Devaluar sin que diga devaluar, ajustar sin que diga ajustar, los nuevos eufemismos de Massa

Cada día más complicado, el ministro-presidente-candidato sigue inventando terminología que disimule las decisiones que tiene que tomar. El panorama económico de los domingos de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

Las negociaciones con el FMI parecían haber llegado a un punto sin retorno, donde los técnicos del organismo se han puesto más inflexibles y las autoridades argentinas no quieren dar ciertos pasos, sobre todo por la época electoral. Un documento publicado por el organismo esta semana, aunque con datos de marzo pasado, muestran claramente la exigencia de bajar el déficit y devaluar el peso, algo que ni Sergio Massa ni nadie del gobierno quieren dar.

Lo real es que la situación de las reservas está en un punto desesperante, porque ya estamos en un terreno negativo cercano a los us$7500 millones, es decir, estamos usando plata ajena y eso no puede ser ni sostenerse en el tiempo. El problema grave es que, ante la continua pérdida de reservas (hasta ahora perdió us$1350 millones en julio) por pagos al exterior y entregas a algunos importadores, el BCRA no está cumpliendo con importadores a los cuales les autorizó ingresar mercaderías y ahora no les entrega dólares.

Esto hace que mucha mercadería esté parada en la Aduana o en puertos de origen a la espera de los pagos. Se calcula que la deuda supera los us$13.000 millones, mientras el gobierno quiere conseguir us$2.000 millones del FMI.

No obstante, sigue funcionando el "Plan Platita" en algunos sectores y los anuncios, por razones de prolijidad, quedan a cargo de otros funcionarios, ya que el ministro Massa no puede hacerlo porque, además, es candidato a presidente. Esta semana estuvieron en Mendoza el secretario de Agricultura con otros funcionarios entregando ANR (Aportes no reintegrables) para empresas que los dediquen al enoturismo, así como otra línea que surge del Proviar, con aportes entre us$ 20.000 y hasta us$ 50.000. Uno podría imaginar que se podría solucionar con préstamos con tasas preferenciales, pero regalar plata es un verdadero desatino.

Otra de las medidas de los últimos días fue que anunciaron con bombos y platillos líneas de crédito a los jubilados (¡¡a los productores les regalan plata y a los jubilados les dan préstamos!!). Pero, además, fue una pantomima porque la línea ya existía en el Anses y lo que hicieron fue ampliar el monto máximo prestable de $240.000 a $400.000.

La prohibición de comprar dólares oficiales ya estaba prevista. Pero seamos conscientes. Un jubilado que cobra la mínima ($75.000) no tiene mucha capacidad de endeudarse por lo que, aunque muchos quieran sacar algún pesito, se usa más para pagar deudas o medicamentos que para viajar o comprar bienes. Es decir, no hay plata para ofrecer porque no existe para los jubilados, pero sí para entregar subsidios no reintegrables a empresarios.

Mientras tanto, el gobierno sigue emitiendo dinero. "La base monetaria, que es la suma de la circulación monetaria y los encajes, suma al día 17 de julio $ 6,0 billones, y los pasivos monetarios remunerados $ 16,3 billones, esto nos da un total de pasivos monetarios de $ 22,3 billones" afirma el economista Salvador Distéfano.

A pesar de esto, se sigue practicando un fuerte ajuste, pero la demanda de prestaciones sociales y otros gastos hace en que sea imposible bajar el déficit, Además, la pérdida de ingresos reales por efecto de la sequía y de la recesión hace los suyo para un gasto que se muestra inflexible.

El mismo Distéfano señala que "las cuentas nacionales rezan que en los últimos 12 meses el déficit financiero asciende a $ 4,8 billones. Para dejar el déficit en cero, deberíamos eliminar todos los subsidios a la energía, gas y transporte que suman $ 2,6 billones, eliminar por completo el gasto de capital que suma $ 1,9 billones, y bajar a la mitad las transferencias a las provincias. En resumen, esto genera un cambio en el plan económico, que traería recesión y más inflación, pero despejaría las dudas que hoy tienen los inversores en Argentina".

Las negociaciones con el FMI y los anuncios del Gobierno

Como dijimos antes, las negociaciones estaban estancadas. Aparentemente, un dialogo directo entre el ministro Massa y la directora Gerente, Kristalina Georgieva, posibilitó cierta comprensión del momento político que, por ejemplo, no permite hablar de devaluación. Por esta razón Massa propuso aplicar un impuesto del 30% a las importaciones de bienes suntuarios y servicios. En realidad, la importación d estos bienes no estaba en las prioridades. Esta suerte de "impuesto país" no es otra cosa que una devaluación encubierta.

De la misma forma, se buscan más recursos y establecieron un nuevo anticipo de impuesto a las ganancias a empresas que ganaron más de $600 millones, que le arrimaría recursos adicionales que no es otra cosa que sacarle recursos al próximo gobierno. El problema en estos tiempos inflacionarios es que esas ganancias son nominales, ya que los balances nos e pueden ajustar por inflación.

Otra forma de devaluación que se podría aplicar es volver a planes como el "plan soja". Por ahora no se menciona a este cereal, pero se habla de las economías regionales y de agregar otros cereales como maíz, sorgo y girasol. Todos tendrían un tipo de cambio preferencial de $350 por dólar, pero solo hasta el 31 de agosto. Esto podría ser útil para los granos, pero es muy difícil que sirva para las economías regionales. En el caso de Mendoza, los plazos que requiere exportar vinos, por ejemplo, superan ampliamente esos plazos. La única forma sería que se plantee hasta finde año, como mínimo.

De todos modos, hay que esperar el acuerdo con el FMI, que no está muy fácil. En definitiva, los técnicos del organismo piden llevar el dólar oficial a $350, pero el gobierno no quiere devaluar y tiene que decir que devaluó. Este gobierno ama los eufemismos, por eso tampoco admite que ha hecho un gran ajuste sobre todo licuando el ingreso de los jubilados, pero dice que si la oposición llega al gobierno hará un gran ajuste.

Los eufemismos no sirven para nada, solo para sustentar un relato que ya nadie cree porque sufren las consecuencias a diario. Y la situación se agrava. Algunos dicen que el FMI no quiere perjudicarlos, pero si observamos lo que ocurrió el pasado, con los finales de Alfonsín, Menem, De la Rúa y Macri, se puede ver cómo el organismo aceleró la caída de esos gobiernos, que no habían hecho lo que debían.

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