Milei o Mi ley

Carlos Varela Álvarez y una crónica - opinión sobre el momento generado con su discurso en el Salón Blanco de la Casa Rosada por Javier Milei, el presidente.

Carlos Varela Álvarez

Y llegó el momento esperado. En un día de marchas anticipadas, sin siestas permitidas, llegó la noche como en los viejos tiempos, frente al televisor, para una cadena nacional, tan añeja palabra y siempre con malas noticias.

Esta vez incluso la escenografía mostraba a los ministros como edecanes civiles, con gestos adustos y con la incomodidad de siempre: qué hago con mis manos.

El lector con gruesos lentes, emitió su discurso guardado estos días donde contuvo palabras y gestos para no entorpecer reuniones y quitas.

El papiro fue lentamente desentrañándose entre introducciones ideológicas al dente del emisario. Casta, colectivismo, malas recetas al chef y las cifras de la estadística. Le estaba hablando a una mujer golpeada: la República.

Porque a esta mujer le han hecho de todo sin ninguna duda entre tirios y troyanos. La ha salvado la noche porque aún se acostumbra que sus golpeadores duerman.

La mujer cada vez entrega una crisis más grave, la herencia es una palabra hueca porque carece ya casi de todo; educación, salud, seguridad, alimentación, esperanza económica, etc. Se le puede pedir más dignidad con 40 o más por ciento de pobreza, con indigencia galopante y sin educación.

Así llegó esta mujer nuevamente a la escalinatas de la Casa Rosada: sin ley.

El lector y sus granaderos dicen haberla vestido de nuevo, que volverá como Violeta a sus 17, a un esplendor ya desconocido, donde sólo queda como orgullo una tercera estrella casi sin porvenir

Ahora dice ella mi ley es Milei. Suenan vientos de cambio y se avecinan marchas de togas y corbatas en los tribunales como mamelucos finos en las calles, no son los de Tosco, serán los de Los Gordos, que despertados de sus hamacas de barrios privados deberán salir a la calle cuando estaban tan cómodos.

Milei los ha unido a todos separadamente, volverán las juntadas inexplicables en este enjambre de derechos donde cuesta identificar a ganadores y perdedores. Nace una nueva grieta.

Argentina, esa mujer republicana, se prepara para nuevas batallas y cruces, en esa esperanza que unos y otros quieren darle como respuesta de verdad.

Tan abajo estamos que los derechos son cada vez más de plásticos y elásticos como la inflación que nos dejaron la pareja-dispareja de los Fernández y su hijo putativo Massa.

No sabemos como así debe ser, qué futuro viene, no depende del canal o diario o portal que mires, pero será una cuestión interesante si las fuerzas del cielo reciben ayuda divina y las fuerzas de la tierra entienden que defender derechos es necesario oler a convicciones y no el impúdico acto oportunista.

Veremos si los milagros suceden una vez más para la República que merece mucho más por todo lo que nos ha dado porque de herencia ya no hay nada.