Análisis

La mamushka política por la vacuna rusa para el covid-19: una exageración tras otra y, al final, ni la han comprado

La asesora presidencial Cecilia Nicolini fue entrevistada por Carina Scandura y Carlos Hernández en Nihuil y evitó caer en la propaganda épica: ofreció datos muy concretos sobre la vacuna rusa que hoy es centro de una disputa político ideológica. Exageraciones desde todos lados con un tema delicado.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Hay una tensión fenomenal en torno a un potencial arribo de millones de dosis de vacunas Sputnik V elaboradas en Rusia, pero ni siquiera las han comprado. El Gobierno exageró en ponerle fechas a la vacunación y encuadrar a esa ilusión en su habitual relato épico y la oposición aprovechó la debilidad y constantes tropiezos en el manejo de la pandemia para sumar a su arsenal de cuestionamientos a la vacuna, otorgándole un peso ideológico que francamente, pensando en frío y quitando los algoritmos que nos empujan a uno u otro lado, es ridículo.

Pero está claro que al Gobierno le hace daño la crítica porque ha perdido sus defensas. Mintió mucho, vendió mucho humo, exageró su trabajo al punto de ya más que triplicar la suma de 10 mil muertes que decía que el país hubiera tenido si en lugar de Alberto Fernández, Mauricio Macri hubiera sido reelecto. Un chasco tras otro.

Y ahora sucede de nuevo: no vaya a extrañar que en los banderazos del domingo #8N aparezcan carteles antivacunas, con lo cual el afán de los críticos al Gobierno podría lograr cruzarse a los límites de otro tipo de ilusionismo, diferente a la del oficialismo nacional: una especie de terraplanismo por conveniencia que será peligrosa para la población, adhiera al partido que adhiera.

Pero unos y otros han exagerado tanto, que fue fundamental una entrevista que ayer le realizaron en Radio Nihuil a la asesora presidencial Cecilia Nicolini. En un extenso y tranquilo diálogo con Carina Scandura y Carlos Hernández en el programa "Mediodía", en donde se evitó todo tipo de estridencia en función de conseguir la verdad sobre el tema, la funcionaria admitió que el Estado nacional no ha comprado vacuna alguna todavía.

Todas las especulaciones se vinieron abajo. Las unas y las otras. Pero además aclaró el panorama: no sólo no habrá vacunación antes de fin de año, tal cual lo relata la épica del gobierno, sino que no será obligatoria ni la única disponible, sino una de tantas.

Recién ahora hay un acuerdo de compra y se espera que en enero llegue una cantidad de dosis que cifró en 10 millones. El precio internacional de Sputnik es de 19,90 dólares por dosis y cada país define si se cobra o no. Agregó que "la novedad de la vacuna rusa es el volumen y el tiempo en el que podríamos tenerlo", dijo, caminando por el medio de la grieta y agregó un dato que no por obvio debe ser considerado una vez más: "Solo vamos a usarla si se aprueban" los protocolos de las diferentes fases por parte de la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica, Anmat. Si desconfiamos de esto, no podríamos consumir más nada en el país, ideologizando toda decisión técnica surgida de esa institución.

Todo parece una mamushka sin sorpresa. Al quitar una tras otras las figuras que se nos vende con brillos desde uno y otro lado, al final en el centro no hay nada, todavía.

Mejor relajarse, resetearse de preconceptos y buscar espacios de aclaración como este. Escuchá haciendo clic aquí la entrevista citada en esta nota.

Gabriel Conte · Cecilia Nicolini y la vacuna rusa Sutnik
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