La desnudez de los maniquíes: el triste adiós de Falabella en Mendoza
Hoy los salones de Falabella, que se fueron ampliando desde 1993 hasta hace poco, lucen con maniquíes desnudos, como metáfora de la crisis que los empujó a sumarse a la caravana del éxodo de empresas que no sobreviven a la realidad económica de la Argentina.
El 31 de marzo Falabella cerrará definitivamente sus puertas en Mendoza. Quedan sin trabajo unas 200 personas. Y toda una historia de amores y odios por sus sistemas de financiación quedan en el pasado en su extendida clientela que incluye no solo a mendocinos, sino a vecinos de provincias vecinas.
En los próximos tres meses ocupará su espacio un nuevo local, de la misma índole según anticipan: el retail seguirá presente en el Mendoza Plaza Shopping que, de hecho acaba de abrir una serie de locales con ofertas que no existían en Mendoza.
Hoy los salones de Falabella, que se fueron ampliando desde 1993 hasta hace poco, lucen con maniquíes desnudos, como metáfora de la crisis que los empujó a sumarse a la caravana del éxodo de empresas que no sobreviven a la realidad económica de la Argentina.
A Falabella le va bien en otros lugares; aquí no.
Y los mesones se vacían al ritmo de las visitas de despedida que recibe. Solo hay que recoger los restos y trasladarlos a las cajas, únicos lugares en donde queda algún personal.