Créditos de China, ¿trampa mortal o salvavidas?

¿Quiénes son los dueños de la verdad? La Argentina mendigante se mete de costado y más como víctima que como hinchada o jugador en la pulseada entre Occidente contra China.

Hay dos visiones extremas en torno al rol que está jugando China. Ambas tienen componentes reales y otros teñidos de partidización o color ideológico. Deberle al FMI y subordinarse, supone para un sector de la política, una forma de vincularse al mundo entendiendo a este al que se mueve bajo las reglas de Occidente, hemisferio al que la Argentina físicamente pero, además, histórica e idiosincráticamente, pertenece. Otros sostienen que es "entrega de soberanía". Pero estos últimos no ven un despojo soberano abrirles las puertas a China y rendirse ante su billetera, si es que puede salvar al país al menos por algún tiempo de sus carencias de recursos. Es el cuento de nunca acabar.


"Nos deberíamos llamar Argenchina", dijo Sergio Massa

Con la realidad en la mano, el gobierno argentino le ofrece la misa rosa en la mano a cada polo del mundo ideológico. La desesperación por, al menos, extender la debacle de las reservas hacia más adelante, para cuando pasen las elecciones, es notoria. Y no es más que por ello que un mismo ministro, como Sergio Massa, se haya presentado ante Washington como uno de los propios, por gestión de sus amigos vinculados a lo más rancio del Partido Republicano, y ahora esté planteando en el corazón del comunismo chino que nuestro país "debería llamarse Argenchina...". Todo, sin ponerse colorado.

En el debate público, el pasado 13 de mayo el portal porteño Infobae publicó, con la firma de Fernanda Kobelinsky, que "Surinam, una nación de unos 600.000 habitantes situada en la costa nororiental de Sudamérica, atraviesa una grave crisis económica y social. El cóctel explosivo incluye recesión económica, inflación y una crisis descontrolada de deuda pública".

Explicó que "agobiado, el país recurrió al Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de asistencia financiera. Como contrapartida, se comprometió a implementar reformas económicas y reestructurar su deuda. Pero los USD 700 millones que destinó el Fondo para aliviar la pesada carga siguen sin desembolsarse debido a que el Banco de Exportación e Importación de China (China Exim Bank) se niega a negociar una reestructuración de la deuda que Surinam tiene con él".

Siguió la línea del diario español ABC que publicó el 9 de mayo un texto en el que se indicaba como título: "Surinam, el primer país de América ahogado por los créditos de China".

Pero desde Argentina, Carla Perelló les respondió, desde el IADE (Instituto Argentino para el Desarrollo Económico), un think tank vinculado al Banco Credicoop y, por lo tanto, al Frente de Todos. En su informe publicado el 22 de mayo con datos del portal El Destape dijo que "en las últimas semanas, distintos medios internacionales informaron que el pequeño país sudamericano -dueño de una reserva millonaria de petróleo- está completamente ahogado en deudas. Entre otros puntos, se acusó a China, con casi el 20% de la deuda pública del país, de no querer reestructurar las condiciones de la devolución, lo que le impedía -a su vez- reestructurar su deuda con el FMI. Sin embargo, el viernes 18 de mayo ese acuerdo se logró y se revivió un programa de 690 millones de dólares". 

De algún modo, la pulseada global entre EEUU y China aplasta, sea quien sea que gane. El rol de la Argentina en este tiempo no es el de hablar de igual a igual, sino de mendigante sin alternativas que cae ante el usurero que esté más a mano, con los costos que eso implica: la metáfora es suficientemente densa como para explicarlo.

De allí que cuando se escuchen críticas muy fuertes o elogios demasiado edulcorados, ya sabemos que no revisten importancia. Estamos como estamos y sus responsables son no solo quienes han llevado a esta situación, sino los que no supieron aprovechar momentos de bonanza para cavar zapatas profundas a una reconstrucción argentina.

Con estos datos a mano, ya sabemos que no es cuestión de fe ni de la frase de moda: "Elijo creer", sino de evidencias claras y contundentes: qué será Argentina de ahora en más.

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