Entre la prevención y la protesta, Mendoza podría perder un tercio de sus empleos en la construcción
Los empresarios del sector están sacando las cuentas de lo que implicaría una ruptura integral del actual sistema de financiamiento de las obras públicas, rumbo a un modelo diferente como el planteado por Milei.
Si hay un sector que no votó por Javier Milei es el de la construcción. Desde su dirigencia, acusada como "cámara argentina de la corrupción", hasta sus trabajadores, espantados por el fin de un modelo en donde el Estado financiaba las obras y hace correr riesgo a su trabajo, la unidad de "acción y concepción" de ese rubro fue casi unánime.
Ahora ganó Milei.
Si bien en diálogo con el programa "Tenés que saberlo" por Radio Jornada 91.9, Bertie Benegas Lynch, uno de los voceros y espadas legislativas que tendrá el presidente electo, dijo que "se respetarán los contratos y la ejecución presupuestaria", poniéndole cierta lógica a una transición entre lo que pasa ahora y el futuro modelo de "fin de la obra pública", las empresas que están en el sistema enganchadas a los recursos nacionales ya empezaron a sacar cuentas de lo que pasaría ante un cambio drástico.
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Por ejemplo, la semana pasada un empresario pyme del rubro que a pesar de esa condición tiene a unos 3 mil trabajadores activos en este momento, contrató a un equipo de economistas y detectó tres situaciones detectables, que compartió con sus colegas:
1- La obra pública local o municipal, seguirá su ritmo.
2- Las que dependan de recursos directos o indirectos internacionales, deben cumplirse o se pierde el crédito.
3- Aquellas que dependan de la Nación, deben suspenderse ahora mismo, antes de que "el chorro" de recursos -que siempre es lento- se corte, nunca llegue y terminen pagando los platos rotos las empresas a riesgo de su capital.
De tal modo que esta semana que se inicia tendrá que despedir a unos 200 trabajadores.
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¿Es un asunto "preventivo"? Posiblemente. ¿Tienen certezas en torno a lo que viene con la obra pública en la Era Milei? Ninguna, y de allí la situación.
De acuerdo con un relevamiento entre constructores realizado por Memo, las obras que primero se caerán son las que tienen financiamiento del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento, el ENOHSA. Eso afectará a muchas comunas que exhibieron en el último tiempo fotos con sus directivos firmando convenios y abriendo esperanzas. Es muy probable además que se replantee por completo la histórica obra cloacal de Malargüe, por ejemplo, según algunas versiones.
¿Son amenazas de empresarios que temen perder la posición lograda o la situación responde a una realidad? Se manejan con lo se sabe, con lo que deja traslucir el equipo del nuevo gobierno nacional y se carece de intermediarios, hasta ahora, para dialogar, por lo que hay un poco de cada cosa como condimentación de lo que empieza a suceder.
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Hasta ahora, la construcción podía exhibir que era la que le daba el ritmo, por ejemplo, al trabajo registrado en Mendoza, con picos en muchos departamentos. Hay unas 2.200 viviendas construyéndose con recursos nacionales, por ejemplo. En Mendoza unas 15 mil personas trabajan en el rubro, casi medio millón a nivel nacional. Y aquí la actual situación de paralización preventiva de obras -más allá de las que lo están por ineficacia del Estado y no por Milei, precisamente- podría abarcar a 5 mil personas.