yo trabajé durante muchos años como un activista de derechos humanos, como un emprendedor en otras partes de América Latina y pensaba que cuando Nicaragua encontrara la posibilidad de la salida de Ortega. Podríamos tener las lecciones aprendidas de lo que paso en otro lado, y realmente es una de las cosas que más me apena, pero más allá de mis sentimientos. 

Audio completo: #TormentaDeIdeas del sábado 24 de abril de 2021

Quisiera racionalizar a qué se viene eso. Yo creo que hay muchas razones pero me voy a centrar en la fundamental, creo que los fantasmas ideológicos del siglo pasado siguen estando presentes, a que me refiero con esto, están quienes creemos que la lucha contra la dictadura, es una lucha de democracia contra tiranía, es decir, no es un asunto de derecha o izquierda, de capitalismo contra comunismo, que estos dictadores no representan ninguna opción ideológica específica, son un régimen perverso que va más allá de la ideología, que simplemente utiliza la retórica ideológica para engañar a algunas personas, pero que realmente se sostiene en la sed de acumular poder y de poder extraer recursos. Hay personas que piensan distinto y sostiene que es una lucha de izquierda y derecha, entonces por ejemplo en la Coalición Nacional está compuesta por personas que venimos de una tradición más liberal, que tenemos principios de centroderecha, pero tenemos algunos otros colegas de la oposición que vienen de tendencias más de socialdemocracia.

-¿Por qué no nos cuenta que fue de su vida, su niñez?

- Yo quisiera en primer lugar decir que mi niñez no fue nada atípica. Lamentablemente miles y miles de niños nicaragüenses tuvieron que sufrir la secuela de la guerra. Parte de mi familia fue asesinada durante la guerra civil de mil novecientos noventa y nueve y principios de los ochenta, perdí tíos, hermanos. Y en inicios de los ochenta mi familia fue expropiada por el régimen sandinista, que obligó a mi madre a tomar la decisión más dura que toda madre puede tomar, como fue la de enviarme indocumentado a Estados Unidos, para que yo no fuera absorbido por este conflicto nicaragüense, y fue así como me toco iniciar un viaje por Guatemala, por México y cruzar la frontera entre Estados Unidos y México a través del río y vivir con una familia adoptiva durante unos años. Yo regresé en mi juventud a Nicaragua y desde que regresé, me he dedicado a intentar dar soporte para que otros jóvenes y niños no sufran lo que nos tocó a tantos niños de mi generación. 

Aun no lo hemos logrado, mientras estoy hablando con vos Gabriel, mi hija de siete años está en el exilio. La tuve que sacar de Nicaragua por amenazas de muerte a mi familia y me parece increíble de que mi padre fue preso político, fue torturado por la dictadura. Crecí como hijo de un hombre que murió a los treinta y dos años de edad en un accidente pero que nunca volvió a ser como era antes por consecuencias de las torturas. Yo creo que es la decisión que tomaría cualquier padre la que tome yo, es la decisión de trabajar para que tus hijos no tengan que pasar por lo que nos ha tocado vivir a nosotros. Mi compromiso es que los nicaragüenses encontremos un camino de cambio que no sea por la violencia.

- Es un gran ejemplo que siempre haya vuelto a su país para transmitir sus conocimientos.

- Efectivamente, decidí volver porque a mí el exilio me resulto muy doloroso. Y por el compromiso de que otras generaciones no tengamos que pasar por lo que miles de nicaragüenses hemos tenido que pasar, y lo que les pasa a otras personas alrededor del mundo, que tienen que buscar oportunidades alrededor del mundo porque no las tienen en su propio país. Yo creo que los seres humanos se deberían mover libremente sin fronteras, me parece que las fronteras son artificiales, creo en la libre movilidad de las personas bajo un respeto de la legislación migratoria, los países tienen derecho también de establecer sus parámetros migratorios, de manera muy transparente y teniendo en cuenta los derechos humanos, lo que no me parece aceptable es que una persona se tenga que ir de su país porque lo matan, lo echan a la cárcel, por pensar distinto, porque no puede ejercer su profesión libremente, sea un periodista o sea un profesor universitario como ha sido mi caso. Este es un compromiso de vida y hay muchísimos nicaragüenses con un compromiso igual o mayor, y eso es lo que me da esperanzas, que somos más los que queremos un país en libertad.

- ¿Por qué Nicaragua no ha tenido un punto intermedio en lo que era la dictadura de los Somoza y lo que es la dictadura actual de los Ortega?

- Creo que han habido varios obstáculos. En primer lugar, la revolución de 1979, que fue muy interesante y esperanzadora, fue traicionada por un grupo de personas y resultó peor que Somoza. Y el gran obstáculo fue que el hecho de la revolución nicaragüense fue, no solo secuestros, si no que quedó envuelta en el conflicto polarizado de la Guerra Fría, y eso no permitió que en 1980 se diera este proceso de democratización que se esperaba. 

