Sequía dolarizada: la devaluación le pegó fuerte al plan para instalar medidores

El pronóstico que entregó el Departamento General de Irrigación es muy malo y se espera que la temporada 2019-2020 en los ríos sea aún más crítica que la actual. El caudal sería un 11% menor y se pide cuidar el recurso. Cuánto hay que invertir para controlar mejor el consumo de agua potable y evitar que se derroche.

La situación de sequía que enfrenta la Provincia de Mendoza tendrá un período aún más crítico en la temporada 2019-2020 porque los ríos traerán menos agua y algunos alcanzarán mínimos históricos. En ese contexto, se pidió especial cuidado con el consumo y la utilización del recurso hídrico, porque se calcula que habrá un 11% menos de agua disponible para los diferentes usos que tiene en el territorio mendocino.

Claramente en la actualidad el uso del agua no es del todo eficiente y falta camino por recorrer, tanto en el consumo humano como en sistemas de riego (tema que comentaremos en una segunda nota), pero especialmente en el caso del uso del agua potable porque es difícil de controlar y todo queda en la conciencia de cada usuario. Además, las soluciones tecnológicas existentes se hacen más inaccesibles por la situación de crisis económica y las devaluaciones que afectaron al país durante el año.

El sistema de medición es similar al cálculo con el que se hace el impuesto inmobiliario, por lo que en realidad no se paga por el consumo real que se hace del recurso. Sin embargo, pareciera que la conciencia de la situación no llega a todos lados y se presentan casos en lo que una sola vivienda tiene un consumo de un metro cúbico por día, o sea, estamos hablando de mil litros. Aunque se trata de un caso puntual, hay otros en que se ha logrado verificar que se hace un uso desmedido. El consumo actual, en las condiciones actuales, es insostenible y se consumo 3 o 4 veces más que en países como Chile o Colombia.

Hoy el problema no es encontrar una solución, sino tener los recursos para implementarla, porque claramente existen las herramientas para controlar el consumo. El cambio en la fórmula para fijar el precio y, especialmente, el uso de medidores aparecen como una forma sumamente efectiva, porque en definitiva se pagará por consumo real y no estimado. La dificultad está en conseguir los recursos para poder avanzar con soluciones tecnológicas que cotizan en dólares y que en la situación del país hacen que por momentos sean inaccesibles. Hoy los equipos tienen un precio entre 20 y 120 dólares, dependiendo del nivel de tecnología que tienen.

Richard Battagion.

Richard Battagion.

En el caso de Aguas Mendocinas, la empresa que presta servicio a la mayor parte de la población de la Provincia de Mendoza, en la actual administración se desarrolló el Plan de Agua No Contabilizada cuyo objetivo, entre otras cosas, es instalar 160 mil medidores en el Gran Mendoza con un costo total del proyecto de 120 millones de dólares.

En la actualidad en Mendoza hay 40 mil medidores instalados, de los cuales 15.000 corresponden a la actual gestión, por lo que el ambicioso plan de Aysam era cuadruplicar la cantidad de equipos en la zona donde vive la mitad de la población de toda Mendoza.

Según comentó el presidente del directorio de Aguas Mendocinas, Richard Battagion, la idea es que más allá del plan mencionado, de manera regular se instalen por lo menos 10.000 medidores por año.

Sin embargo, y según explicó Battagion, la crisis también golpeó al Plan de Agua No Contabilizada. En un principio dos tercios del total iban a ser financiados por la Nación, ahora será al 50% con el Gobierno de Mendoza. Además, el plan se tuvo que segmentar en etapas y se avanzará primero con una licitación que incluirá la microzona de Godoy Cruz y Capital.

Respecto al financiamiento, el titular de Aysam explicó que la parte de la Nación se concretará a través del Fondo Hídrico de Infraestructura y la parte que le corresponde a Mendoza será a través de un préstamo subsidiario que toma la Nación a tasas preferenciales y que cede a las provincias.

Battagion reconoció que, debido al poco tiempo que falta para el cambio de gestión, es muy probable que el plan modificado se licite con la nueva administración de la empresa sanitaria. Lo cierto es que ganarle a la sequía en tiempos de crisis económica se hace mucho más complicado.

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