Que sirve, que no sirve: la bizantina discusión sobre el uso del barbijo

"Al ser de carácter obligatorio, sea eficaz o no, huelgan todo tipo de discusiones, tal como ocurre por ejemplo con la obligatoriedad de circular por la derecha todo tipo de vehículo auto o hetero propulsado".

Eduardo Da Viá

Entre las decenas de estupideces, por cuanto eso son, que se escuchan y leen a diario en nuestra querida Argentina, está la ya famosa posición antitética sobre la utilidad o no del uso de la mascarilla como mecanismo de defensa ante la posibilidad de adquirir el coronavirus, que, como todos sabemos, se difunde mediante las ahora más famosas gotitas de Flügge, expelidas a través del estornudo principalmente por parte de pacientes portadores del virus.

Si bien es cierto que existen dudas acerca de la efectividad de la protección que ofrece la mascarilla, hay consenso en admitir primero que utilizarla no conlleva riesgo alguno, y segundo que la mayor parte de los expertos coinciden en que es realmente útil.

Como ejemplo diremos que:

- Al principio la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la mascarilla solo para el uso médico. Pero a medida que el virus se iba extendiendo por el mundo, su uso comenzó a popularizarse como una medida de protección frente al covid-19.

- Mientras los habitantes de distintas latitudes se van ajustando a esta nueva prenda, Japón lleva décadas -incluso siglos- usando la mascarilla como un elemento de su vida diaria.

- Varios analistas señalan que el uso extendido de la mascarilla, que se ve en la sociedad japonesa desde hace décadas, es una de las razones detrás de la tasa baja de contagios y muertes por covid-19 (hasta este 15 de julio, el país contabilizaba más de 22.000 casos y 984 decesos).

- Es la menor tasa entre los siete países considerados como las economías más grandes del planeta (EE.UU., China, Alemania, Francia, Reino Unido y Canadá).

- En Mongolia, el país pegado a China con cero muertes por covid-19 y cero contagios locales, el uso de la mascarilla es universal.

Amén del indiscutible beneficio de su uso, el sólo hecho de colocarse el barbijo correctamente, es decir cubriendo nariz boca y mentón, antes de salir a la calle y desplazarse públicamente por el medio que sea, aún en vehículo propio, denota una concientización del problema, y del rol que a cada uno nos toca como integrantes de la comunidad.

Autoriza moralmente al portador, a reclamar a sus semejantes una conducta similar, tal como lo hago personalmente todos los días de la vida, de la mejor manera posible cual es la de dar el ejemplo.

Es casi increíble comprobar como conciudadanos mendocinos, incumplen esta norma, incluso muchos de los trabajadores en áreas claves para la salud como es el manipuleo y venta de alimentos, en especial los frescos, susceptibles de contaminarse con otros microorganismos respiratorios y no sólo el covid-19.

Incluso soy testigo de una verdadera paradoja protagonizada por una de las dependientes de la Farmacia Mori Dalvian, que despacha recetas con el barbijo por debajo de la nariz.

Para aquellos que lo ignoran por cuanto no tienen la obligación de saberlo, aunque es de público conocimiento, las enfermedades virósicas, por lo general producen una "baja" en las defensas contra infecciones bacterianas o por otros virus; de tal forme que un simple resfrío que inicialmente produce una secreción nasal acuosa y transparente, con el correr de los días toma un color verdoso característico de la sobre infección bacteriana, contagiosa por cierto, si no se toman las medidas precautorias obvias en cuanto al manejo de los alimentos y el contacto físico con terceros.

El sábado pasado, me encontraba en uno de los pasillos internos del Club de Regatas, en el entrepiso, esperando la llegada del médico, que previo examen otorga el permiso obligatorio para el uso de los natatorios. Se fue formando una pequeña fila de 5 o 6 personas, y siendo yo el primero, observo que la socia que me seguía tenía el barbijo en modo mentón, en tanto todos los demás lo vestíamos correctamente. Como tengo costumbre hacer como ciudadano consciente y además como médico, educadamente tal cual corresponde, le dije a la infractora, celular en mano funcionando por cierto, que debía cubrirse también la nariz, a lo que airadamente contestó que NO SIRVE e intentó incluso aconsejarme ver una cierto video que circuló, tiempo atrás, sabia televisión de por medio, y a cuya conclusión de inutilidad ella adhería.