En 1980 se dio otro gran proceso esperanzador, como fue la llegada al poder de Doña Violeta Barrios de Chamorro y se empezó un camino por elecciones libres y se empezó un proceso de democratización. Pero nuevamente se cayó en la polarización y el interés por un mercado libre fue dejando de un lado las causas sociales, que es fundamental para un país como Nicaragua que es el segundo más pobre de América Latina. En conclusión no podemos pensar en democracia mientras haya pobreza, desigualdad, corrupción, yo creo que ese elemento de la pobreza ha dificultado que la democracia en lo político pueda dar frutos, porque para que pueda haber democracia la gente tiene que tener el estómago satisfecho y tiene que sentirse, físicamente seguro.

-¿Varia en algo que Ortega no vaya a ser el candidato de su partido?

- Yo creo que sí. El frente sandinista es un partido totalitario, construido alrededor de la figura de Ortega. En algún momento la esposa, Rosario Murillo, que es la vicepresidenta, se pensó que podía ser la heredera, pero sus índices de desaprobación son muy altos. Hay altas probabilidades de que el dictador, a pesar de que la constitución se lo prohíbe, intentara ser candidato nuevamente.

- ¿Y usted se ve cómo presidente?

Yo estoy preparado para asumir el reto de la transición democrática, para trabajar lo más duro posible por las personas nicaragüenses que creen en un camino sin violencia, al mismo tiempo reconociendo que es un reto que va mucho más allá de lo electoral, he dicho públicamente que mi principal compromiso es la democratización y he colocado como mayor prioridad un gran consenso entre los candidatos y estoy dispuesto a asumir el reto de ser el candidato de la unidad u ocupar el puesto que le corresponda al país. Es el momento de hacer patria, es el momento de la generosidad por aquellos que están sufriendo, pensamos todos los días en los presos políticos, en ese 20 por ciento de nicaragüenses que está en el exilio. Así que estoy listo para servirle a mi país en el rol en el que sea más productivo.

- ¿Se siente identificado o tiene puntos de unión con el proyecto de Lasso en Ecuador, a quien le mandó una carta? ¿Cree que algún país de Latino América puede ayudar a Nicaragua a librarse de este régimen totalitario?

- Yo creo que sí. Te cuento que este es uno de mis ámbitos de mayor avance, porque yo tengo muchos años dedicándome al activismo de Nicaragua, y eso me ha permitido tener amistad con gente que en este momento son jefes de Estado en otras partes o que tienen incidencias políticas. 

El régimen de los Ortega en Nicaragua ya tiene su "Ley Mordaza" contra la prensa y la oposición

Te cuento una anécdota: en el 2009, luego en 2011 y luego en el año 2016, durante tres ocasiones, intentamos promover un concejo permanente de la OEA y solo logramos nueve votos a favor de la propuesta de poner presión internacional contra Ortega. Entonces sí, creo que efectivamente hay mucha solidaridad democrática, no solo por el presidente electo Lasso, si no por otros jefes de Estado, que creen que es el momento de ponerle más presión a Ortega. Yo creo que los presidentes de América Latina que son resultados de procesos democráticos deben hacer un club de democracia y de alguna forma cerrarles las puertas a los líderes autoritarios que no nacen de procesos transparentes.

- ¿Cómo analiza el papel de Argentina con su actual gobierno?

- Ha sido muy difícil. Habíamos logrado crear una relación muy fluida con la misión diplomática argentina ante la ONU y la OEA en el tema de derechos humanos en la administración anterior. De hecho, Argentina jugó un liderazgo importantísimo en las resoluciones del Consenso de Derechos Humanos. Ustedes saben que más de 350 nicaragüenses fueron asesinados según el diagnóstico que hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y Argentina jugo un rol sumamente importante en la búsqueda de la verdad, la memoria y la justicia. Nosotros estamos insistiendo que esa posición no debe ser ideológica, sea mantenida por la misión diplomática de Argentina, hasta ahora nos mantenemos a la expectativa y esperamos que Argentina en las próximas sesiones del consejo permanente de la OEA mantenga esa posición que ha tenido a pesar del cambio de gobierno.

-¿Si hay elecciones, cuándo deberían ser?

- El de noviembre del año 2021. Estamos muy cerca, pero la reforma electoral que propone Ortega pone en mucho cuestionamiento la posibilidad de tener elecciones libres, asi que vamos a seguir presionando y para ello es muy importante la prensa que nos permite llevar esta información a formadores de opinión alrededor del mundo. Yo les agradezco por esta oportunidad de poder contar lo que está pasando en Nicaragua.

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