Dólar e historia

¿Cuánto aguanta la economía?

Después de diez años en paridad 1-1 con el dólar, el peso argentino cumple dos décadas de pérdida de valor. Con Duhalde pasó de 1 a 3; con los Kirchner subió de 3 a 14; con Macri de 14 a 60 y con diez meses de Alberto, de 60 a 200. En realidad, llevamos casi 80 años de constantes procesos de devaluación e inflación.

Pablo Lacoste

Mientras el dólar blue se acerca a los $200, a pesar de la suba de tasas de interés y la batería de medidas del gobierno, la situación parece fuera del control. Las herramientas de política económica parecen insuficientes para domar el billete verde y crear confianza.

No se trata de un hecho aislado, sino parte de un largo proceso. Después de diez años en paridad 1-1 con el dólar, el peso argentino cumple dos décadas de pérdida de valor. Con Duhalde pasó de 1 a 3; con los Kirchner subió de 3 a 14; con Macri de 14 a 60 y con diez meses de Alberto, de 60 a 200. En realidad, llevamos casi 80 años de constantes procesos de devaluación e inflación.

Antes no era así. Entre 1913 y 1943, la paridad entre peso y dólar apenas varió de 2 x 1 a 3 x1. Es decir, en 30 años, el valor del dólar subió en 1 peso. En los últimos 20 años, subió 199 pesos.

¿Cuándo perdimos el norte y por qué? Esta es la pregunta clave que desvela a políticos y economistas. Ríos de tinta han corrido para tratar de explicar este problema con mil argumentos y relatos de todo tipo. Nos han mentido sistemáticamente para dormirnos y someternos. En esto han coincidido todos: peronistas y radicales; civiles y militares; desarrollistas y liberales; populistas y dictadores. En los últimos 80 años, ellos se han turnado en el poder para hacer sus negocios, sin contarlos la verdad.

Naturalmente, no hay un momento único que cambiara todo, ni un responsable solo. Fue un proceso largo con múltiples responsables. Pero el punto de quiebre fue una idea que fue compartida por muchos políticos y economistas, que la apoyaron y perpetuaron.

Existe un documento clave para explicar este proceso de casi 80 años de engaños y "sarasa". Una carta, una simple epístola que un político le mandó a otro, para explicar su modo de entender las relaciones entre la política y la economía. Allí se entrega la forma de subordinar la economía a las decisiones políticas como método de construcción de poder. Concretamente, el documento establece que la expansión del gasto fiscal permite consolidar el soporte popular y erigir un liderazgo político incontrastable. La carta dialoga con las advertencias de los economistas sobre el riesgo que puede causar la política fiscal agresivamente expansiva y, por ende, la expansión del déficit fiscal. Frente a esta objeción, la carta entrega una respuesta contundente: los economistas no conocen la economía; no saben que ésta es flexible; puede estirarse hasta alcanzar límites desconocidos, sin mayores consecuencias. Por lo tanto, la recomendación es aplicar el poder del Estado para expandir el gasto fiscal para construir poder político, sin ningún tipo de consideración sobre las eventuales consecuencias que ello pueda tener en la economía. Creo que esta carta es desconocida para el público. Y vale la pena leer sus partes principales.

Carta de Juan Domingo Perón al presidente de Chile, Carlos Ibáñez del Campo, 16 de marzo de 1953. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Fondo Conrado Ríos.

"Cuando en 1946 me hice cargo del gobierno, me encontré con un panorama similar al suyo.

"Debía elegir entre el pueblo o las fuerzas internas y externas de explotación.

"Yo me decidí por el pueblo abiertamente y comencé filialmente a servirlo con medidas eficaces de gobierno, algunas espectaculares.

"El resultado no se hizo esperar. En poco tiempo conté con un predicamento popular tal, que toda resistencia quedó anulada, ya proviniese de la oligarquía, de los políticos o del imperialismo que actuaba debido a ellos.

"Usted está allí enfrentando el mismo problema.

"Su pueblo está preparado para todo. Solo le falta el hombre. La providencia ha pensado en Usted. No debe tener la menor duda que la oligarquía, los políticos vendepatria y el imperialismo serán sus enemigos. Para vencerlos Usted necesita al pueblo y al pueblo se lo gana de una sola manera: luchando lealmente por él.

"

Ibañez del Campo y Perón.

Dé al pueblo, especialmente a los trabajadores, todo lo que pueda. Cuando a Usted le parezca que les da mucho, dele más. Verá el efecto.

"Todos tratarán de asustarlo con el fantasma de la economía. Es todo mentira.

"Nada hay más elástico que esa economía que todos temen tanto porque no la conocen.

"No les dé tiempo. No sea yunque, sea martillo. Tome la iniciativa y con la libertad de acción en su poder será invencible. Los políticos actuarán en la trastienda. Si uno los deja, lo llevan insensiblemente a ese campo y allí ellos son fuertes. Hay que llevar la lucha a la calle, allí no valen nada y se someten pronto".

Conclusión

La concepción ideológica de esta carta se aplicó durante casi 80 años. La política fiscal expansiva creó grandes consenso políticos en torno al gobierno; pero generó crecientes déficits fiscales que se enjuagaron con emisión monetaria. Ello generó la inflación crónica y la constante devaluación del peso. En la década de 1940 la inflación llegó a dos dígitos; en los años 70 a tres, en 1989 y 1990 a cuatro, y el resto es historia conocida. Hemos tenido un promedio cercano al 80% anual de inflación en 77 años.

El aumento del dólar, o mejor dicho, la devaluación del peso es apenas el síntoma de un problema profundo: la irresponsabilidad de nuestra clase dirigente que, desde mediados de la década de 1940 se dedicó a construir poder mediante una doctrina basada en el carácter elástico de la economía.

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