Cabrini, una bodega con patrimonio histórico
Esta bodega que data de 1918, mantiene viva la rica historia familiar y guarda patrimonio mendocino, que todos pueden conocer y visitar.
Fernando Cabrini es Enólogo e Ingeniero agrónomo, recibido en la UNCuyo. Tiene gran experiencia con los viñedos y confiesa que sus guías profesionales han sido su padre Eliseo, algunos colegas y sus abuelos, quienes dedicaron su vida la cultivo de la vid. Es el principal propulsor de esta suerte de museo que atesora, alimenta y promueve en Perdriel.
¿Quiénes respaldan este proyecto familiar?
Mi hermano Hugo, otro Ingeniero Agrónomo y Enólogo recibido aquí y mi hermano Mauricio, que es Técnico agrario y administra los viñedos durante todo su ciclo agrícola. Tal vez la parte más dura de la actividad vitivinícola, ya que hay que lidiar con la naturaleza, las heladas y el granizo. También se nos ha unido Victoria Oros Cabrini, otra Ingeniera y Enóloga (perteneciente a nuestra quinta generación) encargada de todo el proceso, desde la recepción hasta el fraccionamiento de los vinos. Mis hijos Danilo y Leandro siempre estuvieron ligados a la empresa de una u otra manera. Actualmente están en Londres y en base a sus contactos y trabajos relacionados con el vino, se han hecho cargo tanto del comercio internacional como del manejo de las redes sociales. Es así como las generaciones venideras se adaptan a los nuevos tiempos y permanecen ligadas a la familia.
"Mauricio, Hugo y Fernando Cabrini"
¿Cuál es el origen de esta Bodega?
Esta Bodega fue fundada por Don Leandro Cabrini, un inmigrante italiano, en 1918. Presenta características particulares ya que siempre perteneció a nuestra familia y continúa siéndolo. Otro orgullo para destacar es nuestra perseverancia a través del tiempo, porque los viñedos datan de 1913 y los vinos "son seres vivientes" a los que hay que cuidar todos los días. Nuestras familias, tanto del lado paterno (Cabrini) como del materno (Stalloca) cultivaron malbec y ésta ha sido desde siempre la variedad utilizada.
Nuestras oficinas y salas de degustación se encuentran en la antigua casa familiar que atesora cientos de fotos antiguas guardadas, algunas por más de 100 años. Son el testimonio de la larga vida de generaciones, recuerdos de los amigos y personajes que nos visitaron. Intentamos de esta manera, contribuir con el patrimonio cultural de Mendoza. La bodega ha conservado partes originales y tiene anexadas algunas instalaciones con maquinarias para el proceso de elaboración de última generación. Por eso los visitantes podrán ver la evolución de más de 100 años de lo que fue una bodega y una familia dedicada a la vitivinicultura.
¿Cómo surge su historia?
Nuestra historia está asociada a la localía, estamos enraizado en Perdriel y nuestros antecesores eran vecinos de la Estación Ferroviaria, fuente de distribución de nuestros vinos a todo el país. Es más, todas las bodegas de la época aprovechaban el tren como medio de transporte y contaban con depósitos en las terminales de las principales ciudades: Rosario, Buenos Aires, Mar del Plata, La Plata. Nuestra bodega llegó a tener una fraccionadora en la estación Rodríguez Peña de Buenos Aires y un depósito en Palermo. Luego la forma de distribución fue cambiando acorde a la forma de venta.
¿Por qué son conocidos también por el "Vino de Misa"?
En el año 1939 surge la idea de prestar un servicio a la grey católica elaborando vino de misa. De la mano de Guillermo Cabrini, sacerdote salesiano y del sacerdote Grenoir de Uruguay, se elaboraron los primeros 1900 litros. Ese vino se difundió para todo el país y la gente lo disfrutó porque encontraba en él un sabor distinto. Por esto también nos conocen como la pequeña bodega que elabora este vino único y mucha gente que lo probo no lo olvidó jamás.
"Tonel original expuesto en la entrada principal"
¿Cómo debe ser elaborado este vino tan especial?
Como es un vino licoroso, se hace en plena cosecha y para elaborarlo se eligen cuidadosamente las uvas. Generalmente son cuatro: Malbec Bonarda Tempranillo y Lambrusco (éstas últimas provienen de un viñedo muy querido de Ugarteche). La uva se procesa, se separan los hollejos rápidamente y se somete a una fermentación controlada. Llegando a los 100 gramos de azúcar y a los 6.5 grados de alcohol, se agrega alcohol bonito, paralizando la fermentación y obteniendo un vino de alta graduación alcohólica y dulce. Estas son las características que necesitan los sacerdotes: graduación alcohólica alta para que el vino no se altere en las tinajas donde lo conservan y que sea dulce para ser bebido a cualquier hora del día. Luego este vino de añeja en barricas antiguas de roble francés durante al menos tres años antes de ser envasado.
¿Algunos datos sobre el patrimonio que resguardan?
Cuando nos visitan podemos contar todo sobre la vitivinicultura a los turistas, pero también nos agrada compartir nuestras vivencias familiares. Es por eso que hemos embellecido la casa familiar con muebles, fotografías y objetos que hacen el recorrido interesante y cultural. Dentro de las anécdotas que atesoramos, hay algunas bastante particulares como la visita de Don Orione en el año 1936. Sucedió así: este santo salesiano, de paso por Mendoza, pues se dirigía a Chile, fue alojado en el colegio de Don Bosco de Rodeo del Medio. Decidió conocer nuestra bodega y a la familia. El dato curioso es que cuando vino, se sentó en un sillón, el cual fue marcado con tres cruces por Virginia y Eliseo, quienes aún eran niños, pues ya desde ese momento se decía que sería santo por sus cualidades. Ese sillón es parte de las reliquias que guardamos y mostramos orgullosos a nuestros visitantes. Otras reliquias importantes son cartas, objetos, notas, frases, dedicatorias, diarios italianos, entre otras cosas más de distintas personalidades que nos visitaron y dejaron su testimonio y agradecimiento.
"A la izquierda, el sillón marcado con cruces"
¿Proyectos futuros?
Ya han pasado 5 generaciones que abarcan más de 100 años de existencia. Todos nos hemos adaptado a las distintas épocas, pero con premisas que nunca negociaremos: respeto a la uva y a los vinos, para que con labores apropiadas y elaboración natural en todas sus etapas (solo cuidando las condiciones), obtengamos un vino que nos da la naturaleza y que la gente pueda disfrutar una y otra vez.
Hoy la familia sigue trabajando, adaptándose a los requerimientos actuales de la elaboración, conservación, fraccionamiento y venta. Siempre prestando un servicio eficaz y haciendo llegar nuestro vino e historia a todo el mundo, para disfrutar como nosotros de esta pasión que es el vino y para conocer a esta familia enamorada por hacerlo.
Además, desde hace tiempo, en nuestros jardines y espacios interiores organizamos eventos para compartir con amigos y con gente que nos lo solicita también. Para quienes quieran visitarnos les dejo la página web: www.cabrini.com.ar. Allí podrán conocer además de nuestros vinos, a las cinco generaciones que nos representan.