"Algo hay": la oposición metió la pata con Seguridad, pero alimenta sospechas

El viernes por la noche se anunció que el jefe de Policías, Marcelo Calipo, había sido sustituido por Roberto Munives. Era mentira. Pero hay runrunes opositores en torno al área Seguridad.

Faltaba una hora para la medianoche del viernes cuando un senador peronista mendocino, Helio Perviú, lanzó una bomba: dijo que Alfredo Cornejo había echado al director de Policías, Marcelo Calipo y no solo eso, ya que agregó el "dato" de que su reemplazante era el exjefe Roberto Munives.

La información resultó falsa y el senador, en diálogo con Memo, el sábado por la mañana, le adjudicó a su equipo haber recibido la "información" y haberle dado crédito sin chequear.

Cuando borró el extenso tuit, en el que además prometía actuar desde la Comisión Bicameral de Seguridad que integra, ya lo había retuiteado una buena parte de la dirigencia de su partido, incluyendo nada menos que a la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti.

Un senador generó una batahola en la política y la Policía con una noticia falsa

De inmediato, empezaron a "carpetear" a Munives, el supuesto reemplazo, señalando uno por uno los cuestionamientos que recibió sobre manejo privilegiado de recursos del Estado y que lo llevaron a renunciar al cargo, en tiempos de Rodolfo Suarez.

Pero desde el peronismo aseguran que "el runrún está". Dan cuenta de que "tal vez no sea con el nombre que circuló, pero algo hay ya que la situación de inseguridad se está yendo de las manos".

Mientras esto ocurre, el Ministerio difunde exitosos casos de persecución y desarticulación de bandas narcos y de ladrones barriales que mantienen en vilo a muchos lugares de Mendoza. Nadie en el Gobierno admite posibles cambios y, ni siquiera, "malestar", esa palabra que siempre preocupa cuando involucra a los uniformados, ya que generalmente va acompañada de "brazos caídos".

Una vez más lo que rebota en todas partes y es usado como búmeran son las palabras del Gobernador, que acusó a la prensa de asimilar la situación de la inseguridad de Mendoza a la de "Medellín en sus peores épocas", una exageración propia que sí molestó dentro y fuera de la prensa y la política, ya que coloca las culpas y responsabilidades fuera de su jurisdicción.

En tanto, en la Legislatura hay alguna intención de revisar si está funcionando el sistema de prevención comunitaria del delito prevista por leyes en vigencia, ya que si bien aquel mecanismo de "foros vecinales de seguridad" no está activo, la estructura de funcionarios que se previó sí está a pleno, con directores y recursos cuyo destino los opositores dicen desconocer.

De allí que el "chasco" se reconduce hacia las sospechas. Y aunque costará reencauzarse después de lo sucedido, hay indicios de que la discusión pública sobre la "inseguridad" se ampliará.


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