La mencionada señora ignora al parecer, que más allá de creencias o posturas el USO DEL BARBIJO ES OBLIGATORIO, SEGÚN REZA EN BOLETÍN OFICIAL DEL 13 DE ABRIL DE 2020:

EL

GOBERNADOR DE LA PROVINCIA

DECRETA:

Artículo 1º - Establécese que desde el 15 de Abril de 2020 será OBLIGATORIO el uso de elementos de protección denominados "prevención facial", que cubran nariz, boca y mentón para circularen la vía pública, ingresar o permanecer en locales comerciales, en dependencias de atención al público y en medios de transporte público en el ámbito de la Provincia de Mendoza. Entiéndase por "prevención facial" a todos aquellos con capacidad de impedir la transmisión del virus, tales.

Al ser de carácter obligatorio, sea eficaz o no, huelgan todo tipo de discusiones, tal como ocurre por ejemplo con la obligatoriedad de circular por la derecha todo tipo de vehículo auto o hetero propulsado.

Imaginemos por un instante si esta norma la cumplieran solamente aquellos que creen que "sirve".

Y aquí es precisamente donde entramos en el quid de la cuestión: la indisciplina social de los argentinos.

No hay dudas sobre el leitmotiv que nos impulsa, que no es otro que "el qué me importa"

Sería el cuento de nunca acabar el intentar un listado de normas obligatorias vigentes, todas ellas orientadas por lo general, a un mejor vivir en comunidad, partiendo del utópico aforismo que reza: MIS DERECHOS TERMINAN DONDE EMPIEZAN LOS DE LOS DEMÁS.

Pareciera que el concepto de OBLIGATORIO, es una entelequia en el sentido no aristotélico de la palabra, es decir una irrealidad. No existe, sería la expresión que lo clarifica aún más.

Obligatorio es sinónimo de varios vocablos, tales como imperativo, imperioso, necesario, imprescindible.

Vale decir, debe cumplirse sin objeciones y de considerar el infractor, que dispone de evidencias claras e irrefutables, sobre la inutilidad o, en su caso, de la peligrosidad de la misma, debe saber que existen los caminos legales para intentar la derogación o modificación de la norma impuesta.

A tal punto llega el hábito del incumplimiento, que surgen actitudes absolutamente absurdas, en un intento folclórico de burlar la obligación de cubrir nariz, boca y mentón.

Me refiero a al uso de la mascarilla en otras zonas anatómicas e incluso sin contactar con el cuerpo del portador.

Se me ocurren algunos neologismos para designar estas novedosas y vernáculas alternativas para la designación del barbijo, tales como:

BOQUIJO cuando le cubre solo la boca

MANIJO: cuando lo lleva en la mano

ORIJO: cuando cuelga de una oreja mediante uno de los dos elásticos destinados a cada oreja en forma simultánea.

MUÑIJO, cuando cuelga de la muñeca

PESCUIJO cuando está alrededor del pescuezo

FRONTIJO cuando lo lleva elevado cubriendo la frente

BOLSIJO cuando lo lleva en una de las manijas del bolso.

BOLSILLIJO cuando lo lleva en el bolsillo, habitualmente posterior derecho

OMIJO cuando hace caso omiso de portarlo

Dicho así pudiera parecer gracioso, pero lejos de eso es realmente trágico, porque supone hábitos conductuales socialmente dañinos, que involucran la mayoría de las actividades como no respetar los límites de velocidad o las prioridades de paso etc. etc.

No advierte el infractor habitual, que su actitud puede eventualmente, efecto búmeran de por medio, resultarle peligroso o directamente dañino para sí mismo: no usar barbijo o hacerlo incorrectamente, no solo lo transforma en un diseminador de la enfermedad, sobre todo si es portador asintomático del virus, sino que lo convierte en vulnerable al contagio.

Para terminar estas palabras, repito, y no me cansaré de hacerlo: 

EL USO DEL BARBIJO CUBRIENDO NARIZ, BOCA Y MENTÓN, NO SOLO ES UTIL SINO ADEMÁS OBLIGATORIO

El AUTOR. Eduardo Atilio Da Viá es médico y lector de Memo. DNI 690012.

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