El otro lado del escrache: cuando el escrachado es también víctima
Bernardo Yazlli fue denunciado penalmente por abuso sexual y escrachado en las redes. A cinco años del inicio de la causa fue sobreseído, pero el daño permanece.
En el 2018 el movimiento feminista cobró protagonismo en Argentina y la lucha permitió modificaciones en el Código Penal que van desde la Ley de Educación Sexual hasta la de Interrupción del Embarazo. Asimismo, logró mayor visibilización a los casos de violencia de género y hasta en distintos ámbitos, como el policial y judicial se ordenó que recibieran capacitaciones para abordar estas causas. Pero junto con esto, también tomó importancia una ola punitivista donde los escraches a hombres sospechados de casos de violencia eran diarios y trajeron consecuencias graves.
Absolvieron a todas las mujeres acusadas en la causa de Instituto Próvolo
Tal es el caso de Bernando Yazlli, quien fue denunciado en 2018 por ocho mujeres quienes lo acusaron de abuso sexual. Si bien fue imputado, a comienzos del 2023 la Justicia lo sobreseyó antes de la elevación a juicio, porque la fiscalía no encontró pruebas contundentes.
En el medio de la investigación el sociólogo fue escrachado en las redes sociales, perdió su trabajo en la escuela donde daba clases y hasta el día de hoy permanece desempleado.
"A raíz del escrache sufrí amenazas de muerte de todo tipo. Me atacaban desde las redes sociales donde me decían que me iban a colgar con una soga, hasta en la calle. Mi vida fue terrible", dijo el joven a Memo.
Su vida social se alteró al igual que la laboral y varios amigos comenzaron a alejarse y a cinco años de la denuncia sigue padeciendo las consecuencias.
"Había publicado un libro, salía seguido, estaba en un buen momento y de golpe pasa esto y me arruinaron la vida", agregó.
Mientras tanto, la fiscal Paola Ginestar consideró que los resultados de las pericias y las testimoniales no eran suficientemente sólidas para solicitar la elevación a juicio y pidió que el acusado fuera sobreseído.
"Es tremenda la lentitud de la Justicia en estos casos, y el estigma, porque más allá de haber sido sobreseído el mundo laboral me es ajeno y tengo que aclarar que soy inocente a cada persona que conozco", agregó.
La situación para las denunciantes tampoco es fácil y muchas veces el escrache genera angustia con el paso de los días y la persona que escracha, tal como describe Alexandra Kohan, queda coagulada en el lugar de víctima, que es otro modo de silenciar.