La necesidad de tener "perspectiva de infancia" en la Justicia de Familia
Cuando los niños quedan en medio de una guerra parental, la justicia y la burocracia crean más conflictos que soluciones.
El 20 de noviembre es el Día Mundial de los Derechos de la Niñez en conmemoración a la Declaración Universal de los Derechos del Niño sancionada en 1959. Sin embargo, ellos son todavía quienes más sufren por los conflictos generados por los adultos y sus derechos se ven en ocasiones vulnerados tanto en la casa como por parte del sistema judicial y, sobre todo, de la burocracia.
Por esa razón, el pasado jueves, se organizó un conversatorio por una justicia "con perspectiva de la infancia". Mucho se habla y se hizo y sigue haciendo para incluir en todos los ámbitos la perspectiva de género. En los ámbitos públicos, la aplicación de la Ley Micaela es de carácter obligatorio, pero no hay ninguna ley que obligue a capacitarse en torno a la perspectiva de la infancia.
La Asociación Infancia por más Justicia dio el puntapié organizando este conversatorio en Mendoza. Allí hablaron jueces de familia, psicólogos, trabajadores sociales y abogados de familia: todos coincidieron en la necesidad de capacitarse en la perspectiva del niño y trabajar de manera interdisciplinaria y no multidisciplinaria, ya que esta última modalidad implica que las distintas disciplinas no se "comunican" entre sí.
En Mendoza, los conflictos donde los niños se ven involucrados son tratados por una variedad de organismos dependientes de otros organismos: la Doaite, de la dirección de Escuelas, los ETI (Equipos de Trabajo Interdisciplinario), de la dirección de Protección de Derechos que depende de Desarrollo Social, el PPMI (Programa de Prevención del Maltrato Infantil) dependiente del ministerio de Salud, el EIS (Equipo Interdisciplinario Social) y el CAI (Cuerpo de Auxiliares Interdisciplinario) que pertenecen al Poder Judicial, son algunos. Sin embargo, y a pesar de que en muchos casos estos organismos hacen la misma tarea, no hay un seguimiento realmente interdisciplinario de cada niño que, reiteramos, es la víctima de un conflicto generado por adultos, y tratado por adultos que burocratizan el problema.
"Antón Pirulero, cada cual atiende su juego", pero el que paga la prenda es el niño.
Según los datos del móvil judicial que recorre los departamentos de Mendoza asesorando sobre distintos temas jurídicos, de cada diez consultas, cinco son por temas de familia. En su mayoría, se trata de adultos que no maduraron lo suficiente como para entender que los hijos no tienen la culpa de los problemas de pareja. Ellos son la primera barrera de contención. Pero cuando fallan en esa tarea e involucran a los niños, la ley pocas veces soluciona eso y esa segunda barrera que debe proteger al niño, también falla.
Cientos de funcionarios y empleados públicos de distintos organismos al reverendo cuete. Tan al cuete, que, en el conversatorio, uno de los oradores reclamó que el sistema judicial no tiene "puntos de encuentro" acondicionados para realizar las revinculaciones entre padres e hijos, porque la ley dice que ese lugar no puede ser una oficina judicial y tiene que ser "amigable con el niño". Lo dijo justamente Gonzalo Valdez, el trabajador social a cargo de la Coordinación de Puntos de Encuentro y que, gracias a la ayuda de tres municipios, ahora tiene tres de esos lugares para coordinar.
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Esto demuestra que la perspectiva de la infancia o el trillado "interés superior del niño" es lo último que tienen en cuenta los adultos que tratan con los niños. Cuando tienen que evitarles y solucionarles un conflicto, les crean cada vez más.