La tarde en que el método Hamás llegó a América Latina
Carlos Varela Álvarez sostiene aquí que es una novedad que se exponga en vivo y por TV la violencia más brutal, como ocurrió en Ecuador.
Como todos o creo que todos, quedamos absortos con las imágenes y sonidos que venían desde Ecuador, y obviamente el miedo se agranda cuando se trata del vecino, si le pasa a él porqué no a nosotros y preguntamos ¿por qué a ellos? Y surgen entonces de inmediato las respuestas de crónicas y estadísticas.
Al final todo estaba ahí pero sin leerlo o abandonado como el diario de ayer.
A mi me llama más la atención las formas de la violencia. No soy un experto en ello, sólo un lector o televidente, si las acepciones siguen estando presentes.
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Hay algo nuevo a mi parecer en lo de Ecuador, y es la forma brutal de exposición a la violencia, es la violencia expuesta sin fronteras ni cantos.
El grupo terrorista Hamás nos mostró cómo es el terror de hoy se planifica, se filma, mientras más visible mejor y ello incluye todo sin excepción, lo hemos visto en las redes como publican la "suerte" de los secuestrados; niños, embarazadas, ancianas, militares, todo en el mismo "paquete".
Allí la muerte, la tortura no tiene diferencias.
Desde la aparición de las decapitaciones las formas de la muerte en manos del terrorismo viene en aumento. De las viejas bombas, los atentados, los coche bombas, los secuestros han quedado rezagados ante las nuevas violencias expresas de los movimientos rebeldes, insurgentes o de los que directa y únicamente tienen al terror como arma.
Es interesante recordar una discusión que se dio según contó una vez el expresidente José Mujica en Tupamaros respecto del uso de la bomba como forma de violencia y que luego utilizarían.
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No es que hablemos de una violencia de menos grado o más romántica, sólo la importancia de destacar distintos métodos de lucha. Estas discusiones existieron también en el Frente Democrático Unido y el Movimiento de Mandela, el Consejo Nacional Africano, que era más radical, sin embargo el mundo recuerda mucho más a este extraordinario luchador social y un ejemplar presidente.
Lejos estamos de los métodos de Mahatma Gandhi y Luther King, hoy seguramente una estupidez para los fans de Hamas, Hezbollá y añejos guerrilleros como el ELN colombiano.
La violencia de hoy brutalmente expuesta ya no viene en envase de ideología tampoco, es el sindicato de sicarios y nuevos ceos del mayor o casi mayor negocio del mundo: la droga.
Las formas de esa violencia se vienen viendo en México, Brasil y por supuesto en las Maras centroamericanas. Bukele está de fiesta y seguramente nuevos admiradores girarán sus cabezas hacia El Salvador.
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Los Estados han hecho mucho para fomentar este nuevo tipo de respuestas como el terror al medio día y a sola firma. Son las acciones también terroristas de Estados Unidos con sus Guantánamo y Abu Ghraib, expandidos en el mundo, sus atentados selectivos o lo que ha hecho Israel cuando sus gobiernos fueron tomados por los ultras. Nadie puede olvidar Sabra y Chatila en El Líbano a manos de Ariel Sharon en los 80 por sólo citar un ejemplo. Alberto Cortés, el recordado cantor de "cuando un amigo se va", lo inmortalizó en una canción que hoy pocos cantan.
Ni que hablar de rusos y chinos con sus políticas de anexión y extorsión económica. Allí están Ucrania, el Tibet, Taiwan y las materias primas de países africanos primero expoliados por las viejos reinados europeos y hoy bajo los martillos asiáticos y de los Urales.
Por eso Hamás y la violencia de grupos sicarios de hoy sólo muestran un grado más alto de tensión y de fragilidad de las instituciones. A mayor terror más débil es la democracia, sea cual sea la excusa para la muerte como forma de protesta.
En un desierto de instituciones, sigue valiendo la pena regar el jardín de la democracia, pese a sus costos, pese al terror, al miedo y una sociedad que cree que lo de la "tele" es sólo una imagen pasajera.
No necesitamos más explicaciones de los orígenes de la violencia, porque las vemos y conocemos todos los días.
Somos espejos que no se ven o mentes que se cierran pero nunca podemos decir que es una puerta que desconocíamos.
Lo que si es cierto es que el método Hamás, está intentando abrirla en este barrio, tu barrio, nuestro barrio.